Agua que cae del cielo, precisamente de las nubes grises que tapan los rayos del sol, a veces esa agua es fría y a veces soportable, otras veces alegre y algunas otras melancólicas. Sin duda alguna, la lluvia tenía un sinfín de características, muchos significados simbólicos y espirituales y, aunque cada tanto se le refiere al bello sentido de la naturaleza y la vida, había otras veces que, en su mayoría, los seres humanos la relacionaban con la nostalgia, la tristeza, la soledad y la pérdida.
─No ha parado de llover ─comentó Wong en un intento por simpatizar con Doctor Strange, quien no dejaba de ver por la gran ventana del Sancta Sanctorum.
El hechicero menor llevaba consigo una pequeña charola con una taza de té y un par de galletitas, estaba preocupado por la estabilidad emocional de su compañero.
─Pareciera que el mundo llora su muerte ─musitó quien portaba el título de Hechicero Supremo, sin divagar su mirada en su contrario o en lo que este había dejado con torpeza en uno de los burós cercanos.
Strange se mantenía firme con la vista hacia las afueras del santuario, admirando el triste y bello paisaje que la naturaleza le prestaba, la lluvia era recia con leves vientos, el frío se sentía aún estando tras los cristales que lo dividían del exterior.
─Esta ciudad es tan fría como calurosa ─respondió Wong, quedándose de pie a unos pocos metros de distancia del más alto, con las manos empuñadas tras su espalda─, tan seca como regada. Su significado es subjetivo. No hay otra cosa actuando mas que la misma naturaleza.
Doctor Strange se colocó cabizbajo. Entendía a la perfección las intenciones de su amigo, pero ni siquiera su capa de levitación hallaba la forma de consolarlo.
─Aún así, dudo mucho que Natasha quisiera verme por no haber podido proteger a su esposo ─dijo Strange con un poco de rudeza pero era fácil de percatarse de aquel roto corazón─. Fracasé, Wong, fracasé en mi más importante misión ─mencionó dirigiéndose al aludido, cada vez alzaba un poco más su voz.
Sin duda alguna, aquellas débiles palabras fueron las suficientes para conmover el alma de Wong. Estaba confirmando que Stephen se culpaba por la muerte del doctor Banner, cuando ni siquiera fue así, mucho menos cuando el Hechicero Supremo peleó hasta el último momento.
─Strange ─El timbre del santuario sonó, interceptando las palabras que Wong nunca pronunció─... Hablaremos después ─indicó con el entrecejo fruncido para responder a la puerta, a la cual, no dejaban de tocar seguido del timbre.
Wong pensó que serían ─una vez más─ los niños maldosos de la otra cuadra, ya llevaban días llegando al santuario haciendo bromitas aunque ninguna pesada. De ser así, Wong también ya se hubiera divertido con ellos haciéndoles un truco de magia no precisamente con sombreros y conejos.
─¿Quién...?
─¿Está Doctor Strange? ─interceptó el genio, qué va, millonario, qué va, filántropo y playboy.
Llevaba puesto un traje oscuro por completo, con unas gafas de sol y aparentemente traía un ramo de flores tras la espalda, eso ya era una suposición de Wong cuando abrió la puerta.
─Strange no está.
─¿Seguro? Porque después de lo de anoche ─Stark no tuvo oídos para las mentiras del hechicero panzón, sin dudarlo, se adentró al santuario tratando al ramo de flores como cualquier cosa─ ni siquiera durmió en la torre, tampoco hay bares mágicos ni mucho menos se iría a un sitio interdimensional ─mencionaba mientras se paseaba por el vestíbulo, entre que gesticulaba con su mano libre de ramo floral─, no es un cobarde como para huir de tal manera ─detuvo sus pasos, colocándose frente a frente con Wong quien ya había cerrado la puerta del Sancta Sanctorum─. Al menos, no en los pocos días que lo conocí mientras se quedaba en...
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PESADILLA | IRONSTRANGE, MARVEL
De TodoTony Stark sueña con frecuencia estos últimos días, pareciera totalmente habitual, pero los Vengadores en la Torre A también sueñan y no de diferente manera. Agosto, 2019.