2: Susto

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Desperté de un salto, sentándome inmediatamente, me toque el cuello, no me dolía, y ya no me sentía asfixiada sin embargo daba grandes bocanadas de aire

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Desperté de un salto, sentándome inmediatamente, me toque el cuello, no me dolía, y ya no me sentía asfixiada sin embargo daba grandes bocanadas de aire. Vi a mi alrededor, todavía no había amanecido, seguía siendo de noche, alumbré un poco la lámpara en mi mesita de noche, mis bowtruckles se despertaron algo confundidos. Vi alrededor de la habitación, no sé cómo, había quedado como un gran desastre, mi baúl y mi ropa estaban esparcidas, los libros y papeles en el suelo, y las sábanas estaban completamente enredadas.

—Estoy bien—le asegure a mis bowtruckles, hice las sábanas a un lado y me salí de la cama, prendí algunas velas y fui hasta el escritorio. Suspiré, agarrándome la cabeza y bostezando. Genial, ahora en vez de soñar que mataban a mi mejor amigo, soñaba que me mataban a mi, y no cualquier persona, si no el mismo asesino de mi madre. No había tenido pesadillas, y ya no había vuelto a soñar con alguien tratando de matar a Harry. McGonagall me dijo que cualquier cosa que pasará le dijera pero que le diría?

Querida profesora, Minnie. He soñado que el asesino de mi madre me mata a mi, y no hablo de mi padre Sirius, no, él es inocente, si no de Alastair Lefay, un hombre que está vivo y afuera y sin recibir castigo.
¿Y como están sus vacaciones?

Además esto no tenía mucho que ver. Solo por Morgana que yo siendo su descendiente, yo y Alastair compartíamos un poquito de sangre. Traté de no alterarme, pronto serían los mundiales de Quidditch y luego a Hogwarts, aunque estudiar no sonaba tan maravilloso no podía esperar a volver a ver a Harry, Ron, Hermione y Fay. Hablando de Fay quien fue a ver una película muggle con su amiga, una llamada La nueva pesadilla de Elm Street, la cual le fascinó. Ojalá algún día Harry o Hermione me llevaran al cine...
Triste
Me sobresalte al escuchar un maullido, había olvidado completamente a Presidente Besos, mi gato negro que Harry me había regalado en modo de disculpa, que el día de ayer había ido a la pradera a cazar ratones y cosas así, la verdad le daba bastante libertad total siempre volvía.

—Hola presidente Besos—suspiré, tomando al gato negro en mis brazos y acurrucándome con él sentada, él maulló de nuevo.

Harry—él maulló.

—Harry no está aquí, ojalá lo estuviera, él me diría algo para sentirme mejor—suspiré, él comenzó a lamerme el símbolo rojo—. Uf, ya traté Presidente, y con nada se me sale.

Él ronroneó en mis brazos.

—¿Te gusta aquí verdad? Si...podríamos venir para navidad, aunque me gustaría ver a papá en esa fecha—hice una mueca, decidí que es mejor volver a la cama, dejando a Presidente Besos dormir a mi lado, cerré los ojos tratando de enfocarme en todo lo bueno, imagine unicornios, imagine Honeydukes la tienda de Dulces de Hogsmeade, imagine ver el mundial de Quidditch con mis amigos, me imagine una vida normal con mis padres, donde mamá me daba un beso en la frente, diciéndome que todo iba a estar bien, y mis dos padres me abrazaban con cariño.

Laila Scamander y El Torneo De Los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora