TODO O NADA

85 18 0
                                    

    Todo parecía perdido, que ese era el final de un túnel aparentemente sin salida, y todas nuestras esperanzas de salir victoriosos de esa situación estaban por los suelos. Tenía miedo, sentí un repentino escalofrío atravesándome la columna vertebral, todos nosotros nos encontrábamos de espaldas a la policía, algunos (como yo) con las manos en alto, víctimas de la presión y del no saber qué hacer; y otros simplemente con pose desafiante, hablo refiriéndome a Kiev, estaba parado, no se movía ni un milímetro, los oficiales no lo saben porque estaba a espaldas de ellos, pero su mirada desafiante y su sonrisa perturbadora les hubiese arrebatado las ganas de enfrentarse a él. Kiev se dio la vuelta sin vacilar, detectando al detective a cargo con la vista, y soltando una risita de soberbia tras haberlo encontrado, a continuación dijo:

Vaya, detective, veo que ha leído la nota a tiempo, sabía que usted era lo suficientemente listo como para bloquearse ahí, he de admitir que le admiro mucho.

Déjate de tanta cháchara, chiquillo. Devuélvenos al pelirrojo. Cuando escuché aquella voz me quedé en shock, todos mis sentidos se congelaron por completo mientras trataba de analizar a quién tenía tras mi espalda, y lo que parecía que ese alguien estuviera preguntando por mí, si me daba la vuelta estaba seguro de que comenzaría a llorar deliberadamente.

¿El pelirrojo? ¿Para qué lo quieres? Es mío.

Te equivocas, es un pobre rehén, entréganoslo y le facilitaremos la información al juez de que colaborásteis.

No entendía porque continuaban pensando que era un inocente rehén, cuando huí despavorido aquella vez delante de todos los guardias, definitivamente aquí iba algo mal.

Lo siento, pero no pienso dejar que os lo llevéis, ni a él, ni a nosotros, y mucho menos a nuestro dinero.

Todos los agentes se miraron contradictorios, hasta que miraron al frente en unísono debido al grito de Kiev:

¡Ámsterdam, ahora!

Con el aviso otorgado, Ámsterdam abrió un enorme muro de hielo que impedía que nos dispararan sin fallar, aprovechamos ese instante de ventaja para adentrarnos en aquel barco mientras Tokoyami se quedaba frente al muro utilizando a Dark Shadow como protección hasta que el barco zarpara.

Una vez comunicaron al capitán de la tripulación que ya estábamos preparados, desamarramos las cuerdas que unían al vehículo marítimo con el muelle y zarpamos velozmente, dejando atrás los sonidos de los esfuerzos inútiles de los policías y detectives por quebrar el colosal muro helado, ya que, una vez lo hicieron, nuestro barco había desaparecido.

紙の家 // kami no ie // - BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora