Jisung me salva de todo. Menos mal que estaba él porque la comida habría sido todavía peor si hubiera estado a solas con mi abuela y con Changbin. Habíamos hecho esto alguna vez, lo de comer juntos aquí, digo, pero no contaba con que mi abuela podría volver a invitarlo.
Demasiado tiempo me había librado.
Changbin no ha hablado mucho. Contestaba las preguntas de mi abuela y ha escuchado, como yo, la larga conversación que ha tenido con Jisung sobre lo cara que está la fruta últimamente. Por mi parte, yo no he abierto la boca más que para comer, y ha sido un milagro que consiguiera acabármelo todo, porque el estómago se me ha cerrado tanto que mi enfermedad parecía real. Cada vez que notaba su mirada sobre mí me quedaba mirando con fijeza el plato, porque verle hacía que mi mente reprodujera en bucle el beso que se estaba dando con Jisoo en el baño de chicos esta mañana.
No quiero volver a presenciar algo así en mi vida.
Después de la comida, Changbin se ha retirado dando las gracias y diciendo que debía ir a estudiar. He agradecido muchísimo que no lo haya extendido más. Pero así es él, nunca se queda más tiempo del necesario.
Recuerdo una vez que fuimos a jugar un partido de baloncesto con Minho y con chicos que no conocíamos de nada. Nos lo pasamos muy bien, aún no soy capaz de olvidar su gran sonrisa y cómo me levantó del suelo cuando ganamos. Me extrañó que se pusiera tan contento porque no es demasiado competitivo, tendía a fingir emoción cuando ganábamos alguna partida en los recreativos o en el baloncesto, pero ese día estaba de tan buen humor que la victoria solo lo aumentó más.
Pero a lo que iba, tras terminarlo, fue a coger sus cosas, a despedirse de los chicos y a darle las gracias por jugar, y me preguntó si me iba ya, porque él se marchaba. Lo que quiero decir con esto es que cuando ya puede irse, no espera a las conversaciones absurdas e incómodas que no sabes cuándo finalizar. No sé si me explico.
Jisung y yo nos fuimos a mi casa poco después a continuar con el plan que habíamos establecido con anterioridad y a perdernos del mundo durante varias horas, hasta que su madre le llamó hace un rato enfadada por no haber estado en clase y por no aparecer en casa.
Como suponía, mi tía cree mi mentira, sobre todo gracias a mi abuela, que comenta lo sucedido durante la cena.
—¿Te encuentras mejor?
—Eso creo —respondo, aunque sea mentira. Por un rato lo he conseguido, pero ahora estoy en las mismas que antes. No me duele el estómago, pero no me siento bien en absoluto.
—Ahora que lo pienso, hace mucho que no quedas con Changbin, ¿no?
Aparto la mirada.
—Ya, está ocupado.
—Con lo que te gustaba a ti pasar el rato con él —sigue diciendo. Cada vez me empiezo a encontrar peor—. Bueno, al menos cuando quedas con los chicos podéis hablar, ¿no?
—No coincidimos —digo.
Hoy no estoy parando de decir mentiras. Quizá es porque he soltado la mayor verdad de mi vida.
Mi tía se queda pensativa y cuando vuelve a mirarme, yo fijo mi vista en el plato.
—Desde que tiene novia... Si es que estas cosas pasan, ya se sabe. Ya verás cuando tú encuentres una, ¡no vamos a verte el pelo! —Se ríe—. Por parte me hace ilusión... Mi niño con una chica tan bonita como él. Te haces mayor, ¿sabes? Igual que Changbin, ha crecido un montón y parece que hasta va en serio con...
De repente siento unas ganas terribles de vomitar, así que me disculpo y corro al baño. No puedo soportar todo esto.
—Lixie, ¿estás bien? —me pregunta mi abuela.
La veo aparecer junto a mi tía, pero yo les hago un gesto para que no entren en el cuarto de baño, estiro la pierna y cierro la puerta con el pie. No quiero que me vean en este estado, y menos cuando vuelvo a romper a llorar.
Creo que ha sido en ese momento, cuando mi tía estaba hablando de Changbin, de Jisoo y de mi futura e invisible novia, cuando la realidad me ha azotado de golpe. Llevo todo este tiempo pensando que en algún momento todo volverá a ser como antes, pero incluso cuando supere a Changbin y sea capaz de ser su amigo, nada volverá a ser igual. Tal vez él ya no quiera saber nada de mí o tal vez sí, pero ya nada podrá compararse a esos momentos tan bonitos. Todo el dolor que he estado viviendo nunca se evaporará en su presencia, puedo sentirlo así. Todo es un desastre, Dios, ¡si ni mi propia familia sabe que mi orientación sexual es diferente a la de los demás!
Me permito llorar un buen rato más, siendo consciente de que debo estar preocupando en exceso a las dos mujeres que todavía están detrás de la puerta. No vomito más, con una vez he tenido suficiente.
—Cariño, vamos al médico, ¿vale? Sal de ahí.
—No hace falta —respondo—. Seguid cenando, no tardaré en salir.
—Lixie —dice mi abuela—, mi pequeño. Todo va a ir bien. Deja que te cuidemos como es debido, venga, sal y vayamos al hospital.
Con la suerte que tengo, si voy al hospital ahora, me encontraré con la madre de Changbin. Ya me imagino la irónica situación. La señora Seo tratando de curarme algo que ha causado su propio hijo.
Me levanto del suelo, tiro de la cadena y me lavo los dientes.
—Gracias —les digo—. Solo es el estrés del final de curso. Creo que lo mejor es que me vaya a dormir.
Le beso la mejilla a ambas y me retiro a mi cuarto.
Me quito toda la ropa hasta quedar en ropa interior y apago las luces. Abro la cama a tientas, me siento en ella y me quedo mirando la oscuridad. Es el momento en el que me inunda la calma.
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He's in the rain [Changlix]
FanfictionDesde que Lee Felix abandonó su vacía vida en Australia, Seo Changbin llamó su atención. Llegó a Corea del Sur durante el verano, y desde entonces ha pasado casi un año y las cosas han cambiado por completo. Tanto, que Felix podría asegurar que llev...