La primera vez que Lily Evans cruzó su mirada con la de James Potter no sabía muchas cosas. No sabía que sería un calvario asistir con él a clase. No sabía que preferiría quemarse en el infierno a tener que entablar una conversación con él. No sabía que las cosas podrían cambiar de un momento a otro. Tampoco que acabaría prestandole mas atención de la que debería. Mucho menos imaginaría que James Potter significaría algo mas que odio. Mas que compañerismo. Es más, si alguien se lo hubiera dicho hace un año, se estaría riendo en su cara o ya le habría hechizado.
Pero es cierto, y cualquiera que se fijara bien vería las miradas complices de ellos dos, como si tuvieran un gran secreto. Pero... La sonrisa de James es cálida y amigable, y en cambio la de Lily es fría, sin felicidad. Una sonrisa falsa. A ellos no se les puede llamar amigos, aunque James así lo querría. Lily siente que no puede confiar en él, y por mucho que Potter quiera acercarse, ella intenta alejarse sin que se note. No alejarse demasiado, sino lo justo y suficiente. No quiere tener sentimientos equivocados hacia el azabache que no lleven a ninguna parte.
Una semanas después de que Sirius y Anna lo arreglasen, la pelirroja estuvo pensando, y llegó a la conclusión de que esto no llegaba a ninguna parte, que tenía que tranqulizarse y lo que pasara, pasaría. Pero en 5 minutos se dió cuenta de que era mejor planificarlo todo al detalle, aunque en seguida cayó en la cuenta de que no, que mejor dejar que el destino eligiera por ella. Pero ella no creía en el destino. Al igual que la adivinación, creía que era una farsa, una perdida de tiempo. Es ella la que ha de decidir lo que pase en su vida. Solo ella. Y así será.
Una semana después, Lily estaba demasiado confundida. Merlín santísimo, ¿por qué James la miraba tanto? Sus ojos fijos en ella todo el tiempo... Pero no era eso lo que la confundía, si no que era que no sabía si esas miradas significaban lo mismo para ella que para él.
Por otra parte, James si sabía lo que quería, y lo iba a conseguir. Costara lo que costara. Además, estaba más cerca que nunca de alcanzar su propósito.
***
El final de las clases se acercaba. Las temperaturas bajaron de una manera increible, niebla apareció por los alrededores de Hogwarts y había unas nubes grises permanentes encima del castillo que solamente amenazaban otra tormemta que jamás llegaba. Las gotas de rocío ya se congelaban, lo que significaba que podría nevar algún día, cosa que a James y Sirius les alegraba muchísimo. «¡Por fin podremos hacer la guerra de bolas! La nieve artificial no es tan buena...» comentó Potter de camino a clase. Sirius le dió toda la razón. Cosa bastante obvia.
Pero eso es el pasado. Y ahora mismo, la única pelirroja de Hogwarts va corriendo por los pasillos, cosa que ahora es muy común, de camino a clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, que empieza en 5 minutos.
—Llego tarde, llego tarde —iba diciendo entre jadeos— Voy a llegar tarde.
Al final se cansó y ralentizó el paso. Claramente, acabó andando.
—Maldita sea mi poca resistencia —se queja mientras sigue caminando con los libros en la mano— Llegaré tarde. Otra vez.
—¡Qué casualidad! Yo también llego tarde.
En eso, Lily se para, pero en seguida vuelve a caminar sin ni siquiera girarse a mirar al dueño de la voz. Porque ella ya tenía claro quien era y necesitaba no encariñarse mucho con él. Y andar por los vacíos pasillos, solos, no ayudaba mucho. Ella no podía controlar su corazón, es imposible. Por eso necesitaba no acercarse mucho. No sabía lo que podría pasar.
—Pelirroja, sé que me has oído —sigue él acercandose por detrás— No me ignores.
—No te ignoro, Potter. -dije aún sin parar de caminar.
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Te amo, Lily Evans
FanficPorque ellos también merecen su historia. *** Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta, proveedores de ayuda mágica a los traviesos, se enorgullecen en presentar este fanfic❤️ -No te olvides de mi, Potter. Yo tambien narro en esta hist...