Durante los días siguientes, no podía irme a dormir sin tomar la pócima que me daba la enfermera para no soñar. No me confiaba mucho en eso peo Morgana me aseguraba que Alastair no estaba entrando en mi mente. Acompañaba la mayoría de las veces a Harry en la biblioteca, con Ron y Hermione, leyendo sobre maleficios, o bien en aulas vacías en las que íbamos a hurtadillas para practicar. Harry se dedicó en especial al encantamiento aturdidor, que nunca había utilizado. El problema era que las prácticas exigían ciertos sacrificios por parte de nosotros tres.
—¿No podríamos secuestrar a la Señora Norris? —sugirió Ron durante la hora de la comida del lunes cuando, tumbado boca arriba en el medio del aula de Encantamientos, empezaba a despertarse después de que Harry le había aplicado el encantamiento aturdidor por quinta vez consecutiva, en un momento le tuve que dar una bofetada—. Podríamos aturdirla un poco a ella, o podrías utilizar a Dobby, Harry. Estoy seguro de que para ayudarte haría lo que fuera....
—¡Ni de chiste, Ronald Weasley!—le grité enrabiada, prefería que Ron sufriera el encantamiento antes que el adorable elfo domestico.
— No es que me queje... —Se puso en pie con cuidado, frotándose el trasero—. Pero me duele todo...
—Bueno, es que sigues sin caer encima de los cojines —dijo Hermione perdiendo la paciencia mientras volvía a acomodar el montón de almohadones que había usado para practicar el encantamiento repulsor—. ¡Intenta caer hacia atrás!
—¡Cuando uno se desmaya no resulta fácil acertar dónde se cae! —replicó Ron con enfado—. ¿Por qué no te pones tú ahora?
—Bueno, creo que Harry ya le ha cogido el truco —se apresuró a decir Hermione haciéndome reir—. Y no tenemos que preocuparnos de los encantamientos de desarme porque hace mucho que es capaz de usarlos... Creo que deberíamos comenzar esta misma tarde con los maleficios.
—¡Yo no!—dijimos Ron y yo a la vez, mientras Hermione observó la lista que habíamos confeccionado en la biblioteca.
—Me gusta la pinta de éste, el embrujo obstaculizador. Se supone que debería frenar a cualquiera que intente atacarte. Vamos a comenzar con él.
Sonó la campana. Metimos los cojines en el armario de Flitwick a toda prisa y salimos del aula.
—¡Nos vemos en la cena! —dijo Hermione, y emprendió el camino hacia el aula de Aritmancia, mientras Harry, Ron y yo íbamos hacía la de Adivinación, situada en la torre norte. Por las ventanas entraban amplias franjas de deslumbrante luz solar que atravesaban el corredor. Fuera, el cielo era de un azul tan brillante que parecía esmaltado.
—Señorita Scamander tengo que hablar con usted—una horripilante voz me detuvo, haciendo que yo y mis amigos nos quedáramos en silencios. Mi abuela Angelique estaba en frente de nosotros, ya no traía ese horrible sombrero, solo estaba vestida con una recatada elegancia como siempre. Recordé como con la tela del horripilante vestido que me había dado le había confeccionado una cama a Presidente Besos.
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Laila Scamander y El Torneo De Los Tres Magos
Fanfic#4 «Soy Laila Scamander Black» Después de rescatar una antigua piedra, luchar contra un Basilisco y volver en el tiempo, Laila Scamander pensó que su cuarto año sería un nuevo comienzo. Con las dudas de su origen resuelto dirías que podría tener cie...