CAPITULO 50

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- Vaya, vaya, estaba empezando a pensar que te habías escapado jovencita- había un claro tono juguetón al encontrar a cierta castaña escondida entre unos arbustos detrás de uno de los grandes árboles que adornaban el amplio patio central del hospital

- La última vez que decidí escaparme nada salió bien, así que no creo que debas preocuparte- aseguró la menor con una tenue sonrisa sin despegar la vista del libro que tenía en su regazo, observando por el rabillo del ojo como el pelirosa se sentaba a su lado con una sonrisa divertida mientras decía que al menos dejara una nota la próxima vez que quisiera esconderse

Admitía que no asistir a su sesión de hoy con el tan aclamado Tobias Stone no figuraba en sus planes de ese día, más bien si era completamente honesta, nada de lo que había hecho en las últimas horas formaba parte de la rutina que había desarrollado en las semanas que llevaba en el hospital psiquiátrico

Lo que debió hacer nada más escuchar la alarma que anunciaba el inicio del día fue tomar una ducha, alistarse, ir al comedor para desayunar y luego esperar hasta que fuera llamada para su sesión diaria con Stone. Normalmente, durante esas horas libres que tenía antes de su sesión no hacía nada más que sentarse frente a la ventana que tenía en su habitación y observar el movimiento de los árboles mientras veía a las personas pasear por la calle, si se sentía de buenas se tomaba la libertad de continuar con la lectura de alguno de los libros que adornaban las repisas de su habitación, sin embargo este día no observó por su ventana ni se sentó en su cama a leer, a penas tuvo la oportunidad decidió salir de su habitación e ir al gran patio del hospital

No es como si le disgustara estar en aquel cuarto donde se estaba quedando, al contrario, sentía que comparada con otras habitaciones la suya era realmente linda y acogedora pero honestamente, el clima de ese día era ideal, un clásico día soleado y fresco de primavera. Quería salir a tomar aire, y aunque sabía que no podía salir del hospital el gran patio estaba siempre disponible para los pacientes. Al principio pensó en estar allí solo unos cuantos minutos y luego volver a su dormitorio pero bueno, al parecer perdió por completo la noción del tiempo

Para Tobias las cosas no fueron tan lindas como para la pequeña castaña que tenía a un lado. Al notar que no había llegado a la hora pautada a su oficina para su sesión se extrañó, Nessa no era de las que llegaba tarde por lo que le pidió a una de sus enfermeras que fuera a buscar a la ojiazul a su habitación ya que siempre se encontraba allí. Grande fue su sopresa cuando se enteró que no se encontraba en su cuarto, se apresuró en calmar a las enfermeras antes de que comenzarsn con una búsqueda por todo el hospital, les aseguró que el mismo buscaría a la menor y que estaba 100% de que no se trataba de una fuga

Aunque eso último que les dijo era algo de lo que él no estaba del todo seguro, no había visto a Nessa desde su sesión de ayer y sabía por su secretaria que el paquete por su cumpleaños ya había llegado a manos de la menor de la familia Hamilton, no sabía cómo había reaccionando al darse cuenta de los regalos y cartas que habían dentro de esa caja por lo que existía una pequeña parte de él que le decía que tal vez su reacción no fue buena y hubiera decidido poner en acción un plan de fuga como lo había hecho antes ya que, sinceramente, Nessa era todo menos predecible, tal vez por eso mismo se asombró al darse cuenta que las cámaras del hospital la habían grabado yendo hacia el patio

- Me sorprendió que dejaras pasar nuestra sesión diaria ¿Tendré que preocuparme por esta nueva faceta rebelde? - interrogó con tono burlón el mayor viendo como la pequeña dejaba salir una ligera risa

- Lo dudo pero, sería lindo tener algunas sesiones aquí- respondió levantando su mirada para observar el baile de las hojas sobre ellos. Algo era diferente y el pelirosa lo notó de inmediato y no pudo evitar sonreír al darse cuenta como el semblante siempre serio y apagado de la menor ahora era reemplazado por uno relajado. La seriedad aún estaba presente en su rostro pero para este punto, estaba más que seguro que ya aquello formaba parte de la castaña. Además no pasó desapercibido como una tenue sonrisa se posaba en sus labios al acariciar con suavidad el collar que llevaba en su cuello

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐔𝐍𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora