71: No estamos solos

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Después de terminar de poner todo en mi Baúl, salí de la habitación, con mis bowtruckles en mi abrigo, Aithusa II en mi hombro y Presidente Besos caminando a mi lado

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Después de terminar de poner todo en mi Baúl, salí de la habitación, con mis bowtruckles en mi abrigo, Aithusa II en mi hombro y Presidente Besos caminando a mi lado. Con el resto de los alumnos de cuarto, aguardaba en el abarrotado vestíbulo los carruajes que nos llevarían de vuelta a la estación de Hogsmeade. Era otro hermoso día de verano. Pense en Dorset, estar en el pasto frondoso debajo del sol con ropa ligera y mis criaturas y mascotas a mi alrededor, tal vez haciendo una guerra de agua, o manchándonos de lodo y luego ver la mirada divertida de mi abuelo Newt,  mientras la abuela Tina me hacía un chocolate caliente y pedía que me sacudiera como un perro antes de entrar a la casa.

—¡«Hagui»!

Fleur Delacour subía velozmente la escalinata de piedra para entrar en el castillo. Tras ella, vi a Hagrid ayudando a Madame Maxime a hacer recular dos de sus gigantescos caballos para engancharlos: el carruaje de Beauxbatons estaba a punto de despegar. 

—Nos «volveguemos» a «veg», «espego» —dijo Fleur, tendiéndole la mano al llegar ante Harry—. «Quiego encontgag tgabajo» aquí «paga mejogag» mi inglés.

—Ya es muy bueno —señaló Ron con la voz ahogada. 

Fleur le sonrió. Hermione frunció el entrecejo y le di un pequeño empujón, Fleur era muy hermosa de eso no había duda, aunque claro no tan hermosa como yo, pero también era en realidad simpática.

—Adiós, «Hagui» —se despidió Fleur, dando media vuelta para irse—. ¡Ha sido un «placeg conocegre»!

Ron que había quedado embobado, le revolví el pelo anaranjado poniéndome de puntillas y levantamos la mano en el aire despidiendonos de Fleur que volvía a la explanada con Madame Maxime. Su plateado pelo ondeaba a la luz del sol.

—Me pregunto cómo volverán los de Durmstrang —comentó Ron—.¿Crees que podrán manejar el barco sin Karkarov?

—«Karrkarrov» no lo manejaba —dijo una voz ronca—. Se quedaba en el«camarrote» y nos dejaba «hacerr» el «trrabajo». —Krum se había acercado para despedirse de Hermione—.¿«Podrríamos hablarr»? —le preguntó.

—Eh... claro... claro... —contestó Hermione, algo confusa, y siguió a Krum por entre la multitud hasta perderse de vista.

—¡Será mejor que te des prisa! —le gritó Ron—. ¡Los carruajes llegarán dentro de un minuto!

Ron se pasó los minutos siguientes levantando el cuello para vigilar a Krum y Hermione por encima de la multitud. No tardaron en volver. Ron observó a Hermione, pero su rostro estaba impasible.

—Me gustaba «Diggorry» —me dijo Krum a mi de repente haciéndome abrir la boca—. «Siemprre erra» amable conmigo. «Siemprre.» Aunque yo «estuvierra» en«Durrmstrrang», con «Karrkarrov» —añadió, ceñudo.

—Si—sonreí tristemente, recordando el año pasado cuando había estado llorando en Hogsmeade y había chocado con él.—. Era su naturaleza ser amable con apuestos desconocidos como nosotros dos.

Laila Scamander y El Torneo De Los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora