Esta persona es para mí

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Changbin~

No me da la mano, y en verdad tampoco esperaba que lo hiciera. Pero me sigue en silencio por la casa hacia la habitación de Chan.

Una vez allí dejo mi mochila sobre el escritorio y la abro. Le estoy dando la espalda, pero puedo imaginarme perfectamente lo que está pensando. Rebusco entre lo que me he traído, que en verdad se basa en una camiseta que utilizo como pijama, en unos pantalones cortos de chándal y en ropa de cambio para mañana.

—¿Quieres mi pijama? —pregunto.

—Podrías... esto... Podrías dejarme tu camiseta.

Me giro para encararlo y veo que tiene toda la cara rojita y que está mirando hacia el suelo.

—¿Esta? —pregunto señalando la que llevo puesta—. ¿Quieres esta?

Asiente con los ojos muy abiertos y no necesito nada más para quitármela y tendérsela.

Sabía que de esta forma su vergüenza alcanzaría límites que nunca había visto.

La camiseta es lo suficientemente ancha para que esté cómodo y lo suficientemente larga para taparle hasta los muslos, pero comprendo rápidamente que no será bastante para él.

Coge la camiseta y en seguida vuelve a dar unos pasitos para atrás.

—A ver, eh... —digo—. Puedo dejarte mis pantalones del pijama.

—¿Solo tienes esos? —pregunta en voz baja.

—Sí —digo.

—Entonces déjame esos. —Señala los que llevo puestos, y cuando llevo las manos a la cinturilla de los vaqueros, empieza a mover los brazos para pararme—. ¡Pero me los das después de ponerte el pijama tú!

No sé por qué me gusta tanto que le sea tan complicado apartar la vista de mi cuerpo. Obviamente no me iba a quitar los pantalones delante suya sabiendo cómo se pondría, pero sus reacciones siempre me entretienen.

—Está bien, está bien. Ah y... —digo, con esto sí empiezo a incomodarme—. ¿Tienes ropa interior?

Pensar en Felix llevando mi ropa interior... Me doy un puñetazo mentalmente para centrarme en la situación. El chico mira su mochila encima de la silla y asiente.

—Vale. Voy a cambiarme, espera aquí —digo.

Voy al baño y me pongo el pijama deprisa. Al volver, Felix está mirando mi camiseta con concentración.

—Ten. Para dormir tendrás que quitártelos, porque dormir con vaqueros es incómodo, pero al menos ahora puedes llevarlos. Te espero fuera.

Cuando sale no consigo entender el porqué siento todo mi cuerpo de esa forma. Está vestido con la ropa que he llevado yo todo el día, y parece estar más relajado que antes. No le queda mucho más grande que a mí, pero por alguna razón a él le queda distinta.

Bajamos y están todos sentados a la mesa. Minho y Woojin también se han puesto el pijama durante nuestra ausencia, así que ya estamos todos. Miro a Seungmin como un hermano mayor mirando al niño que se ha portado mal, pero este solo me sonríe sin ningún remordimiento.

Cenamos, como siempre que lo hacemos juntos, en el desorden más absoluto, pero es lo que nos gusta, supongo. Nos ha salido la comida mejor de lo que pensaba y veo la satisfacción de Chan viéndonos a todos comer. Nunca entenderé a este hombre.

Además, la música está puesta a un volumen medio por toda la casa, por lo que a ratos puedo ignorar a los chicos y centrarme en ella. Felix parece pensar lo mismo desde el otro lado de la mesa. Está junto a Jisung y Hyunjin y de vez en cuando habla con el primero con seriedad, aunque no creo que esté hablando de algo serio. A veces parece que sí solo por su expresión.

Al terminar limpiamos entre todos y luego Chan nos ordena ir a sentarnos al suelo del salón. Lo hacemos en círculo y nos quedamos esperando a que nos diga de qué va todo esto.

—Vamos a jugar a prueba o verdad.

—Oh, venga ya —exclama Minho con el ceño fruncido—. ¿Qué somos, niños de cinco años?

—Desde luego algunos lo parecen —dice Seungmin, y todos se quedan mirándolo.

—Tú el primero —responde Felix, y no puedo evitar reírme.

No sé por qué Minho tiene tanto inconveniente en jugar, si ahora todos sabemos lo que tiene con Jisung.

Chan se sienta a mi lado y al de Jeongin y señala a Hyunjin.

—¿Por qué tengo que empezar?

—Porque lo digo yo. ¿Prueba o verdad?

—Prueba —responde como si creyera que así se va a librar de algo.

—Jeongin y tú tenéis que ir al jardín y hablar de algo que sea importante para ti —le dice Chan.

—¿De algo que sea imp...? ¿Qué estás diciendo?

—Tú lo sabes. Ya es hora de que deis el pasito, o si no... Podremos elegir un castigo entre todos.

Jeongin se levanta y espera a que Hyunjin lo haga. El más pequeño del grupo no tiene ni idea de lo que están diciendo, pero se levanta. Seguro que para que su amigo no reciba algo que escojamos nosotros, porque hay algunos que suelen ser bastante... Miro a Seungmin. Bastante crueles.

—No va a hacerlo —dice Minho cuando se marchan—. No se va a atrever.

—Tú déjalos, que por lo menos están hablando —dice Jisung.

Esa pareja se me sigue haciendo rara.

—Changbin, tu turno.

—¿Mi turno? Pero si le tocaría a Minho —replico señalando hacia el lado del hueco que ha dejado vacío Hyunjin.

—No estoy siguiendo ningún orden en específico. ¿Prueba o verdad?

Bufo y cruzo las piernas.

—Verdad.

Chan sonríe y mira al grupo.

—¿Alguien tiene una pregunta que merezca la pena?

Woojin me mira y casi puedo saber sobre qué me va a preguntar.

—¿Estás enamorado?

Siempre es un pesado con ese tema. Sabe lo que siento por Jisoo mejor que nadie, incluso que Minho, que se piensa que todo va bien desde el principio, pero no me hace nada de gracia que lo toque delante de todos.

Mi respuesta automática es responder que no, pero luego me quedo callado unos segundos mirando mis piernas desnudas. Levanto la cabeza para observar a los siete miembros que quedan en la sala. Todos están esperando mi contestación. Entonces mi mirada se para unos segundos en la de Felix y me doy cuenta de todo con solo mirarle a los ojos. Las sensaciones extrañas al verlo vestido con mi ropa, la necesidad de verlo bien, el comprar caramelos de la tienda de la esquina solo porque sé que los adora, que me guste que me mire, mirarlo más que a nadie desde que lo conocí... Todo lo que he estado sintiendo desde que llegó de Australia y lo vi con la cara de dormido, con la cara de emoción por jugar conmigo al fortnite y la de felicidad cada vez que le hacía la cena. Todo ello tiene ahora un sentido que me había dado miedo pensar. Me doy cuenta de las palabras que por fin dejo que mi consciencia me diga.

«Esta persona es para mí».

—Sí.

He's in the rain [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora