Capítulo 5. Aceptación y Amenaza

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En la noche, tras la cena...

El Maestro de las Artes Místicas se mantenía en su cama, en la posición de loto que frecuentaba, tenía un libro en sus manos el cual leía sobre dimensiones distintas a la suya. Había sido llamado para la cena, pero insistió en no tener hambre y así le dieron más privacidad de la que imaginó.

La habitación de Strange no estaba muy cerca al comedor, por lo tanto, quedó absorto en su lectura. Aunque cabe mencionar que, para la cena, risas escandalosas y buenos comentarios y anécdotas estaban diciéndose, era una noche alegre, sobre todo, cuando al día siguiente sería la tan esperada fiesta de celebración de boda entre Romanoff y Banner. Tony les llamó Brutasha.

Cuando Stephen Strange pasó a la página número 266, la puerta sufrió dos leves golpes. Mismos que interrumpieron la grata lectura, pero no le molestó al estar en un lugar de invitado.

─Adelante ─dijo sin más, cerrando el libro no sin antes dejar un dedo entre las páginas en que detuvo su estudio.

Luego, la puerta se abrió lentamente para dejar ver a una mujer pelirroja con una charola que traía en las manos con el platillo estelar de la noche y una bebida dietética.

─Sabes, de pan no vive el hombre ni de letras los hechiceros ─comentó Natasha con una tierna sonrisa, con el afán de hacer reír a su invitado, quien sí sonrió pero por la vergüenza de mal chiste elaborado─. Pensé que no soportarías el hambre, así que te traje esto ─dejó la charola al pie de la cama, tomando asiento al lado de esta.

─No debiste, pero gracias ─guiñó el ojo, a lo que Romanoff rió apenada y subió una de sus piernas para apoyarse en ella─. Adoro los sándwiches ─comentó, haciendo reír a la pelirroja entre que agarraba un pedazo para ingerirlo.

─Me alegra tenerte aquí, en serio deseo que Bruce deje de ser aterrorizado.

─Así será, Nat ─afirmó, dejando el sándwich en el mismo plato en el que fue traído. Tragó en cuanto pudo, para poder seguir articulando palabra─. Lo que por lo menos me consuela es que tú no has sufrido ningún ataque de Pesadilla.

─Ah, no ─empezó a moverse por la cama, queriendo imitar la misma posición de loto de su amigo hechicero─. Tal vez Bruce tenga preocupaciones que no quiera compartirme.

Stephen pudo ver la acción de la pelirroja, por la cual dibujó una sonrisa enternecida. Luego, cruzó su mirada con la agente.

─Tienes una fuerza mental muy poderosa ─halagó─. Me sorprende que Capitán Rogers sufra también de los ataques de Pesadilla.

─Oye, Steve puede ser que tenga una gran fuerza física pero también tiene debilidades, así también como Tony.

─Pff ─expulsó con burla al solo escuchar el nombre de Iron Man─...Tony. De todos, es el más débil mentalmente ─comentó el hechicero, rodando sus ojos. Desvió la mirada hacia el platillo con el sándwich al que enseguida volvió a tener en sus manos.

─¿Cuál es tu problema? ─Nat le dio un golpe ligeramente en el hombro, con una risa reprimida por el comentario de Tony Stark aunque no le constaba en lo absoluto.

Auch ─fingió dolor. Nat echó una risa a la que rápidamente mutó al poner las manos sobre su boca─. Es la verdad, Tony es diferente a todos ustedes ─Se sinceró, atrayendo una seriedad al ambiente─. Dudo mucho si tiene fuerza mental o no porque no lo conozco como a ti, pero él ahora emana desesperación ─añadió a su observación, recordando la manera de actuar del protagonista de sus palabras.

Sonaba realmente crudo e impertinente, pero Tony Stark estaba preocupado por su mejor amigo Bruce, sobre todo, porque amenazaba con la vida de este y, seguramente, con la de Rogers y la suya.

PESADILLA | IRONSTRANGE, MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora