6: Camino a los Mundiales

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Me desperté primero y di un bostezo, sintiendo algo en mi pecho que no me dejaba respirar, era Presidente Besos, quien estaba felizmente en mi pecho, durmiendo.

—Oye, quítate—lo tome en brazos y lo puse a mi lado, él ronroneó.

Alguien se despertó de malas.

Para lo que algunos era un maullido de un gato, mis poderes podían traducir el idioma gato, siendo un gato, Presidente Besos tenía pensamientos y una menta más compleja y más humana que mis Bowtruckles o Cody III.

—Odio tener la costumbre de despertarme temprano—gruñí contra la almohada.

Desperté a Ginny y a Hermione, bueno a Hermione la desperté con éxito, Ginny dio un bostezo, un gruñido y se cubrió de nuevo con las sábanas, murmurando cosas sin sentido y volviendo a dar suaves ronquidos.

Di un bostezo mientras salía de la habitación, camine hasta la cocina donde varios de los chicos ya estaban despiertos.

—¿Hay que pasar un examen para poder aparecerse? —preguntó Harry.

—Desde luego —respondió el señor Weasley, poniendo a buen recaudo las
entradas en el bolsillo trasero del pantalón—. El Departamento de Transportes Mágicos tuvo que multar el otro día a un par de personas por aparecerse sin tener el carné. La aparición no es fácil, y cuando no se hace como se debe puede traer complicaciones muy desagradables. Esos dos que os digo se escindieron.
Todos hicieron gestos de desagrado menos Harry.

—¿Se escindieron? —repitió Harry, desorientado.

—La mitad del cuerpo quedó atrás —explicó el señor Weasley, echándose con la cuchara un montón de melaza en su cuenco de gachas—. Y, por supuesto, estaban inmovilizados. No tenían ningún modo de moverse. Tuvieron que esperar a que llegara el Equipo de Reversión de Accidentes Mágicos y los recompusiera. Hubo que hacer un montón de papeleo, os lo puedo asegurar, con tantos muggles que vieron los trozos que habían dejado atrás...

—Eso suena asqueroso. Una increíble forma de comenzar mi mañana ¡buenos días a todos!—dije con una sonrisa, todos me sonrieron y asintieron en señal de bienvenida. Fred movió una silla del comedor para que me sentara a su lado.

—¿Quedaron bien? —preguntó Harry, asustado.

—Sí —respondió el señor Weasley con tranquilidad—. Pero les cayó una buena
multa, y me parece que no van a repetir la experiencia por mucha prisa que tengan. Con la aparición no se juega. Hay muchos magos adultos que no quieren utilizarla. Prefieren la escoba: es más lenta, pero más segura.

O la alfombra mágica pensé.

—¿Pero Bill, Charlie y Percy sí que pueden?

—Charlie tuvo que repetir el examen —dijo Fred, con una sonrisita, inmediatamente, interesada, me lo quede viendo—. La primera vez se lo cargaron porque apareció ocho kilómetros más al sur de donde se suponía que tenía que ir. Apareció justo encima de unos viejecitos que estaban haciendo la compra, ¿os acordáis?

—Bueno, pero aprobó a la segunda —dijo la señora Weasley, entre un estallido de carcajadas, no pude evitar reírme también aunque estaba segura de que yo tendría la misma experiencia en un futuro.

—Percy lo ha conseguido hace sólo dos semanas —dijo George—. Desde entonces, se ha aparecido todas las mañanas en el piso de abajo para demostrar que es capaz de hacerlo.

Laila Scamander y El Torneo De Los Tres MagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora