紙の家 // kami no ie // - Bakushima

¿CONFESIÓN?

No quería forzar a Kirishima a hablar, eso sólo le impediría más el hablar, contarnos que es lo que ocurrió entre él y los policías. Sin embargo, a quien forcé a mantenerse comprensivo fue a mí mismo, nunca había tenido que hablarle con ese tono dulce a nadie, era un reto nuevo para mí, pero necesitaba esa información de cualquier manera posible. No podía ser tan malo, ¿no?

─Kirishima, ¿qué ocurre? ─me senté junto a él en la mesa y le agarré suavemente la mano.

─Yo... yo...

─Dilo, no tengas miedo, yo estoy contigo, estamos contigo.

Le vi tomar grandes suspiros, tratando de preparase mentalmente, sinceramente creo que estaba preparado para lo peor.

─Kirishima. ─llamó su amigo─. Díselo, confía en mí... y en él.

En ese momento los ojos de Kirishima cambiaron y se llenaron de una motivación estupefaciente, estaba listo.

─Katsuki yo... tal vez...

¿Tal vez?  ─pensé.

─Tal vez yo... haya... ─apretó los puños y cerró los ojos─ ...llamadodesdemiteléfonoalapolicíamientrasnomirábais.

Traté de comprender las palabras que salieron disparadas de su boca, incapaz de creer lo que acababa de oír.

─¿Cómo?

─P-Pero eso fue cuando te odiaba... osea, cuando pensaba que te odiaba... yo sólo... quería ser admirado por el detective Crimson Riot, yo... lo siento.

En ese momento se llevó las manos a la cabeza.

¿Qué debía hacer? Me hubiera puesto histérico en una situación normal, con otra persona que no fuera él, ¿por qué de entre todas las personas tenía que ser él?

─¿Y tú lo sabías y no dijiste nada? ─le preguntó Dublín a Kaminari.

─Bueno, no tenía pensado traicionar a mi mejor amigo. ─sentenció desafiante.

Durante todo ese tiempo de charla no dije nada, no hice acto de presencia, solo estuve ahí, sentado, todavía agarrado a la mano de Kirishima, quien ya había hundido su cabeza sobre la dura superficie de la mesa.

─Escuchad. ─Llamó la atención Roma─. ¿Qué mas da que hubiese llamado a la policía? Nada cambia el hecho de que nosotros estamos aquí, con toda la pasta y con todos nosotros vivos. ¿Que piensan que el pelirrojo es un rehén? ¿Y qué? Eso lo hace todavía mejor.

─¿En qué sentido? ─preguntó esta vez Lisboa.

─Ya lo entiendo ─proclamó Ámsterdam─. Si piensan que Kirishima es de los suyos lo torna todo a nuestro favor, a él lo protegerán, no le harán daño. Le darán más valor a su vida que a las suyas propias.

─Tienes razón, no hay nada malo en ello, Kiev. ─defendió a favor del supuesto rehén Dublín.

─Eso no es lo que yo quiero.

El único que no parecía a favor era él mismo.

─No puedo permitir que maten a mi ídolo por mi culpa, si ese es el único plan que tenéis entonces no contéis conmig...

─No ─hablé por fin yo─. No haremos eso, pero se me ha ocurrido otra cosa mejor...

─¿Eh?

Todos se quedaron pensativos, deseosos de saber nuestro nuevo plan.