—¡No pueden hacer eso! —protestó George Weasley, que no se había unido a la multitud que avanzaba hacia la salida sino que se había quedado quieto, de pie y mirando a Dumbledore—. Nosotros cumpliremos los diecisiete en abril: ¿por qué no podemos tener una oportunidad?
—No me van a impedir que entre —aseguró Fred con testarudez, mirando a la mesa de profesores con el entrecejo fruncido—. Los campeones tendrán que hacer un montón de cosas que en condiciones normales nunca nos permitirían. ¡Y hay mil galeones de premio!
—Sí —asintió Ron, con expresión soñadora—. Sí, mil galeones...
—Me compraría HoneyDukes entero...—suspire.
—Vamos —dijo Hermione—, si no nos movemos nos vamos a quedar aquí solos.
Salimos por el vestíbulo; los gemelos iban hablando de lo que Dumbledore podía hacer para impedir que participaran en el Torneo los menores de diecisiete años.
—¿Quién es ese juez imparcial que va a decidir quiénes serán los campeones? —preguntó Harry.
—No lo sé —respondió Fred—, pero es a él a quien tenemos que engañar.
Supongo que un par de gotas de poción envejecedora podrían bastar, George...—Pero Dumbledore sabe que no tienes la edad —dijo Ron.
—Ya, pero él no es el que decide quién será el campeón, ¿no? —dijo Fred astutamente—. Me da la impresión de que cuando ese juez sepa quién quiere participar escogerá al mejor de cada colegio y no le importará mucho la edad. Dumbledore pretende que no lleguemos a presentarnos.
—¡Pero ha habido muertos! —señaló Hermione con voz preocupada mientras atravesábamos una puerta oculta tras un tapiz y comenzaban a subir otra escalera más estrecha.
—Sí —admitió Fred, sin darle importancia—, pero eso fue hace años, ¿no? Además, ¿es que puede haber diversión sin un poco de riesgo? ¡Eh, Ron!, y si averiguamos cómo engañar a Dumbledore, ¿no te gustaría participar?
—¿Qué te parece? —le preguntó Ron a Harry—. Estaría bien participar, ¿no? Pero supongo que elegirán a alguien
mayor... No sé si estamos preparados...—Yo, desde luego, no lo estoy —dijo desde detrás de Fred y George la voz triste de Neville—. Supongo que a mi abuela le gustaría que lo intentara. Siempre me dice que debería mantener alto el honor de la familia. Tendré que... ¡Ay!
Neville acababa de hundir un pie en un peldaño a mitad de la escalera. En Hogwarts había muchos escalones falsos como aquél. Para la mayor parte de los estudiantes que llevaban cierto tiempo en Hogwarts, saltar aquellos escalones especiales se había convertido en un acto inconsciente, pero la memoria de Neville era nefasta. Entre Harry y yo lo agarramos por las axilas y le liberamos el pie, mientras una armadura que había al final de la escalera se reía con un tintineo de sus piezas de metal.
—¡Cállate! —le dijo Ron, bajándole la visera al pasar.
Fuimos hasta la entrada de la torre de Gryffindor, que estaba oculta tras el enorme retrato de una señora gorda con un vestido de seda rosa.
—¿La contraseña? —preguntó.
—«¡Tonterías!» —respondió George—. Es lo que me ha dicho abajo un prefecto.
El retrato se abrió hacia nosotros para mostrar un hueco en el muro, a través del cual entramos. Un fuego crepitaba en la sala común de forma circular, abarrotada de mesas y de butacones mullidos. Hermione dirigió una mirada sombría a las alegres llamas, y la oí murmurar claramente «esclavitud» antes de volverse a ellos para darles las buenas noches, me agarró del brazo con fuerza y nos fuimos por la puerta hacia el dormitorio de las chicas. Hermione no dejaba de hablar sobre los elfos.
Pegadas a la pared había cinco camas con dosel de color carmesí intenso, cada una de las cuales tenía a los pies el baúl de los suelos, Presidente Besos, estaba ya durmiendo en mi cama, yo ni siquiera le presté atención a mis compañeras antes de hundirme en las sábanas dejando a Castiel y James en la maceta, y dormir.
ESTÁS LEYENDO
Laila Scamander y El Torneo De Los Tres Magos
Fanfiction#4 «Soy Laila Scamander Black» Después de rescatar una antigua piedra, luchar contra un Basilisco y volver en el tiempo, Laila Scamander pensó que su cuarto año sería un nuevo comienzo. Con las dudas de su origen resuelto dirías que podría tener cie...