El martes volvemos a clase. Por suerte, el viernes es el último día y no tenemos prácticamente nada que hacer. Casi todos los profesores se han rendido con nosotros, menos el de historia, matemáticas y la de inglés.
—De verdad —dice Jisung estirándose en el pupitre que tengo enfrente—. Que es verano. ¿Por qué no nos dejan irnos y punto?
—Aún no es verano —puntualiza Hyunjin desde el otro lado.
Chan tiene la cabeza apoyada en los brazos y parece que se ha quedado dormido.
—Chris —le llamo—, el señor Choi está a punto de llegar.
Abre los ojos con resignación y saca el libro de historia.
—No voy a escucharle —dice.
—¿Eso es lo que dijiste el año pasado para repetir curso? —le pregunta Jisung con una sonrisita de suficiencia.
—A ti tampoco te voy a escuchar —responde.
El profesor entra y empieza a hablar y a hablar. Yo le presto atención, aunque ya no vayamos a hacer más exámenes. Lo tomo como práctica del idioma y como forma de analizar al profesor. Historia es la asignatura que peor se me da. Escribir en coreano todavía me cuesta y cometo muchísimos errores, además de que estudiar todo eso se me hace pesadísimo. Pero me considero un chico espabilado. En clase escucho absolutamente todo lo que dice, y lo proceso bien en mi mente, hasta el punto de suponer la opinión que tiene el señor Choi respecto al tema que estemos dando. La historia no se basa en opiniones, sino en hechos, pero para un examen de instituto, hacerle la pelota a los profesores siempre me ha funcionado.
Si soy sincero, me he quedado con cuatro cosas en todo el curso, pero mis notas no han bajado del siete y medio. Me vale.
Cuando la hora llega a su fin todos parecen todavía más casados que anteriormente, pero yo estoy más despierto y relajado. Salgo junto a Jisung para bajar al gimnasio. Esa clase es la mejor de todas.
—Sí, sí. Acaba de pasar ahora mismo —le dice una chica a otra como si le estuviera contando la noticia más interesante del mundo.
Mi amigo y yo nos miramos, pero seguimos caminando como si nada.
—¿No has oído la discusión? Jisoo estaba gritando muchísimo —dice otra más adelante.
—Changbin es un idiota, ¿cómo puede hacerle eso a una chica tan maravillosa?
—A mí no me parece tan maravillosa. Lo que habrá tenido que aguantar el pobre.
Esta vez me paro en seco. Mis pies son incapaces de moverse del suelo. Espero a que las chicas continúen hablando, pero se meten en su clase sin darse cuenta de mi interés.
—¿Qué ha pasado? —le pregunto a Jisung cuando me coge del brazo y estira para que siga andando.
—No lo sé —responde con cautela—. No pienses en ellos ahora.
En el gimnasio los ánimos están igual que en los pasillos. Todos parecen hablar de lo mismo, pero no consigo que me llegue la información. Normalmente las noticias sobre cotilleos no dan para tanto, pero Changbin está con Jisoo, y Jisoo es una de las chicas más importantes del instituto, así que las novedades sobre su relación siempre se expande a la velocidad de la luz.
—Le ha esquivado cuando iba a darle un beso —dice un chico de mi clase—. Vaya imbécil.
—Es el más afortunado del instituto y lo desperdicia así —ríe otro.
Estamos estirando todos en grupitos, y los de al lado no dejan de meterse con Changbin. Chan, Seungmin, Jisung, Hyunjin y yo estamos callados para poder enterarnos de todo.
—¿Pero qué le ha dicho? —pregunta el tercero del grupo.
—Le ha esquivado y le ha dicho que no va a esperar al viernes, que la deja ya. No lo entiendo demasiado, pero Jisoo se ha cabreado muchísimo y ha empezado a chillar.
—¿O sea que es verdad que lo han dejado?
—Eso parece.
Jisung me lanza una mirada y la entiendo perfectamente. La noche del domingo me viene a la mente y noto que empieza a faltarme el aire. ¿Lo habrá hecho por lo que hicimos? Changbin dijo que estaba enamorado, no es justo que esté pasando esto por una tontería de dos chicos medio borrachos.
Tengo que hacer algo.
Cuando terminan las clases me voy directo a casa. Después de comer pienso subir a casa de Changbin a hablar con él. Voy a solucionarlo todo y esos dos volverán a estar juntos.
Pero cuando termino de comer me asusto tanto que no soy capaz de abrir la puerta de casa. ¿Y si está muy enfadado conmigo? ¿Podré soportarlo?
Después de una hora y media dejo de pensar y simplemente me lanzo a las escaleras. Si subo en ascensor es muy posible que vuelva a bajar en cuanto llegue al séptimo. Toco al timbre varias veces hasta que abre la señora Seo.
—¡Felix! ¡Cuánto me alegra volver a verte! ¿Va todo bien?
Tengo la respiración acelerada de tanto correr por las escaleras. Niego con la cabeza y le pregunto si está su hijo.
—Se ha encerrado en su habitación. Pasa, pasa. Ve a buscarlo.
—Gracias.
La mujer me deja pasar y yo camino por su casa como si fuera la mía. En cierta manera, la organización es la misma. Toco a la puerta en cuanto llego a su cuarto y abro sin esperar a que diga nada.
—Changbin —digo.
La habitación está completamente a oscuras. La persiana está bajada y las luces apagadas y una de las canciones que me enseñó el otro día suena desde su teléfono, que está apoyado sobre su estómago. Él está estirado en la cama observándome sin entender qué hago ahí.
—¿Felix? —Se sienta y enciende la luz—. ¿Va todo bien?
—¿Qué has hecho?
Bufa.
—¿Tú también te has enterado?
—Sí. ¿Por qué has hecho eso?
—No sé cómo explicártelo.
Estoy de pie delante suya, con los brazos cruzados con indignación.
—¿Es por lo que hicimos la otra vez? Si te sirve de algo, puedes decirle que no significó nada, porque así es, ¿no? —Espero unos segundos, pero luego reparo en que no quiero saber la respuesta—. Hyung, encontrar un amor correspondido no pasa a menudo. No hagas tonterías. Ve a su casa y habla con ella. Arréglalo.
Me está mirando con una intensidad que no había visto antes en él.
—Sí que tengo que arreglar algo con ella —dice frunciendo el ceño—. No lo he hecho bien, la verdad.
—No —respondo.
Se pone en pie y se guarda el teléfono en el bolsillo.
—Vamos a por la moto.
—¿Perdón?
—Acompáñame. No tardaré mucho.
Niego con la cabeza. ¿Por qué iba a ir yo a presenciar algo así?
—Por favor —dice—. Solo tienes que esperar junto a la moto. No me demoraré.
Changbin solo coge la moto cuando tiene que hacer algo importante. Así que esto es importante para él, y quiere que esté cerca.
Por una vez decido ser buen amigo.
—Está bien.
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He's in the rain [Changlix]
Fiksi PenggemarDesde que Lee Felix abandonó su vacía vida en Australia, Seo Changbin llamó su atención. Llegó a Corea del Sur durante el verano, y desde entonces ha pasado casi un año y las cosas han cambiado por completo. Tanto, que Felix podría asegurar que llev...