Puedes subir cuando tengas hambre

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Estoy enamorado de Seo Changbin, aunque nunca antes me había fijado en un chico.

Todo empezó cuando llegué a Corea del Sur casi un año atrás. Australia estaba muy bien, pero me faltaba algo. Vivir allí no me llenaba, así que una mañana decidí que mudarme a otro país podría ser la solución.

Mis padres se entristecieron cuando comenté mi plan, pero sabían que estaba buscando mi propia felicidad, buscando mi propia vida. Australia no me daría nada de eso, aunque le tengo cariño, que no se me maliterprete. Mi tía me acogió en su piso —demasiado ostentoso para una mujer de cuarenta y cinco años, desde mi punto de vista— con mucha alegría. Era una mujer que siempre había deseado tener hijos, pero cuyo marido murió antes de poder dárselo. Después de eso, todos le presionaron para que rehiciera su vida, pero había estado demasiado enamorada y siempre decía que no quería más hombres en su vida, así que acabaron por dejarla estar. En realidad, me gusta su manera de querer.

No es por ser egocéntrico, seguramente ni siquiera es por mi persona, si no por lo que significo para ella, pero desde que llegué a su casa siempre tiene una sonrisa en el rostro. Me trata como si fuera su hijo, tratando de inculcarme los típicos valores y dándome todas las facilidades posibles. Siempre hace más comida de la necesaria, por si vienen mis amigos o por si me quedo con hambre. Además, suele darme algo de dinero cada vez que salgo de casa.

Vale, más que parecer una madre parece mi abuela.

Pero este hecho me hace realmente feliz. Me refiero a tener dos abuelas (aunque una de ellas sea mi tía en realidad). La verdad es que, hace un año, mientras esperaba en el aeropuerto a que llegara la hora de embarcar, estuve a punto de echarme atrás y volver a mi casa, con mis padres, mis amigos y mi vida vacía; pero no hacerlo resultó ser lo mejor. En Corea no tenía solo una persona que se preocupara de mí, tenía a esos dos referentes que se desvivían por mi bienestar.

Quizá es lo que tiene ser el más pequeño de la familia, al menos viviendo en este país y a esta distancia de las dos mujeres.

No solo ellas me quieren, claro está. Tengo diecisiete años y soy bastante abierto, así que en el instituto hice amigos con rapidez. Chan, Jisung, Seungmin y Hyunjin son los más cercanos. Changbin también lo fue hasta hace cuatro meses, pero él va a un curso superior y es un tema aparte.

Chan hyung también tiene un año más que Jisung, Seungmin, Hyunjin y yo, pero nunca me lo ha parecido porque, cuando entré al instituto, él ya estaba sentado en el aula. Es un chico en el que de verdad puedo confiar, al igual que en Jisung. Creo que ellos dos son mis mejores amigos, porque sé que puedo contarles cualquier cosa sin que me juzguen. A veces lo hago. Lo de que estoy enamorado de Changbin no lo saben todavía, eso sí.

Seungmin es muy tierno y suele parecer más pequeño de lo que es, quizá es porque se junta bastante con Jeongin, que va a un curso inferior. Ese chico también me cae bien, siempre sonríe y creo que eso logra que se gane a cualquiera. En fin, como decía, Seungmin es muy tierno, pero a veces me asusta. Además, tiene una relación extraña con Changbin hyung. No sé si se quieren o se odian, porque siempre están peleando, pero a los cinco segundos los veo abrazados.

Changbin no es mucho de dar abrazos, creo que solo le he visto hacerlo con Seungmin. A veces también se abrazaba a mí. Recuerdo que eran los mejores momentos del día.

En cuanto a Hyunjin... Bueno, creo que siente algo por Jeongin. Nunca lo hemos hablado, pero se nota a mil kilómetros de distancia. Aquí el problema es que Innie es tan inocente que, si no se lo gritas a todo volumen, no se entera. Es posible que ni tan siquiera así se dé cuenta de que se refiere a él. Y, bueno, Hyunjin no esconde su homosexualidad, como muchos otros hacen, pero se asusta bastante deprisa a la hora de exponer sus emociones. A veces lo admiro.

En resumen, esa pareja está condenada al fracaso a menos que a alguno de los dos se les dé un empujón. Un empujón muy muy fuerte.

Estoy hablando demasiado de mis amigos y contando su vida porque no quiero llegar al tema central, Changbin hyung. Y podría pasarme media vida hablando de cosas que nada tienen que ver con esto, como que los exámenes de historia son bastante sencillos cuando analizas el pensamiento del señor Choi o que de pequeño me encantaba ir al campo porque había un columpio gigante en el que me dejaban jugar por horas.

Pero sería ilógico seguir dando vueltas solo por no hablar de él, así que comenzaré por el principio.

Changbin fue mi primer amigo en Corea, y no fue muy complicado conocerlo, sinceramente. Se presentó en la puerta de mi casa junto a su madre y cargando unos dulces el mismo día que aterricé. Yo estaba durmiendo porque estaba cansadísimo y mi único deseo era continuar con mi larga siesta. No era mi culpa, había tenido que despertarme demasiado temprano para coger el vuelo y teniendo en cuenta que me quedaba todo el verano para conocer la ciudad y para hacer amigos... Pues eso, que quería dormir hasta que mi cuerpo no pudiera seguir en ese otro mundo, pero mi tía y la señora Seo son íntimas, así que me dijo que no podía hacerles ese feo al no recibirles. Y allí estaba yo, con mi cara de recién despierto, mi pijama de gatitos y las mejillas hinchadas como las de Jisung, cuando lo vi por primera vez.

Changbin captó mi atención en cuanto nuestros ojos conectaron. ¿Amor a primera vista? No. En ese momento pude percibir su atractivo y pude sentirme atraído hacia él, pero me enamoré de él más tarde, a lo largo de ese verano.

Como iba diciendo, hicimos contacto visual por primera vez, pero él estaba malhumorado. Y yo estaba somnoliento.

No es muy buena combinación, ¿no?

Me tendió los dulces sin decir nada y yo los cogí y me quedé mirándolos. Mi tía nos presentó y su madre me dijo que deseaba que todo me fuera bien en Corea, que ellos vivían en el séptimo piso y que podía subir cuando lo necesitara.

Yo hablaba algo de coreano, en mi familia me habían enseñado algunas palabras, pero todavía no lo llevaba del todo bien, así que creí que me estaba diciendo que podía subir cuando tuviera hambre. Fue entonces cuando pasé la mayor vergüenza de mi vida. Le respondí que con la cantidad de comida que me había dado mi tía nada más llegar nunca podría tener hambre, pero que gracias y que encantado de conocerlos. La cara de confusión de la señora Seo no se me olvidará en la vida, pero la de Changbin...

Tras decir estas palabras me incliné para darles las gracias por el chocolate y por su consideración y me retiré a mi cama.

Changbin se estuvo riendo de mí por ese error hasta que dejamos de ser amigos. Era nuestra broma, siempre la soltaba cuando todo marchaba bien entre nosotros, y tenía tanta gracia para imitar mi voz grave que siempre terminábamos ahogándonos por la falta de aire. Nunca dejábamos de reírnos entre nosotros.

He's in the rain [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora