Visita Inesperada

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Hawkins, Indiana, EEUU•

— Vamos Max, ya dime que le pasa a El, de un día para otro cambió, incluso parece molesta conmigo.

— Ya te he dicho mil veces que no lo sé, Mike. — Una irritada Maxine, intentaba practicar en su patineta.

— ¡Claro que lo sabes! ¡Eres su mejor amiga! — Insistió el peligro intentando saber por qué el cambio de su novia con él.

— ¿Vas a seguir estorbando o ya puedo practicar? — Dijo señalando su patineta, en un tono de molestia.

— No me quitaré de tu camino hasta que me digas que es lo que le pasa a El. — El pelinegro se cruzó de brazos, no le importaba recibir un empujón por parte de su amiga pelirroja, estaba dispuesto a sacarle información. Max solo bufó y rodó los ojos.

— ¡El ha tenido su primer periodo, se siente avergonzada, es todo! — Dijo sumamente molesta, luego de decir todo aquello y ver la cara de sorpresa y sonrojo del peligro recordó la promesa que le había hecho a su mejor amiga. — Dios, mierda, El va a matarme. — Dijo más para si misma, aunque el pelinegro también escuchó. — A ver Wheeler, le llegas a decir a Eleven una palabra sobre esto o que yo te lo he contado y te mato, ¿Entendiste? Te mato Michael. Ahora quítate de mi camino.

Mike no era un chico que se asustara fácilmente, pero esa pelirroja enojada, si que le daba miedo.

Se dirigió a su casa y una sonrisa se dibujó en su rostro, la pequeña de la cuál estaba enamorado simplemente estaba creciendo, y no estaba enojada con él como lo creía, eso lo ponía bastante feliz.

Illinois, EEUU

— ¿Así está bien? — Preguntó la castaña a su hermano mientras hacían la tarea.

— Sí, solo debes recordar que lo que está multiplicado pasa a dividir. — Dijo revisando la tarea de la menor. Y volviendo a hacer la suya.

— Will...

— ¿Sí? — Dijo mirando a su hermana.

— ¿Crees que volveremos a Hawkins pronto? — Preguntó con un aire de nostalgia.

— No lo sé, El... Tal vez podamos convencer a mamá. — Le dedicó una sonrisa mientras se encogía de hombros.

— Sí, tal vez...

Los chicos continuaron haciendo su tarea hasta que Joyce y Jonathan llegaron, la mayor se dispuso a hacer la cena y los niños se pusieron a armar rompecabezas en la mesa, mientras acompañaban a su madre.

El sonido del timbre se hizo presente, a lo cuál se sorprendieron, no esperaban a nadie, y no solían recibir visitas, más que el delivery cuando pedían comida a domicilio.

— Yo abro. — Se escuchó la voz de Jonathan desde la sala de estar, donde se hallaba viendo la televisión.

Al pasar unos minutos una quinta persona se hizo presente en la puerta de la cocina, Michael Wheeler se encontraba observando fijamente a Eleven.

— M-Mike... — Un susurro casi inaudible salió de lo labios de la menor mientras sus ojos se cristalizaban.

— Michael, ¡Que sorpresa! ¿Como es que llegaste? — Joyce inició la conversación un tanto asombrada ya que sus dos hijos parecían estatuas, no podían hablar. — ¿Quieres que llame a Karen y le diga que llegaste bien?

— S-Sí, por favor.

¡Hey Will!, amigo— Dijo abrazando a su mejor amigo desde la infancia. — Los extrañaba y he decidido venir a visitarlos. — Dijo sentándose junto a El. — Hola linda, ¿No me vas a saludar? — Le preguntó para luego depositar un beso en su mejilla.

Sintió sus mejillas ruborizándose, y recordó la charla tan solo dos días atrás tuvo con Joyce, así que sin más se levantó de la mesa y se fue a su habitación.

— ¡El! — Casi que le gritó el peligro, mientras se levantaba para seguirla.

— Déjala. — Dijo finalmente Will. — Está pasando por un momento difícil y bueno, realmente no esperaba tú visita, iré a hablar con ella. — El menor se fue con su hermana no sin antes darle otro abrazo a su amigo. — Gracias por venir amigo.— Dijo con una sonrisa.

Mientras Will y El charlaban en la habitación de la anterior mencionada. Joyce le explicaba a Michael el por que el comportamiento de la menor. Claro omitiendo ciertos puntos; como la inesperada llamada de Hopper

Un rato después Michael decidió ir a ver a su novia, debía aclararle que él siempre estaría para ella.

— ¿Podemos hablar? — Dijo entrando a la habitación de la menor. — ¿El? — La pequeña se dió la vuelta de donde estaba acostada para verlo a los ojos, su corazón se encogió cuando los vió levemente hinchados y rojos por haber llorado. — ¿Por qué lloras amor?

— Es que... — Dijo con la voz rota.

— ¡Hey!, se lo que estás pasando y es normal. — Dijo sentándose en la cama junto a ella.— No tienes que avergonzarte conmigo, te sigo amando, ahora incluso más que antes. — Le susurró mientras le acariciaba el pelo.

— ¿No te doy asco?

— ¿Asco? ¿Porqué me darías asco? De hecho todo lo contrario, puedo decir que te vez aún más hermosa. — Dijo sonriendo. La menor bajó su mirada y pasó sus manos por su inflamado vientre. — ¿Te duele?

— Un poco, ya no tanto. — Le dedicó una sonrisa. — ¿Mike?

— ¿Si?

— Gracias por venir. — Dijo mientras lo abrazaba. — Perdón por no confiar en tí.

— Te amo El. — Dijo para luego darle un beso en los labios.

Se quedaron un rato en la habitación de la pequeña, charlando de lo que ha pasado últimamente, sobre la nueva escuela de El, y sobre su relación. Realmente esa fue la mejor visita inesperada que han tenido.

Cartas a papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora