Capítulo 7

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Abrió los ojos ante la claridad, miró despacio a su alrededor y encontró que quien dormía con él era Ilia, eso lo tranquilizó un poco. Siguió mirando la habitación sin moverse para no despertarla, finalmente deduciendo que aún debía de estar en casa de Vilhelm, lo último que recordaba era estar tocando el teclado en el sótano. Cómo había podido moverse de allí a la primera planta, para él era todo un misterio.

Sintió a Ilia removerse a su lado y volvió a mirarla, levantó una mano y acarició con las yemas de sus dedos su rostro hasta que sus pestañas batieron y le dejaron ver sus ojos.

—Buenos días. ¿Has dormido bien?

La joven asintió sonriendo aún adormilada y lo abrazó más fuerte con las imágenes de la noche anterior agolpándose en su mente y haciéndola sonrojar levemente.

—Mejor que estos días sin verte —contestó finalmente a su pregunta—. ¿Tú? ¿Estás bien?

Él sonrió ante sus palabras y asintió.

—Sí, tengo una laguna bestial, pero por lo demás creo que nada fuera de lo común. ¿No hice anoche nada que te molestara?

—Oh... —musitó ante sus palabras. Aunque en parte se lo había esperado, no pudo evitar mostrar un poco de desilusión durante unos instantes antes de negar con la cabeza—. Sólo me hiciste una lista de lo que te gusta, Halls, escalar, barranquismo... esas cosas, pero te paré antes de quedarme dormida —bromeó.

Ulrik rio un poco.

—Chica lista.

—Lo sé —contestó ella besándolo dulcemente. Intentaba mostrar un poco de lo que había dicho la noche anterior.

Él la abrazó apretándola contra sí, sonrió en el beso gustoso de compartirlo.

—¿Quieres buscar algo para desayunar? —preguntó al separarse.

Ilia asintió incorporándose después de que lo hiciera él y lo observó ponerse su ropa.

—Ulrik... ayer... yo.... —empezó a decir dudosa. No iba a ser capaz de confesar lo mismo, pero sentía que quería aclarar la confusión, asegurarse de que no pensara que tenía fecha de caducidad eso que tenían—. Lo que le dije a Klaus de cansarme de ti, era mentira. Ahora mismo no pienso ni siquiera en que exista esa posibilidad.

Ulrik se sintió caldeado por sus palabras, ese sentimiento de amor hacia ella se reflejó en sus ojos grises y antes de pensarlo estaba besándola expresando lo que aún no se atrevía a decirle, nunca le había dicho a nadie que estaba enamorado, mucho menos que quería a esa persona. Se separó mordiéndose el labio y con un ligero sonrojo, y buscó la ropa de Ilia para entregársela.

Ella se vistió rápido, vio de reojo el preservativo sin usar y se lo entregó para que se lo guardara.

—Lo recordé cuando ya era tarde —dijo a modo de explicación sin darle mucha importancia.

—Qué... ¿Cómo que...? —balbuceó sorprendido por sus palabras. A pesar de que sabía que ella tomaba la píldora, la había visto por las mañanas, le chocaba su despreocupación como el simple hecho.

—Bueno... yo estoy bien y esas cosas y hace tiempo que sólo estoy contigo —contestó sonrojándose—. Aunque claro... quizá di por supuesto que tú... tampoco. Lo siento.

—No quiero estar con nadie más que contigo —respondió apresurado. Se sonrojó al darse cuenta de que se había sincerado más de la cuenta, que no era eso lo que tenía que contestar. Se aclaró un poco la garganta y siguió hablando más calmado—. Sólo me he sorprendido por el cambio y... ya sabes, sin nada de combustible para el cerebro... ¿Desayunamos?

Mi rebelde sin causaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora