Capítulo 10. Consejo y Sugerencia

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Más tarde, el mismo día a mediodía...

Tras el delicioso estofado que con amor Romanoff cocinó ─y que tristemente los demás compañeros en La Torre también devoraron, no solo la feliz pareja─, Rogers y Stark estaban en la cocina: uno lavaba los trastes, cubiertos y vasos sucios mientras que el otro se limitaba a secarlos y ponerlos en su lugar.

─Ni siquiera son tantos platos y ya estoy estresándome ─murmuró Stark con un poco de ira entre sus dientes, enjabonaba con mucho cuidado a no romper el plato en cuestión. La vajilla era de vidrio.

Steve, quien se encargaba de secarlos, sonrió burlón ante la queja de su querido amigo. Su mirada se fijaba en los platos que secaba y en los que Tony terminaba de lavar, la cual era una acción muy lenta pero para suerte del Invencible Iron Man, el Capitán Rogers guardaba mucha paciencia.

─Nat me contó que saliste con Doctor Strange ─comentó el supersoldado, viéndole de reojo con brevedad para luego prestarle atención al ahora vaso que tenía entre sus manos.

Stark rodó sus ojos, respirando con pesadez y una mordida a su labio inferior se marcó.

─De todas maneras no quería que fuera un secreto.

─Supongo que no ─Rogers pasó el vaso en la parte de arriba de la alacena que era dividida en dos repisas─. Noté cómo saliste de mi dormitorio yendo tras él ─añadió, esta vez fijó su mirada en el castaño quien sonrió con timidez.

─Reflejos, solamente ─dijo Tony a penas el cosquilleo en su abdomen se lo permitió; recordó en instantes la tierna escena en donde se habían dado un abrazo y sintió de cerca la esencia del hechicero.

Steve se limitó a dibujar una tierna sonrisa en sus labios, estaba alegre de que su mejor amigo al fin consiguiera salir con alguien, se tratara o no de algún romance. Simplemente le gustaba la idea de que Tony no se pasara todo el día encerrado en el taller, o en pocas palabras, Steve estaba contento de que Stark no estuviera sufriendo más.

─Terminé ─Tony logró expulsar a Steve de su mar de pensamientos al exclamar de tal manera; cerró la llave y le dejó un par de cubiertos al de cabellera rubia para ser secados y acomodados─. Todo tuyo, Cap ─Dio un par de palmadas al hombro del aludido y con unos cuantos pasos hacia atrás logró recargarse en la barra, con los brazos cruzados.

Y mientras Rogers se encargaba de aquello, Tony ahora pensaba las razones de por qué el hechicero no asistió a la merienda, ¿a caso lo de esta mañana le había afectado? Imposible, desde que llegó ha sido muy reservado y discreto. Tal vez, a fin de cuentas, esto no era una preocupación, sino un sentimiento como extrañar verlo.

─Aún recuerdo cuando lo rechazaste la primera vez ─mencionó Steve, secaba los cubiertos con tal agilidad que igual se permitía sonreír. Recibió la rápida mirada del castaño, frunciendo el entrecejo, entrecerrando sus ojos─. Quién diría que se convertiría en alguien que te preocupó más que a mí.

─¿Celoso, Capitán? ─cuestionó de manera juguetona, alzándose el mentón.

Era verdad que después de todo tipo de adversidades su lazo amistoso había crecido en demasía, así que, tal vez a Stark no le pareciera raro que alguien más llamara su atención y provocara cierto desconcierto en el otro.

Lo dicho por el científico en robótica le hizo mostrar una sonrisa, Rogers reprimió una risa. Dejó los cubiertos en su sitio habitual y, recargándose en el lavatrastos, se cruzó de brazos al igual que Tony, mirándole fijamente. Sin temor a nada, mucho menos a Stark.

─Estoy orgulloso, más que nada.

Tony echó una pequeña risa entre dientes, cerró sus ojos haciéndole ver encantador mientras duraba la tierna risa. Luego, con la mirada al suelo, respondió:

PESADILLA | IRONSTRANGE, MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora