Te amo, Lily Evans

5...no, 6...tampoco? 7 Weasleys!

*Narra James*

La comida de hoy transcurrió lenta y monótona. A Lily no la he visto desde hace horas, pero Marlene dice que está en su habitación ocupada con "cosas de chicas". No se muy bien si entiendo ese concepto ni tampoco si quiero saberlo. Sirius está castigado porque resulta que fue él quien selló la Sala Común de Slytherin y le han pillado. Maldito Canuto... ¿Cómo pudo hacer esa maravillosa broma sin mí? Ya me oirá cuando salga de su castigo. Bueno, a mí y a Melody, ya que ella está obsesionada con que cuiden al huevo juntos, y Sirius no hace más que evitarla.

Remus está con Marlene, han quedado para cuidar los suyos, ya que Lily y yo tenemos que ir con los Weasley. Creo que Anna está entrenando a quidditch o en cualquier otro sitio. Peter... A Peter no lo he visto desde el desayuno. Y claramente, Alice está con Frank y Frank con Alice.

Así que ahora estoy comiendo solo y marginado en la mesa de Gryffindor, bueno, con la compañía de... no, nadie.

Bueno, vamos a aprovechar este momento de plena solitud para intentar desvelar el misterio de la nota de esta mañana. No tengo ni idea de quién la escribió, ni de qué significa el mensaje exactamente. Fin.

Es broma, es broma. Claramente tengo muchas teorías, pero ninguna me cuadra. Escribir, lo pudo escribir mucha gente, aunque no creo que sean los profesores, por lo que los descartamos. Al ser un consejo, eso implica que sea quien sea la persona que lo ha escrito, me quiere ayudar ¿no? Entonces hay que descartar a los que caigo mal. Y eso es... prácticamente toda la casa Slytherin. Pero igualmente tampoco hubieran podido ser ellos, porque como sabrían cual es mi habitación si no pueden entrar a la Sala Común? Claramente a sido un Gryffindor, y seguramente chico. Aunque también cabe la posibilidad de que sea chica.

Entonces recibí un golpe en el brazo bastante fuerte

—¡¡Au!! —ví una cabellera pelirroja— ¡Ah, hola Evans!

—Por fin me respondes, Potter —bufa— Venga, vamos al patio, ya son las cinco menos ocho.

—¿Ya? —me sorprendí— ¿Tan pronto?

—Mira, hemos quedado a las cinco —explica lentamente —Y por si no te has dado cuenta ahora quedan, exactamente, 7 minutos y 40 segundos. Así que vamos.

—Como acabas de decir, quedan siete minutos, así que tenemos tiempo —insistí

—Aunque parezca que es mucho tiempo, ¡eso pasa muy rápido, Potter! ¿No puedes hacerme caso por una vez en tu vida? —miró exasperada la muñeca derecha donde tenía el reloj —¡Encima ahora solo quedan seis minutos y medio!

—Lily, el patio está a la vuelta de la esquina, literalmente, se ve al salir por esa puerta —señalé con el dedo la entrada del Gran Comedor- Solo tardamos un minuto en llegar, así que relájate.

—¿Que me relaje? ¡Sabes que aborrezco llegar tarde! ¡Y mas si hemos quedado con una familia a la que no conocemos de nada! Como dijo McGonagall, hemos de dar...

—Peli, respóndeme a esto -la interrumpí— ¿Cuántos minutos quedan?

Ella miró de nuevo su reloj, el cual le habían regalado por su quince cumpleaños, y puso cara de horror.

—¡Solo quedan 4 minutos! ¡Hemos desperdiciado 2 minutos discutiendo por nada, como siempre! ¡Y todo culpa tuya!

—¿Mía? ¡Has sido tu la que se ha puesto histérica por la hora! ¿Pero te digo un secreto? Aún así, me gustas histérica.

Ella se puso roja, no se si de rabia o de vergüenza, y cerró los ojos.

—¡Potter levanta tu culo gordo de ese banco y acompañame al patio de la entrada para esperar a los Weasley! ¡YA! -abrió los ojos, que desprendían furia— Y reza para que no sea al revés, y ellos nos hayan tenido que esperar a nosotros.