Seré tu Romeo si me lo permites

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*Narra Lily*

Estaba sobre algo blando, suave. Me moví un poco hacia la derecha...pero estaba frio. Además, noto como una aguja en mi brazo...

Intenté abrir los ojos para ver donde estaba, a pesar de la luz cegadora que habia y varios intentos, lo conseguí.

Ví que la aguja de mi brazo izquierdo conectaba con una bolsa de suero. Y que estaba en una camilla. Estaba en una habitacion de hospital. ¿Pero quien me trajo aquí? Lo último que recuerdo es que...

-¡Ha despertado!

-No, eso no es...-entonces me di cuenta de que fué un sanador el que habló

-¡Ha despertado!-repitó emocionado- Porfin!

-Porfin? Cuanto tiempo llevo dormida?

-No lo se exactamente, porque fue mi abuelo el que la atendió cuando usted ingresó aquí...-dijo serio. Pensé que me iba a desmayar cuando empezó a reirse- ¡Que no! Le estaba tomando el pelo, solo lleva unos pocos dias.

-¿Y por qué dice porfin? -dije extrañada y aliviada

-Por dos razones: la primera es que como sanador siempre deseo lo mejor para mis pacientes -explicó- Y segundo, porque así el chico pesado que viene todos los dias e insiste en dormir en la sala de espera, no aparecerá mas por aquí.

-¿Chico pesado? -pensé quien podría ser cuando me dí cuenta- Ese chico no llevará gafas, ¿verdad?

-Si! Y tambien tenia...

-Un pelo azabache y totalmente despeinado?

-¡Exacto! No paraba de dar la lata a las enfermeras y a los sanadores, sobretodo a mi... Siempre preguntaba que como estabas, si habias despertado, si el suero estaba limpio... ¡Por Merlín! Su novio se preocupa demasiado por usted. -al decir eso casi me atraganto con mi propia saliva

-¡No es mi novio! -exclamé. Pero me tuve que sentar porque la cabeza me daba vueltas

-Oh lo siento, no queria meterme en su vida privada. Y por favor, no haga gestos bruscos, se puede marear. Bueno, será mejor que se quite la bata del hospital y se ponga su ropa.

-Está bien-entonces me armé con el valor de preguntar al fin- ¿Como llegué hasta aquí?

-Eso será mejor que te lo cuenten ellos. Ahora les haré pasar. -entonces salió de la habitación

Me acerqué a la silla que habia en una esquina y cojí la ropa, que consistia en unos pantalones cortos y una blusa rosa. No me fuí por las ramas y me vestí lo más rapido que pude, porque no queria que la persona que entrara me viera medio vestida. Y acerté con mi decisión porque nada mas acabar de vestirme la puerta de la habitación se abrió.

-¿Señora Potter?

-Exacto. Bueno, y tambien James. -se hizo a un lado para dejar ver a la persona con gafas redondas y cabello azabache que sonreia y saludaba con la mano

-Que tal estas, ¿peli?

-Mejor, gracias.

-El sanador nos ha dicho que tienes algunas preguntas...así que no dudes en decirlas.-dijo la señora Potter

-Está bien. En primer lugar... ¿en que hospital estamos?

-Estamos en San Mungo, el hospital mágico.-explicó James

-Mas concretamente en la cuarta planta, en la sección de daños provocados por hechizos.-completó Dorea

-¿Como llegué aquí?

Te amo, Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora