Casi dos meses después de la pérdida de Jim, la pequeña Eleven ya se había acostumbrado a su nueva familia, aunque algunas noches le costara dormir, y lloraba mientras recordaba todo lo vivido con su padre.
Era una noche de tormenta, la cual a la menor le daba miedo, sin embargo logró conciliar el sueño, cayendo profundamente en los brazos de morfeo.
A eso de las tres de la madrugada un fuerte grito se escuchó en toda la casa, lo cual puso en alerta a los hermanos Byers y a Joyce, los tres salieron corriendo a la habitación de su hija y hermana, la cual estaba sumida en lágrimas.
Joyce la abrazo y tratando de calmar a la niña, la cuál temblaba de miedo, bañada en sudor y con lágrimas bajando por sus mejillas, sin contar que la tormenta cada vez empeoraba y la hacía sobresaltarse cada que un rayo caía.
Luego de un par de minutos la pequeña fue calmándose, sin separarse del abrazo maternal de Joyce, sus hermanos aún preocupados observaban desde la puerta de su habitación.
— ¿Ya estás más tranquila, cariño? — La menor solo se limitó a asentir— ¿Que pasó? ¿Tuviste una pesadilla?
A la pequeña se le volvieron a llenar los ojos de lágrimas, recordando lo que segundos antes había soñado.
— Me dolía mucho — Se limitó a decir la pequeña, lo cuál Joyce asumió que se encontraba enferma.
Los chicos observaban y escuchaban todo en silencio, no entendían que le dolía a su pequeña hermana como para que gritara de esa manera, Joyce por su lado la miró con el ceño fruncido sin comprender.
— ¿Que te duele, cariño?
— Lo que papa me hacía— Dijo la pequeña volviendo a llorar y ahí Joyce entendió que algo malo le habían hecho.
Una sola mirada bastó para que los hermanos entendieran que las tenían que dejar solas, rápidamente cerraron la puerta de la habitación y se dirigieron a su dormitorio. Ambos estaban preocupados por su hermana, pero no iban a forzarla a que les contara sus temas personales, hasta que ella estuviera lista y confiara en ellos.
— Cariño, ¿quieres contarme? — Preguntó Joyce tímidamente.
La pequeña asintió, mientras comenzaba a relatar y recordar esa pesadilla que la había atormentado.
— Cuando vivía en el laboratorio, tenía mi propia habitación, pero también tenía un cuarto feo y oscuro, donde papa me encerraba si no hacía las cosas bien y no me daba comida ni agua por varios días— dió un sollozo antes de continuar — un día papa se enojó mucho conmigo, pero no me llevó al cuarto oscuro, me llevo a mi habitación y se fue.
Joyce la miraba atenta, mientras la niña hacía un esfuerzo por no llorar mientras le relataba sus recuerdos que ahora se convirtieron en pesadillas.
— Luego de un par de minutos él volvió y me pegó, pensé que ese sería mi nuevo castigo, pero no fue así — dijo mientras se limpiaba las lágrimas — me tiro a la cama mientras el se quitaba su cinturón.
A este punto Joyce ya sabía más o menos por donde iba la historia, y sus ojos se cristalizaban mientras la niña iba relatando los hechos.
— Papa me dijo que era un nuevo castigo, entonces me quitó mi bata y se bajó su ropa interior — dijo la castaña llorando — luego no sé que hizo, pero me dolían mucho aquí, — señalando sus partes intimas.— me ardía cada vez más y me salía sangre.
— No sigas más, cielo. — Dijo Joyce llorando mientras la abrazaba — Ya no te volverá a pasar nunca más, acá estoy yo para cuidarte, no dejaré que nada malo te pase. — La menor asintió mientras volvía a abrazar a Joyce.
— ¿Puedes dormir conmigo? — Preguntó la menor sin dejar de llorar.
— Claro que sí.
Y así una noche más, ambas se quedaron dormidas llorando, una por su terrible recuerdo y la otra pensando en lo injusta que había sido la vida para la pequeña, la cual no merecía nada de eso.
A la mañana siguiente, durante el desayuno, la menor se disculpó con sus hermanos por despertarlos, los cuales se lo tomaron con humor, y le dijeron que no pasaba nada.
— Pero espero que la próxima no grites tan fuerte — rió Jonathan— El pobre Will se cayó de la cama.
— ¡Oye! Te dije que no contaras eso — Reclamó Will con un tono avergonzado, a lo cual El rió.
Y así pasó la mayor parte del desayuno, entre risas y ahora bromas hacía Will. Fue ahí cuando la menor se dió cuenta que ahora no tenía que preocuparse por su pasado, que ahora serían solo unas pesadillas y que su nueva familia estaba dispuesta a ayudarla a superarlas.
•••
Para este capítulo me basé en una teoría que leí hace tiempo, se las voy a dejar por acáTambién paso a decirles que tengo varios capítulos escritos en borrador, así que posiblemente esté subiéndolos en esta semana y parte de la otra, pero cuando se me acaben empezaré como dije en el principio, uno o dos capítulos por semana. <3
ESTÁS LEYENDO
Cartas a papá.
FanfictionLuego del trágico 4 de julio, Eleven empieza a escribirle cartas a Jim Hopper contándole los momentos más importantes de su vida. Prohibido la copia total o parcial de esta historia. Los personajes no son de mi pertenencia, son parte de la producció...