Nueva Casa

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Papá, he leído hoy antes de mudarnos la carta que me escribiste, la de corazón a corazón, he vuelto a derrumbarme.

Mientras la leía, escuchaba tu voz diciéndome todo eso, no sabía que te sentía así papá, perdóname. Ahora lo único que deseo es devolver el tiempo y pasarla más contigo, tú tenías razón, te estaba dejando de lado.

También extraño las torres de eggos y ver películas contigo antes de dormir, los juegos de mesa en los cuales tú hacías trampa para ganarme. Extraño que me leas cuentos antes de dormir, o cuando yo tenia alguna pesadilla que tomáramos un vaso de leche juntos; sin importar la hora.

Tendré en cuenta tus consejos papá, me dijiste que el dolor es bueno, pero sabes hoy no lo siento así, hoy me duele el corazón más que nunca, te extraño tanto, quisiera poder abrazarte otra vez...

Hace un rato llegamos a la nueva casa, es bastante grande de dos pisos, y tiene un jardín bastante hermoso, mi habitación no es muy grande, pero tampoco pequeña, es... cómoda.

Aún no nos hemos instalado bien, hoy ya es tarde y Joyce dijo que debemos dormir para mañana poder decorar la casa a gusto.

Me tengo que ir a cenar papá, pero volveré a escribirte pronto, lo prometo, te quiero muchísimo y te extraño el doble.

Con cariño; El.

El... — Se escuchó la voz de Will, a lo cual la castaña volvió su mirada hacia la puerta abierta. — ¿Estás bien? — dijo al ver la cara de su hermana.

— La casa es muy grande, me da un poco miedo.

— No te preocupes, mañana cuando esté decorada será más acogedora, te lo prometo.— le dedicó una sonrisa. — Dice mamá que ya llegó la cena.

Ambos menores bajaron donde estaban los mayores, los cuales habían colocado la mesa en algún lugar del salón por ese día; la mayor había pedido delivery ya que no tenía nada a la mano para cocinar, estaba todo empacado.

La cena se basó en charlas sobre su nueva casa, lo cual la pequeña El, dijo que le daba un poco de miedo y Joyce le permitió dormir juntas por esa noche.

— Entonces mañana, cada uno se dedicará a ordenar sus habitaciones y decorarlas, al terminar, todos ayudaremos a ordenar el salón y la cocina, ¿Entendido? — Dijo la mayor.

— Entendido. — Dijeron en coro los tres hijos, como si de una orden militar se tratara.

— Cariño, ¿Estás bien? Casi no has comido.— Dijo Joyce preocupada hacía Eleven, la cual estaba más silenciosa que de costumbre e incluso un poco pálida.

— Me duele el estómago. — Se sinceró la menor.

— Me hubieras dicho antes cielo. Voy a prepararte un té, ¿Okay?

La pequeña solo asintió y se fue a recostar en uno de los pequeños sillones, realmente se sentía enferma. Y no sabía a que se debía, ya que era muy raro que se enfermara del estómago.

Entre tantos pensamientos, la menor cayó en los brazos de morfeo. Para cuando Joyce le llevó el té la menor ya estaba en un sueño profundo, y con ayuda de Jonathan la llevó a su habitación y la dejó en un colchón que estaba en el suelo. Para dormir tranquilamente hasta el siguiente día.

Cartas a papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora