Capítulo 11. Galleta de la Fortuna

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Stephen se levantó de su cama y se dirigió al tocador, abrió uno de los cajones y en eso encontró la galleta de la fortuna todavía en su bolsita transparente, sin abrir. Ya era momento de hacerlo. Romántico y bobo sacó la galleta de su empaque y una vez leído su destino, un rojizo se adueñó de sus mejillas. Tenía la respuesta: Tony.

Y fue allí donde un par de toques a su puerta le interrumpieron las ilusiones que rápidamente se habían formado en su mente, compartiendo tiernos momentos con alguien que en esos momentos se encontraba en su taller.

─Adelante ─dijo sin prestarle tanta atención, aún con el escrito en las manos, leyéndolo una y otra vez.

Ya tenía la tal costumbre el responder así ante un llamado a la puerta; Natasha lo visitaba demasiado para payasear... Bueno, Natasha era la única que lo visitaba.

Doctor Strange.

Ante desconocida voz, puso su mirada en cuestión de segundos sobre la que lo nombró. Sobre todo, porque ni siquiera abrió la puerta, la traspasó.

─¿Viernes? ─dudó el hechicero, quedándose maravillado por la creación perteneciente a Tony Stark, eso era algo que no se dudaba─ Te ves estupenda ─comentó sorprendido, maravillado por los colores de su holograma y el bonito físico construido.

Gracias, doctor ─dijo con una sonrisa que ya se le hacía costumbre─. Pero mi visita no es para hablar sobre mi Holo-I.A, más bien, vine a informarle sobre su próxima cita con mi jefe, el señor Stark ─añadió con seriedad entonces, recibiendo la atención del hechicero que no terminaba de sorprenderse. La tecnología Stark era espléndida.

Viernes alzó una de sus manos a la altura de sus propios hombros, colocando la palma hacia arriba y así proyectar una pequeña pantalla que cabía en su mano y comenzó a leer:

Se le encomienda al hechicero Doctor Strange prepararse para dentro de dos horas en la terraza de La Torre Vengadora para el atardecer del día de hoy ─El aludido sonreía cabizbajo ante las palabras que leía la Inteligencia Artificial, seguramente era un transcrito─. Si no le agrada la brisa, pueden adentrarse a la sala de estar debido a la soledad de esta, ya que los demás compañeros Vengadores, sin incluir al Doctor Banner quien se mantendrá encerrado en su habitación, se hallarán en una misión ultra secreta según el Coronel Nick Fury. ¿Alguna duda, doctor? ─cuestionó Viernes, deslizando con su propia mano la pantalla donde tenía el recado y asimismo, pasarla tras su espalda, ambas manos.

─No, ninguna ─respondió el hechicero con una sonrisa a medias─. Gracias por el comunicado, Viernes.

Ha sido un placer.

Mientras tanto, al otro lado de La Torre dentro del taller de Tony Stark. Recién investigó a Doctor Strange y obtuvo información de su pasado profesional, incluso su nombre completo el cual sirvió de ayuda para nombrar a su nueva empresa; ni siquiera la música impedía que pensara en el culpable de su distracción.

─Vincent ─pronunció entre dientes, recargándose en la espaldera de la silla. Veía la pantalla, todavía con la fotografía del nombrado cuando ejercía en la medicina─... Vinzark ─añadió con una sonrisa, maravillado por la belleza de un rostro totalmente rasurado, aunque también le gustaba el vello facial en él. El actual look de Strange le gustaba muchísimo más.

En eso, entre admiraciones y pómulos que se ardían con el solo pensar romántico, Tony recordó que en su primera cita ─impartida por Romanoff─ les dieron una galleta de la fortuna. Enderezó la espalda, no era alguien que creyera en esa clase de juegos o propaganda, pero ahora mismo le parecía divertido el abrir la galleta para saber su "fortuna".

PESADILLA | IRONSTRANGE, MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora