Despedida - Parte II

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— ¿Caja de donaciones? — Preguntó la pequeña refiriéndose al osito mientras entraba a la habitación de Joyce la cual admiraba la carta que Hopper le había escrito a su hija y a Mike.

— Oh, si, claro.

— ¿Que es eso? — Preguntó la pequeña refiriéndose a la carta.

— Es el discurso que escribió Hop, para ti y Mike. — Dijo Joyce con una tímida sonrisa.

— ¿Discurso?

— Sí, el de corazón a corazón.. — Joyce al ver la cara confundida de su pequeña El, inmediatamente se dió cuenta de que Jim nunca habló con ellos.— Él nunca habló con ustedes, ¿cierto? — La castaña negó.

Un pesado suspiro salió de Joyce, seguido de una sonrisa, ya se imaginaba las amenazas que recibió el pobre Mike por parte de su suegro.

— ¿Puedo leerlo?

Al Joyce entregarle la carta, ella salió disparada hacia la habitación donde se había estado alojando, se acostó sobre su estómago en el suelo y comenzó a leer:

"Hay algo de lo que quería hablarles. Sé que esta es una conversación difícil, pero me preocupo mucho por ti. Y sé que estás también pendiente de los demás y es por eso que es importante que establezcamos ciertos límite para poder construir un entorno en el que todos nos sintamos cómodos, con confianza y abiertos para compartir nuestros sentimientos.

Sentimientos...Sentimientos.

¡Jesús! La verdad es que, durante mucho tiempo, había olvidado lo que eran. He estado atascado en un lugar. En una cueva, podría decirse. Una cueva profunda y oscura. Luego dejé algunos eggos en el bosque y entraste en mi vida. Por primera vez, en mucho tiempo, empecé a sentir esas cosas de nuevo. Comencé a sentirme feliz.

Últimamente siento que estamos distanciados, como si te estuvieses alejando o algo así. Yo echo de menos jugar a juegos de mesa todas las noches, hacer extraños eggos de tres pisos por la mañana, ver películas del Oeste antes de que nos vayamos a dormir. Pero sé que estás creciendo, cambiando. Supongo que si soy completamente honesto, eso es lo que me asusta. No quiero que las cosas cambien.

Así que creo que tal vez es por eso que vine aquí, para intentar detener el cambio, para retroceder las agujas del reloj, para hacer que todo volviese a ser como antes, aunque sé que es ingenuo por mi parte. Simplemente no es así como funciona la vida, que va en continuo movimiento, va hacia delante, nos guste o no. Y sí, a veces es doloroso, a veces es triste y a veces, también es sorprendente y es feliz.

Entonces, ¿sabes qué? Sigue creciendo hija, que yo no te detenga. Comete errores, aprende de ellos. Y cuando la vida te haga daño, porque pasará, recuerda el dolor. El dolor es bueno, significa que estás fuera de esa cueva. Pero, por favor, si no te importa, por el bien de tu pobre padre, mantén la puerta abierta diez centímetros."

Soltó una risita al leer la última parte de la carta, seguida de un gran llanto, le pareció estar escuchando a su padre decirle todo eso mientras la leía, y no pudo contener sus lágrimas, se había derrumbado. Unos golpes en la puerta la hicieron apartar su mirada del suelo y limpiarse sus lágrimas, no le gustaba que la vieran llorar, se sentía débil.

— ¿Estás bien? — Preguntó Joyce dulcemente; y la pequeña dejó fluir sus lágrimas al oír su voz.

Solo en ella confiaba para que la viera llorando, ni siquiera sus amigos la habían visto llorar nunca, y cuando lo hizo en el sauna después de lo de Billy, se recuperó rápidamente, pero con Joyce era distinto, siempre estuvo ahí para ella, realmente era como su mamá, y se habían prometido contarse todo, no habían secretos entre ellas.

— Sí. — Dijo con la voz entre cortada.— ¿Hora de irnos?

— Sí. — Dijo con un tono triste.

— En un minuto.

— Bien. — Dijo y sin más se retiró.

La pequeña dobló la carta y la guardó en el bolsillo izquierdo de su camisa, el lado donde su padre, Hopper, le había enseñado que estaba el corazón.

Tomó un fuerte suspiro en un intento de calmarse, limpio sus lágrimas y realmente se tomó un minuto, para estar tranquila y poder despedirse de sus amigos.

Al salir los vió a todos conmocionados, y ella haciendo su mayor intento por no llorar se despidió de cada uno prometiendo que volvería a visitarlos pronto, con Michael se despidió diferente, llevando un abrazo más largo que el resto y un beso en la frente por parte de el hacia ella. Al igual que con su nueva mejor amiga Max, su abrazo parecía eterno, ambas se necesitaban mutuamente, y eran iguales en el punto de que no les gustaba que les vieran llorar, así que por su parte ninguna derramó una sola lágrima.

Al estar dentro del camión de mudanzas con Joyce y alejarse un poco de los chicos, durante el camino la pequeña se volvió a derrumbar, la carta de su padre y la despedida con sus amigos, todo la atacó de golpe.

Y así entre sollozos, se despidieron del pequeño pueblo de Hawkins para empezar una nueva vida.

Cartas a papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora