CAPITULO 34

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Sentía que sus piernas no le respondían, no sabía por cuánto había estado corriendo por las calles evitando cualquier tipo de patrulla o policía pero suponía que había sido más tiempo del que creía. Podía ver como lentamente el cielo se iba oscureciendo, el frío iba en aumento y le estaba costando respirar, estaba agotada

- ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy haciendo?- se preguntaba con la voz temblorosa, dejó caer su cuerpo junto a un contenedor de basura, estaba en un callejón sin salida, nadie pasaría por ahí y aunque ella lo supiera, aún sentía que debía seguir corriendo - Ya basta, déjenme en paz- murmuró con un hilo de voz, las lágrimas corrían por sus mejillas

Ya no podía con esto, estaba casada, su mente ya no estaba funcionando, solo podía ver sombras, esas malditas sombras que siempre la acechan

No...

No quería que la volvieran a lastimar...

- Por favor, ya paren- suplicó ocultando su rostro entre sus piernas. Estaba aterrada, los malditos recuerdos no dejaban de pasar por su cabeza, sintiendo como volvía a vivir ese infierno

Sentía de nuevo esos golpes y latigazos, las frías y duras esposas en sus muñecas y tobillos, aquellas grandes y asquerosas manos pasar por todo su cuerpo

- No, no, no, por favor, déjenme, no quiero jugar con ustedes- esas palabras sonaban como de una niña de 4 años y en verdad, se sentía como una niña indefensa cada vez que recordaba eso. Ella sabía que eso que le hicieron durante más de un año no era un juego pero era la palabra que todos esos cerdos usaban nada más entrar en ese maldito cuarto

Pasaban sus dedos por su cabello debido a la desesperación, tuvo que levantar su rostro para poder tomar un poco de aire. Apoyo su cabeza en la fría pared de aquel callejón, sus ojos estaban cerrados, trataba de decirle a su cuerpo que se calmara, que dejara pasar el aire a sus pulmones para poder relajarse y entonces lo sintió, un pequeño copo de nieve caer en su nariz

Abrió sus ojos con dificultad debido a que sus lágrimas se estaban empezando a congelar y pudo verlo, pequeños copos de nieve empezaban a caer, el cielo estaba oscuro al igual que el callejón sin embargo las luces de la ciudad iluminaban lo suficientemente como para contemplar esos pequeños copos caer sobre su rostro

- Creo que nunca noté lo lindo que eran - susurró con una pequeña sonrisa, por un momento sintió como si todos estuviera bien

Ella ni siquiera sabía lo que pasaba por su cabeza, tenía tantos problemas y pensamientos y eso solo la mareaba pero, al ver esos copos caer del cielo con suavidad y lentitud le hacía sentir que todo iba a estar bien

Tristemente ese sentimiento de paz no le duró mucho, se estaba congelando, su cabeza empezaba a dolerle debido a todas las lágrimas que había dejado salir desde hace horas, estaba agotada, sentía su cuerpo sin energía debido a la falta de comida. Trató de levantarse en busca de un mejor lugar para pasar la noche sin embargo, no logro hacerlo, sus piernas le dolían demasiado

- No, debo buscar un mejor lugar, me voy a congelar si me quedo aquí- trataba de darse ánimos pero sus párpados amenazaban con cerrarse- no, no puedo dormirme, necesito saber en dónde estoy- aunque se dijera eso, se cubrió lo más que pudo con el suéter que traía intentando mantenerse caliente

Fue inútil cualquier intento de mantenerse despierta, sus párpados terminaron cediendo ante el cansancio de su cuerpo. Lo único que la pequeña pudo hacer antes de caer dormida fue rogar que la temperatura no bajara demasiado esa noche

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No, no quería seguir viendo esto...

- Por favor ya paren- era lo único que podía pensar mientras abrazaba como podía a todas las pequeñas que iban hacia ella buscando refugio

Cómo deseaba sacar a esas pequeñas de aquel lugar, ellas no merecían ese infierno

Aunque bueno, nadie de las que estaban allí lo merecían...

Ninguna de ellas debería estar viendo cómo azotan, golpean y abusaban de aquel nuevo grupo de niños que habían llevado a aquel infierno

Había gritos...

Llantos...

Súplicas...

Y solo podía rogar que esos mounstro acabarán rápido antes de que alguno de esos niños terminara muerto

Sus ojos se abrieron de golpe, por instinto su cuerpo dió un brinco tratando de sentarse sin embargo, algo la jalo de vuelta a aquella ¿Cama?. Un segundo, ella no podía estar en una cama

Su azul mirada pasó con rapidez por todo el lugar, las paredes estaban pintadas de un blanco perfecto, el armario y el tocador parecían de una princesa, incluso la cama en donde estaba acostada tenía toda la escencia de una cama de cuento de hadas. No fue hasta que observó una de sus muñecas que lo notó, estaba encadenada a la cabecera de aquella cama de sábanas blancas

-No, no, no, no esto no puede ser- intentó con desesperación quitarse ese maldita cadena, podía escuchar el horrible sonido de la cadena al ser movida con tanta fuerza y eso solo hacía que su pánico aumentara- No, no de nuevo, no puedo volver a esto- le estaba faltando el aire, sus cicatrices le empezaban a dolor de nuevo

- Oye nena cálmate, nadie va hacerte daño- su cuerpo se tensó de golpe al escuchar aquella voz grave, le pareció tardar años en girar su cabeza y al hacerlo pudo ver a un hombre alto, moreno, con esa asquerosa sonrisa que ella podía distinguir bien, esa maldita sonrisa de principe azul que solo funcionaba como máscara para ocultar al monstruo que lleva dentro

- Libérame- trato de ser firme al dar esa orden sin embargo, la realidad es que si voz salió quebrada

- Me temo que eso no va a poder ser Tory, papá no dejará que te vuelvas a ir -¿Tory? ¿De que demonios hablaba este hombre?- además, papá aún debe castigarte por el hecho de escaparte, pequeña traviesa- sentía que no podía moverse, las manos de aquel demente acariciaban su cabello

Pudo verlo claramente, pudo ver como su sonrisa pasaba de ser la un príncipe a la de un depravado y lo peor de todo es que su cuerpo simplemente no le respondía, ni siquiera cuando sintió sus manos bajar por su pecho

- Por favor, no quiero esto- las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas, estaba temblando, estaba aterrada, ella no quería volver a esto, no podía, no lo soportaría

- Lo siento Tory pero, papá debe castigarte....

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Espero que les esté gustando la historia, de ser así, por favor voten y dejen sus comentarios

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𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐔𝐍𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora