Miro el suelo de madera y ahora el olor de Changbin sobre mi piel me hace sentir idiota. Pues claro que está enamorado. ¿Acaso he intentado engañarme a mí mismo y pensar que porque me ha dejado su ropa siente algo? Es Changbin, solo estaba cuidándome, como siempre.
Pero ojalá pudiera olvidarme de que Jisoo existe durante una noche. Ojalá pudiera dejar de sentir que estoy muriendo por dentro.
«Para, Felix. Él es feliz así. ¿No podrías alegrarte un poco?».
Ojalá.
Pero solo quiero pensar que todo esto es mentira.
Changbin hyung acaba de decir que está enamorado. Ya lo sabía, ¿por qué me duele como la primera vez que me lo dijo? Todos nos quedamos en silencio, lo que es raro porque normalmente, cuando uno de nosotros expone sus sentimientos, nos metemos con él y nos reímos. Entiendo que ni Chan ni Jisung lo hagan, ¿pero qué les pasa a Minho y a Woojin hyung?
Cuando los miro, Woojin está negando casi imperceptiblemente con la cabeza y tumbándose en el suelo y Minho solo lo mira con seriedad. Supongo que a él le molesta porque Jisoo le quita el tiempo de estar con su amigo.
Hyunjin y Jeongin vuelven y se sientan en sus respectivos lugares. No se les ve nerviosos ni alterados, así que me imagino que no han hablado de nada de lo que tenían que hablar.
Agradezco la interrupción porque me da la oportunidad de huir.
-¿Y bien? ¿Qué ha pasado?
-Hemos halado de Kkami -dice Jeongin con una sonrisita.
Me levanto, voy a la cocina y busco una de las botellas que compré con Chan. Tras verter más líquido del necesario en un vaso lo mezclo con mi refresco y vuelvo junto al grupo.
-Felix -dice Chan.
Me preparo para una bronca después de dar el primer trago y quedarme mirando el contenido del vaso, pero no llega nunca. En su lugar, la conversación sobre Kkami continúa aunque yo no le preste atención. Creo que tampoco Chan o Jisung hacen caso, y cuando alzo la mirada me doy cuenta de que Changbin me está observando al igual que mis dos amigos.
Me termino el vaso de un trago y me pongo en pie.
-Voy al baño -digo interrumpiendo la conversación. Después solo me retiro sin esperar a que me respondan.
Dejo de oír los murmullos cuando entro en el cuarto de Chan y me deshago de toda la ropa de Changbin. De repente me muero de calor. La tiro al suelo y me dejo caer en su silla. No lloro. Por primera vez no me vienen las lágrimas, solo estoy enfadado conmigo mismo.
¿Por qué tengo que ser tan estúpido?
Me da miedo ver cómo termina todo esto, porque alguna vez explotaré y lo soltaré todo. Y no quiero herir a nadie cuando eso pase.
Al poco tiempo me arrepiento de estar en ropa interior y voy a por la camiseta. No quiero seguir oliendo a él, pero no quiero estar tan destapado, y más teniendo en cuenta que el calor es culpa de mi poco aguante con el alcohol.
Me voy al fondo de la habitación y me siento en el rincón.
-¿Felix? -me llama Changbin desde fuera-. ¿Puedo pasar?
-No.
Enfrentarme a él después de irme tan repentinamente no me parece una buena idea. Sin embargo, él entra de todas formas.
-¿Te has quitado los pantalones?
-También me he quitado la camiseta, pero luego me he arrepentido.
-¿Ya no tienes vergüenza?
Me encojo de hombros. No se me ve nada y espero que esté ahí poco tiempo, así que no.
-¿Qué ha pasado? -pregunta.
-Nada. No quiero jugar a ese juego.
-Ya lo hemos dejado.
Todavía no lo he mirado desde que ha entrado, y no parece importarle.
-Ahora bajaré.
Changbin suspira y cierra la puerta a sus espaldas. Va a la silla en la que estaba yo antes y se sienta.
-Voy a quedarme contigo hasta entonces.
-No hace falta.
Pero él no hace el menor gesto de marcharse, así que nos quedamos en silencio durante un par de minutos.
-Lix, ven -dice con suavidad.
Levanto la mirada y veo que está estirando el brazo hacia mí. Pasan unos segundos en los que permanezco inmóvil, pero termino levantándome y acercándome. Me coge de la mano y me guía hasta que estoy sentado con una pierna a cada lado y de cara a él.
Recuerdo que sigo sin pantalones cuando coloca las manos en mis muslos desnudos. El tacto me sorprende tanto que me sonrojo de inmediato. Ahora sí tengo vergüenza y ahora sí quiero morirme.
-¿Estás bien?
Me rindo con todo. Apoyo la cara en su pecho y cierro los ojos. Ya me da igual, no quiero seguir fingiendo que lo estoy. Lo único que quiero es dejarme abrazar por Changbin un buen rato y que me haga olvidar que estoy enamorado de él.
-Felix -dice con voz calmada, como si le aliviara que por fin vuelva a acudir a él, y me rodea el cuerpo, apretándome con mucha fuerza.
Y así es como todos mis pedazos parecen unirse otra vez, al menos durante el tiempo que estoy en sus brazos.
Al soltarme no me obliga a bajarme, sino que vuelve a llevar las manos a mis piernas. Siento que estoy dejando demasiado peso en él, por lo que cometo el error de moverme.
Y mierda.
Lleva unos malditos pantalones de chándal.
No soy el único en notarlo, porque Changbin suelta el aire por la nariz y aprieta la mandíbula.
Por Dios. Quiero echar a correr a la otra punta del planeta y no volver a verlo jamás.
Cuando sus manos hacen presión sobre mis muslos creo que es el momento indicado para levantarme, disculparme y ponerme los pantalones.
-Espera -dice-. No todavía.
Se da cuenta de la intensidad con la que lo estoy mirando. ¿No ve que solo quiero alejarme de él y olvidarme de esto?
-Acércate un poco... -Con sus manos me obliga a hacerlo, así que de un momento a otro vuelvo a notarlo absolutamente todo. No me atrevo a mirarlo hasta que me levanta la cabeza-. Muévete.
-¿Qué?
Sube las manos hasta mi cintura y me lleva hacia delante. Mi pecho choca contra el suyo y necesito sujetarme a sus hombros para no perder el equilibrio. Nos quedamos unos segundos quietos. Creo que ambos estamos algo atontados, ni siquiera sé la cantidad de alcohol que habrá bebido él. Pero por unos momentos, mientras siento algo que no había sentido nunca, todo eso deja de importarme.
No me importa estar con una camiseta y con solo la ropa interior encima suyo, porque cuando empieza a moverse, no me da tiempo a procesar todo lo que está pasando.
ESTÁS LEYENDO
He's in the rain [Changlix]
FanfictionDesde que Lee Felix abandonó su vacía vida en Australia, Seo Changbin llamó su atención. Llegó a Corea del Sur durante el verano, y desde entonces ha pasado casi un año y las cosas han cambiado por completo. Tanto, que Felix podría asegurar que llev...