CAPITULO 17

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No sabía cuanto tiempo había pasado desde que el camión partió con ella y el resto de chicas dentro...

No dejaba de moverse de un lado a otro, seguía y seguía avanzado conforme los minutos pasaban...

Miró a su alrededor esperando ver algo en medio de toda la oscuridad que la rodeaba pero, no logró ver nada...

Sin embargo, podía escuchar a las demás...

Estaban aterradas, era algo evidente por los gritos ahogados que emitían. La cinta que tenían sobre sus labios impedía que pudieran pedir ayuda. Los sollozos también era otro sonido recurrente entre todas...

Ninguna sabía a donde las estaban llevando, el viaje se les estaba haciendo eterno hasta que todo comenzó a dar vueltas...

Un fuerte golpe...

Neumáticos intentado mantener estable el vehículo...

Las cadenas lastimando sus muñecas y tobillos con más fuerza por el movimiento...

De nuevo los gritos ahogados de sus compañeras ...

Para ella había tanto ruido y tanto silencio a la vez, no supo nada más luego de sentir un fuerte golpe en su cabeza...

Nessa se despertó un poco sobresaltada, tenía la piel de gallina y sentía su habitación más fría de lo normal. Respiró hondo calmando así su respiración sin embargo, eso no calmó el inexplicable frío que de seguro solo ella estaba sintiendo

Observó su entorno, lo veía todo más oscuro, podía sentir que en cualquier instante todo se pintaría de negro impidiéndole ver cualquier cosa

Se apresuró en encender la lámpara que tenía en una de sus mesas de noche, otorgando la luz necesaria al menos para que se sintiera un poco más segura

La pequeña suspiró con cansancio, su mente le estaba jugando una mala pasada. Ya tenía bastante con los recuerdos, pesadillas y ataques de pánico como para tener que preocuparse ahora por esto, porque ella lo sabía, cuando su mente empezaba a jugar con su percepción de la realidad no podía controlarla

Un quejido casi inaudible salió de sus labios, miró sus muñecas, observando con detenimiento las marcas que las adornaban y que también estaban presentes en sus tobillos. Con la yema de sus dedos acarició aquellas cicatrices, aunque a pesar de haberlo hecho con cuidado le dolió aquella caricia

No era la primera vez esto le ocurría, en otras ocasiones ya había sentido el fuerte dolor que le generaban esas heridas que, a pesar de haber sanado, aún podía percibir el dolor que en el pasado le habían provocado

La ojiazul se quedó allí por quizás unos 10 minutos mientras sentía como el dolor en sus muñecas aumentaba, pensaba que en cualquier momento iban a empezar a abrirse y volver a sangrar como lo habían hecho en el pasado

- No, no, concéntrate en otra cosa- murmuró para si misma intentado con todas sus fuerzas ignorar el dolor de sus cicatrices pero, se estaba inquietando demasiado, sentía que la luz de la lámpara no era suficiente para protegerla de lo que sea que hubiera dentro de la oscuridad de su habitación

- No hay nada ahí, no hay nada ahí - no supo en que momento pasó de estar sentada en su cama a estar frente la puerta del cuarto del azabache y el ojiverde sin embargo su respiración estaba acelerada de nuevo ¿Había corrido hasta allí?, no podía recordarlo y no le importaba hacerlo en ese momento. Se apresuró en entrar en aquella habitación al sentir un repentino escalofrío recorrer su espalda

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐔𝐍𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora