Día 5: Secretos

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1. Aviso: Algunos capítulos tendrán diálogos entre comillas puesto que son escenas del pasado (flashback) o llamadas telefónicas. Además la narración se dará como si una cámara siguiese a los personajes, tomando en gran parte de los capitulo el plano de Lena Luthor siendo más adelante turnado con otros personajes.

2. Los días detallados en la bitácora no necesariamente son consecutivos, pueden incluir semanas ya que son recopiladas como un todo (esto será revelado más adelante con una mejor explicación).

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Mañana calurosa que no se sentía dentro del complejo refrigerado en el que laboraba Lena Luthor

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Mañana calurosa que no se sentía dentro del complejo refrigerado en el que laboraba Lena Luthor.

Hacía ya casi dos meses que venían trabajando siendo que hoy almorzaba con la doctora Danvers, a la que empezaba a sentir como una prima o una hermana.

Y estaba que no salía de su asombro. Alex le confesaba que se había unido al equipo solamente por estar buscando a su hermana adoptiva; que había desaparecido hacía un tiempo.

—Pero... ¿por qué estaría acá? —preguntó intrigada.

—Pasó hace 20 años —explicó la pelirroja—: Mi familia compraba recientemente una granja en el pueblo de Midvale y se trasladaba conmigo que tendría unos 8 años —Paseó nerviosa por la oficina—: Una noche cayó un meteorito, o eso se creyó, muy cerca de allí.

—Supongo que no era un meteorito ¿verdad?

—Exacto —afirmó—-: Era una nave que venía del espacio con una niña alienígena —Se acercó para poder susurrar—: Mi familia fue la primera en llegar al lugar y se encargaron de la niña.

—Tu hermana ¿cierto?

—Sí, una niña de no más de 7 años que ellos adoptaron y enseñaron a ser humana —contestó Alex—: Después de que a los cinco meses de estar con nosotros mostró tener poderes sobrehumanos y salir volando con una criatura en sus brazos, tuvimos que entrenarla en el arte de disimular y controlar sus habilidades.

Aquel dato la hizo recordar su sueño y tuvo que contener un grito de asombro que se le quiso escapar.

Prefirió concentrarse en una pregunta que deseaba hacer y olvidar el otro asunto que la hacía comportarse de forma irracional.

—¿Cómo fue entonces que terminó acá?

—Por salvarme a mí de morir en un accidente aéreo.

Lena recordaba la noticia del avión salvado de estrellarse en las montañas. Habían dicho que era un milagro y ahora sabía que había más detrás de aquel milagro.

—La llamaron el Ángel rubio, pero el gobierno no se quedó quieto ante la posibilidad de estudiar de cerca a alguien de su naturaleza.

—Me imagino —Recordó cuánto se gastaba en estudios de este calibre—; ¿y hace cuánto está aquí?

—Un año y medio —Se lamentó—: No pude hacer nada antes, necesitaba tener cómo entrar.

—Y ahora necesitas cómo llegar a ella y rescatarla —dedujo la morena.

—Por eso apuesto tanto a tu proyecto.

—Supongo que si se hallase vida en otro planeta dejarán de darle importancia a tu hermana.

—Sí, así es.

—Y... ¿cómo la sacarás de acá?

—Con Sam ya tenemos cierto plan —aventuró—; pero de seguro te necesitaremos.

No era un secreto para nadie que Arias y Danvers habían postulado juntas al trabajo. Eran recomendadas de una misma universidad y formaban parte del proyecto de integración del colectivo LGBT en cupo laboral.

Aun así a Lena le resultaba algo extraño que ambas hubiesen acordado un plan para robar (o rescatar) algo del complejo.

Sin embargo era otra la duda que ahora quería despejar.

—Sospecho que me necesitan más que para el radar sónico, ¿no?

—Sí —La miró esperanzada—: Te necesitamos para terminar una máquina que la saque de aquí, y después me ayudes a revisarla.

—No sé de medicina —declaró de inmediato sintiendo que la idea de Alex era invariable.

—Pero sabes de química, bioquímica y eres de entender tecnología avanzada.

—Y ¿crees acaso que tengo en mi casa maquinas que escaneen alienígenas?

—Si no las tienes, estoy segura de que las inventarás —aseguró—; Sé que te gustan los desafíos

—Estás loca —exclamó—; es una empresa suicida.

—Por favor, Lena —La miró con tristeza—: Ayúdame, quiero salvar a mi hermana. Ella es todo lo que tengo.

La morena sabía lo que era sentirse solo y desesperado. Y ansiaba tener algo a lo que aferrarse como hacía su compañera.

—No puedo prometerte nada, Alex —Se sinceró—: Pero lo pensaré —La pelirroja sonrió un poco—: Lo que si te aseguró es que guardaré el secreto que me confiaste y terminaré el radar.

—Gracias, Lena.

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1. El crédito de las imágenes no es mío. Hace referencia a Alex hablando con Lena.

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