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Para Jane la adolescencia había sido un golpe muy fuerte, a pesar de ya haber entrado en esa etapa un par de años atrás, la situación tocaba sus fibras más sensibles.

El embarazo de Joyce rondando los seis meses cada vez se hacía más notorio, al igual que sus increíbles cambios de humor. Últimamente sus enojos por las mínimas cosas eran más constantes y toda aquella bella relación con su hija poco a poco se estaba destruyendo.

— ¡JANE HOPPER BYERS! — Resonó la voz de Joyce desde el primer piso de la casa, con un no muy amigable tono de voz.

— El, soltando un bufido de molestia mientras rodaba los ojos bajó quedando hasta la mitad de las escaleras. — ¿Ahora qué mamá?

— Una cosa te mando hacer y tan si quiera puedes hacerla bien. — Dice la mayor mirando a Eleven con una mirada de desaprobación.— Te pedí de favor que lavaras los platos y mira donde están aún.

— ¡Pero yo los lavé mamá! De seguro William los usó y los dejó ahí, ese ya no es mi problema. —Frunció su ceño, claramente molesta también.—

— No importa, también debías lavarlos, fue una orden que te dí. —Dice alzando su tono de voz.—

— ¿Qué está pasando? Hasta afuera se escuchan los gritos de ambas. —Dice Hopper entrando a la casa.—

— Que tu hija no sabe acatar órdenes, una cosa le pido y no tan si quiera la hace bien. —Menciona molesta— Se está volviendo una inútil. —Sus palabras salen de su boca sin pensarlas.—

Y sí que la estaban afectando las hormonas del embarazo...
Los ojos de la menor se cristalizan al escuchar sus palabras, sin embargo no se permite llorar, no en frente de ella.

— ¡Estoy harta papá! ¡Harta de todo!
—Le da una mirada rápida a Joyce llena de dolor, haciéndola entrar en razón y otra a Hopper y sale de la casa dando un portazo.—

Hopper suspira mientras se frota la cara con sus manos negando y se dispone a ir detrás de su pequeña hija, la cuál se dirige hacia la casa de sus mejores amigos mientras sus lágrimas resbalan sin control por sus mejillas.

— Esta vez te pasaste Joyce... —Musita Hopper saliendo de la casa en busca de su hija.—

(...)

La menor se encontraba acurrucada en una de las camas de la habitación que compartían sus amigos mellizos mientras sus lágrimas salían sin poder controlarlas.

— Y ¿Qué harás? —Pregunta Matt y la mira con un poco de pena, su hermana se dedica a abrazarla un poco y acariciar su espalda.—

— ¿Me puedo quedar ésta noche aquí? —Pregunta con la voz quebrada.— Mañana a primera hora iré a casa por algo de dinero, debo ir a Hawkins, debo hablar con Michael y no por teléfono. —Los mira.— ¿Cuento con ustedes para que me guarden el secreto.?

Ambos hermanos asienten aún no muy convencidos con dicha idea de la castaña.

— Deberías hablar con tus papás lo más antes posible Jane. No puedes ocultarles algo tan importante, no por mucho tiempo. —Dice Vicky haciendo una mueca de pena.—

— Ya lo sé Victoria, pero primero debo hablarlo con Michael antes de soltarles la bomba. —La mira antes de que una nueva oleada de lágrimas vuelvan a invadir sus mejillas.—

•••

¡Hola hola! I'm back bitch. Jajaja
Se que los he tenido abandonados, mil disculpas por eso, pasa que no encontraba la inspiración para seguir con la novela. Ahora estando en cuarentena me aburro mucho y estoy dejando que ideas fluyan por si solas. Así que de seguro actualice más seguido, como antes.

¿Que les pareció el capítulo de hoy?
¿Les dolió tanto las palabras de Joyce como a El?
Y ¿Que será ese secreto tan importante de Eleven y porque debe hablarlo con Michael en persona?

¡Los leo!

Cartas a papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora