MAÑANAS DE INVIERNO

131 20 0
                                    

Al despertar, vi mi teléfono, "07:13 a.m"

Buah... solté un cansado suspiro mientras pasaba mi mano por la frente y el pelo, empujándolo hacia atrás.

Al haberme despejado un poco más, miré a mi izquierda y observé a un Lisboa profundamente sumido en el sueño. Adorable.

Me levanté de la cama y decidí bajar a prepararle a Lisboa algo de comer, no quería que pasara hambre cuando despertara. Una vez abajo, saqué el pan de uno de los armarios de la cocina y la mantequilla y la mermelada de melocotón de la nevera.

Cuando la tostadora acababa de dar la alarma y yo estaba poniendo las tostadas en un plato, escuché los animados pasos y voces de Kirishima y Kiev, quien no estaba especialmente de humor.

Buenos días Kirishima, Kiev.

Buenos días, ¿qué estás preparando? Huele genial. dijo Kirishima mientras asomaba su hocico por mi hombro, miré de reojo a su acompañante, al cual no veía muy cómodo con la situación, por lo que decidí aclarar las cosas.

Realmente nada, son unas simples tostadas, Lisboa tendrá hambre cuando despierte.

Se notó que Kirishima no lo hacía a propósito, simplemente era su manera de ser, pero a Kiev no le gustaba que su pareja jugueteara con otra persona, lo sé porque sentiría lo mismo si eso ocurriese con Lisboa.

Volví a mí habitación, Lisboa continuaba dormido, su deshecho cabello rizado y su bello rostro dormido me hacían no querer salir de esas cuatro paredes nunca, quedarnos allí por siempre él y yo... me tumbé junto a él, admiré la obra de arte que llevaba por faz con una amable sonrisa y procedí a acariciarle el pelo suavemente.

Segundos después, Lisboa comenzó a abrir de manera lenta los ojos, intentando procesar lo que estaba ocurriendo; cuando lo hizo, sonrió con los ojos cerrados y se acurrucó en mi pecho, aún estaba demasiado inconsciente para hablar y decir algo como "buenos días". Froté mi mano contra su cabello mientras tenía su rostro enterrado en mi pecho, buscando el calor que desprendía debido al ambiente de nuestra cama.

Calentito... dijo aún entre mi pecho.

Me alegro de que te guste.

¿A qué ha venido esa sonrisa pícara?

No, a nada, absolutamente a nada.

Mentiroso...

Te quiero, te quiero mucho.

¡Eh, no me cambies de tema! expresó medio irónico sacando la cabeza.

¿Tienes hambre? He hecho el desayuno.

¡Ahí vas otra vez!

Empecé a reír y a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, esa mañana terminó así, haciéndonos cosquillas el uno al otro sobre la cama, más tarde, debíamos asistir a una reunión.

紙の家 // kami no ie // - BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora