La llegada

3.7K 182 80
                                    

(Foto multimedia: James Potter)

*Narra Lily*

-¡Los de primer año! -escuché esa voz familiar- Primer año, ¡por aquí! ¡Seguidme! ¡Por aquí! ¡Sin empujar!

-Hola, Hagrid -le saludé con una sonrisa de oreja a oreja

-¡Lily! ¡Qué sorpresa! -me saludó

-¿Una sorpresa agradable o mala? -pregunté mientras le abrazaba su gran barriga

-Buena, ¡por supuesto! ¿Cuánto tiempo hacía que no hablabamos? Tienes que venir a verme más a menudo -me advirtió divertido

-Claro -acepté gustosa- Pero este es mi año de los E.X.T.A.S.I.S y he de estudiar, así que alomejor no puedo venir seguido.

-Oh sí, claro. Los estudios ante todo -dijo mientras afirmaba con la cabeza

-Si, aunque iré en cuanto pueda

-Y si quieres puedes traerte también a los demás. Ya sabes, a los Merodeadores, a Marlene y a Anna.

-Claro -afirmé

-¡Me alegra oír eso! Bueno, ha sido genial hablar contigo Lily, pero ya he de llevar a los de primero con McGonagall, que van a acabar vomitando de los nervios. Ah, y saluda a Sirius y James de mi parte, ¿de acuerdo?

-Ningún problema -dije sonriente- ¡Adiós Hagrid!

-¡Adiós Lily!

Ví como el semi-gigante, a grandes zancadas, seguido de muchos pequeños niños y niñas con túnicas y gorros negros, bastante emocionados, asustados y nerviosos, iban hacia el lago donde ya estarían los botes en los que montarían los de primer año junto con Hagrid.

Sin entretenerme mas, cojí mi baúl y me dirigí hacia la salida del andén, donde había quedado con los demás al salir del tren, ya que yo al ver a Hagrid no pude evitar ir a saludarlo. Él siempre me había caído muy bien. Más que el guardabosques de Hogwarts, era un gran amigo, y digo "gran" en el doble sentido de la palabra, porque el era gigante literalmente. Antes, siempre que tenia una hora libre le iba a visitar a su cabaña, porque al ser nacida de muggles él me explicaba muchas cosas sobre el mundo mágico que yo desconocía mientras tomábamos una taza de té o zumo de calabaza. És más, el fue el que me enseñó a jugar al ajedrez mágico, y el que me ayudó a conseguir que me mantuviera en el aire con una escoba más de 5 segundos. Pero al ir pasando de curso, los deberes y las responsabilidades iban creciendo, por lo que no podia ir a verle tan seguido.

Sin darme cuenta, llegué donde ya estaban esperándonos los carruajes sin caballo y los obvservé. Nunca me había entretenido, ni siquiera unos segundos, a desvelar el misterio de el porque algunos niños y niñas se quedaban mirando la parte delantera del carruaje con tanta curiosidad y interés... ¡Si allí no había nada! ¿O sí?

Dejé esos pensamientos y me limité a buscar a mis amigos que ya deberían haber llegado.

Intentaba pasar por entre todas esas personas que esperaban impacientes por coger un carruaje, con mi baúl detrás, pisando bastantes pies. ¡No los encontraba! ¿Y si ya habían subido a uno y se habían olvidado de mi? Entonces noté como una mirada penetrante se clavaba en mi, así que busqué quien podría estar obvservandome tan atentamente.

Recorrí con los ojos todo mi campo de visión, cuando lo ví. Ví como Severus Snape me miraba. Pero su mirada estaba como ausente, aunque me miraba a los ojos, se capta lejana, como si sus pensamientos divagaran por otro camino. Aunque se notaba a simple vista que me estaba observando.

Era como una guerra. Su mirada vacía y preocupada, contra la mía nostálgica y triste. No soportaba estar tan cerca y a la vez tan lejos de mi mejor amigo... o de mi ex mejor amigo, porque ya nada es igual desde esa pelea.

Te amo, Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora