Malas noticias, chicas

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*Narra Lily*

-Marlene, ¿qué tenemos luego? -pregunté

-Nada, tenemos una hora libre.

-Entonces me voy a la biblioteca, ¿te vienes?

-Lily, ¡por Merlín! ¡Hay mas vida después de la biblioteca! -exclamó

-¿Eso es un no?

-Si.

-¿Entonces te vienes?

-¡No!

-Pero has dicho que sí.

-No, sí de que no voy.

-Ves, por eso necesitas ir a la biblioteca, para aumentar tu vocabulario y saber expresarte mejor.

-Lily... -dijo en tono amenazante

-Pero los EXTASIS... -intenté decir

-Pero los EXTASIS nada. Hay mas cosas aparte de los deberes y los trabajos.

-Habló la obsesionada del huevo -susurré

-¿Qué? -inquirió elevando una ceja

-No nada, nada -mentí

-Te decía, que puedes salir a dar un paseo, retar a alguien a alguna partida de ajedrez mágico o a gobstones. También podrías ir a ver a Hagrid.

-Opto por lo último -digo

-Bien, pues vamos -apartó su almuerzo y se puso de pie.

-¿Ahora?

-Si, ahora. Tiene que tocarte un poco el aire, Lily. ¿Cuánto hace que no sales?

-El sabado pasado

-¡Han pasado 4 dias! Oh, Lily... Con razón estás tan pálida -suspiró- Deja de comer, ya -me ordenó

-Si no almuerzo me pondré mas pálida aún -digo divertida

-Eres imposible -sonrié- Está bien, almuerza y luego iremos a ver a Hagrid

-Gracias -sonreí cojiendo de nuevo mi comida

***

-¡Hagrid! ¡Venimos a verte! -grité picando a la puerta- ¿Estás en casa?

Nadie respondió, y miré a Marlene que se encogió de hombros.

-Vamos a mirar por la ventana -sugirió

-Pero no podemos invadir su privacidad...

-Lily, ¡solo vamos a mirar por la ventana! Como si fueramos las primeras...

-Si, supongo que tienes razón...

-La tengo -sonrió- Vamos.

Rodeamos la casa y vimos una ventana bastante grande donde poder mirar, pero estaba demasiado alta y no llegabamos. Maldita sea, ¿por qué hemos de ser tan bajitas? Vi que Marlene se iba, y después de unos segundos volvía con una calabaza de medio metro de ancho y alto y se subia en ella.

-Vaya, gracias por ser tan generosa y traerme otra a mi, Marlene -puntualicé sarcástica

-Oh vamos, están ahí -señaló el huerto- Pero cuidado, hay plantas que pinchan

Avancé hacia donde estaban todas las grandes calabazas naranjas, y me acerqué a una. La iba a cojer, cuando algo me pinchó en el tobillo. Miré y vi que habia agujas saliendo de los tallos. Eran plantas aguja! A quien se le ocurre? A Hagrid, claramente.

Me disculpé mentalmente y comencé a pisar todas las de mi alrededor para que no me molestarán. Problema solucionado.

Cojí una calabaza y intenté con todas mis fuerzas levantarla del suelo, pero no podía.

-¿Vas a tardar mucho, Lily? -me recriminó Marlene

-¡Ya voy, ya voy!

¿¡Como diablos llevaba yo esta calabaza de 7 o más kilos hasta allí?! Entonces caí en la cuenta. ¡Soy bruja!

-¡Depulso! -grité

La calabaza monstruo salió despedida hacia la cabaña y llegó al lado de la de Marlene. Ella me hizo un gesto con la mano para que me apurara a subir, y lo hice.

Miramos por el sucio cristal, y vimos a Fang -el cachorro que tenia Hagrid-, las teteras y los vasos puestos de mala manera sobre el fregadero, las sillas mal colocadas...

-¿Dónde crees que está? -me preguntó

-Ni idea -respondí encogiendome de hombros

Todo estaba en silencio, menos por los pájaros que piaban. Observé mejor el interior de la casa, y vi un bulto enorme, con una botella encima. Tardé en darme cuenta de que era Hagrid, que dormitaba en su sillón.

-¡Marlene, mira! -le señalé donde estaba mirando

-¿Crees que está domido?

-A mi me da la sensación de que se ha emborrachado.

-¿Tú crees? -se extrañó- Él no se emborracha entre semana.

-Preguntémosle.

-¿Cómo? La puerta está cerrada.

-Pero la de atrás no -sonreí divertida- Venga, vamos.

Nos dirigimos a la parte trasera de la cabaña, y giré el pomo de la puerta de madera. Como suponía, estaba abierta, así que entramos sin hacer ruido y cerramos la puerta.

-Hagrid... Hagrid... -le zarandeé para despertarle

-¡Despierta! -chilló Marlene

-¡Fuera! -se despertó de golpe- ¡¡Mortífagos no!!

-Hagrid, somos nosotras. Lily y yo -le calmó Marlene

-Oh, está bien -dijo haciendo una mueca de angustia y dolor- Me duele muchisimo la cabeza, esto de emborracharse es cada vez peor.

-Te lo dije. -susurré a Marlene

-¿Por qué te has emborrachado, Hagrid? -dijo quitandole la botella de encima- No es bueno beber entre semana, y menos si tienes que dar clase por la tarde

-Si, lo sé, pero... pero... -rompió en llanto

-Esto es un caso grave de "beber para olvidar" -me susurra Marlene al oído. Yo asientó para darle la razón, y me acerco a él.

-¿Qué pasa, Hagrid? -digo en tono comprensivo

-Los mortífagos... -logra decir entre sollozos- Hay...más, muchos más -vuelve a estallar en llanto

Marlene y yo nos miramos, sin saber qué decir. Así que esperamos a que se calmará y pudiera continuar hablando, lo que tardó unos minutos

-Dumbledore... Dumbledore me dijo ayer que estuviera alerta. Que vigilara mucho cuando me adentrase en el bosque prohibido. No sé si estoy autorizado a deciros esto, la verdad. Pero creo que es mejor que lo escucheis de mi, que no de algún Slytherin. -suspiró- Hay fueras oscuras acechando el castillo.

Nosotras nos quedamos paralizadas, mirando a Hagrid con la boca tan abierta, que creo que llega al suelo. Antes de darme opción a decir algo, Hagrid continua.

-Según Dumbledore, su intención principal no es entrar al castillo, ya que como sabeis, Dumbledore es la única persona a la que Quién-vosotros-sabeis tiene miedo. Dice que su objetivo es procurar que nadie entre ni salga.

-¿Por qué? -preguntá Marlene con un deje de nerviosismo

-A mi parecer, y el de Dumbledore, es para que los profesores no nos comuniquemos con la Orden del Fénix. Sabéis qué es, ¿no? -nosotras asentimos- Bien. Bueno, esa es nuestra teoría, aunque podría ser por otra razón.

-Entonces... -empecé- ¿La Orden está activa?

-¡Claro que está activa! -dijo Hagrid- Tiene muchísimos planes para ralentizar a Ya-sabeis-quién y a sus seguidores! Además, el Ministerio de Mágia está de nuestra parte. Al menos de momento, claro.

Te amo, Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora