Primer día

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5:26 am para ser exactos marcaba el reloj que estaba sobre la mesa de noche de Eleven. Hoy sería su primer día de clases en una secundaria, si bien ya había estado en una llena de niños y niñas, nunca había ido precisamente a recibir clases; y uno de sus mayores miedos era no entender muchas cosas.

A esa hora la niña ya estaba despierta, llena de nervios que provocaban un "zoológico" en su estómago, intentando varias veces durante la noche conciliar el sueño, lo que obtenía era pesadillas, en las cuales pasaba vergüenzas en su primer día de clases.

Por otro lado su hermano Will también estaba despierto y bastante nervioso, no solo por él, si no también por su hermana, el se había prometido cuidar de ella y ayudarla en todo.

No fue coincidencia que ambos hermanos salieran de su habitación al mismo tiempo, los cuales con una sonrisa cómplice, a pasos silenciosos se dirigieron a la habitación de su madre.

Joyce al escuchar su puerta abrirse y ver dos pequeños bultos cubiertos con una sábana, casi se desmaya del susto, pero luego al notar que se trataba de sus hijos se relajó.

— ¡Dios chicos! No pueden aparecer así de la nada, casi me matan del susto. — frunció él ceño al observar la hora.— ¿Que hacen despiertos? En un rato tienen escuela, deberían dormir.

Joyce al percatarse de sus propias palabras se dió cuenta de lo que sucedía, tenían miedo. Con su cabeza los llamó para que se acurrucaran con ella en la cama, uno a cada lado. Ambos niños se durmieron rápidamente ya que en los brazos de su madre se sentían seguros.

(...)

— Arriba chicos, hay que ir a la escuela. — Se escuchó la voz de Joyce un par de horas más tarde.

— Cinco minutos más. — Respondió un adormilado Will.

— Nada de cinco minutos, vete a bañar mientras despierto a Jane.

Joyce solía llamarla por su nombre, quería que la niña se sintiera a gusto, como una persona normal y no como el experimento que algún día fue.

— Jane, cariño, es hora de levantarse. — Le susurró amablemente, a lo cual la menor solo respondió con un gruñido. — Vamos pequeña, hoy será un gran día, vas a hacer amigos nuevos.

— No quiero ir, mamá.

Joyce se quedó boquiabierta con lo que había dicho la niña, había ansiado ese momento por varios meses y al fin la había llamado "mamá." Si bien ya tenía dos hijos que la llamaban así todo el tiempo, para ella fue como si volviese a tener un bebé y dijera su primera palabra.

Por su parte El se percató de lo que había salido de su boca sin su permiso, se sentó de golpe en la cama y abrió sus ojos como platos al ver el rostro de Joyce y sus ojos cristalinos por la emoción.

— P-Perdón, yo...— Una nerviosa El intentaba remediarlo.

— Cariño, no me pidas perdón, fue lo mejor que me has dicho, estoy tan feliz que me hayas llamado así. — dijo la mayor mientras la abrazaba. — Por favor sígueme llamando así, me gusta más que cuando me llamas por mi nombre.

— ¿No estás molesta?

— ¿Como estaría molesta por eso? Me has hecho la más feliz. — le dedicó una sonrisa. — Pero ahora a levantarse que hoy es un día largo.

(...)

— Niños ya saben, si pasa algo me llaman y vengo por ustedes, solo tienen que disfrutarlo, dejarlo fluir. — Dijo Joyce un tanto ansiosa. — Recuerden que a la salida Jonathan pasa por ustedes.

— Sí. — Dijeron ambos al unísono. — Adiós.

Y así los hermanos Hopper-Byers se dirigieron hacia la entrada. Will al notar los nervios de su hermana, la tomó de la mano y se dirigieron así hasta la oficina del director, bajo la atenta mirada de todos los alumnos.

Luego de un rato, donde el director les daba indicaciones, les mostraba la escuela y les entregaba su horario, el mismo los guío hasta su salón de clases.

— Profesor; aquí le dejó a los nuevos estudiantes, son todos suyos. — Dijo el director mientras empujaba un poco a los menores dentro del salón.

— Gracias señor. — el director asintió y se retiró.— Bueno chicos hoy tenemos dos amigos nuevos, ¿Por qué no se presentan ustedes.?

El miró a Will suplicando que hablara por ella, sus nervios estaban que no podían más y a ella se le había olvidado hasta como se hablaba. De seguro si tuviera sus poderes ya hubiese roto todas las luces del techo.

— M-Mi nombre es William, pero todos me llaman Will, ella es Jane mi hermana. Venimos desde Hawkins. — Dijo el menor.

— Ya escucharon chicos, espero que se comporten bien con sus nuevos compañeros. — Dijo al resto de la clase. — Vayan a sentarse. — Les susurró

Los hermanos se fueron a sentar en unas mesas al fondo del salón, así transcurrieron las clases, tomando apuntes y poniendo atención, Will ayudaba a El en lo que ella no entendía o le costaba. Sin percatarse que al otro lado del salón se encontraban sus nuevos amigos; Victoria y Matthew.

A la hora del almuerzo ambos chicos se sentaron solos en una mesa, solo se tenían el uno al otro en ese momento.

— ¿Te está gustando la escuela? — Preguntó Will.

— Sí, un poco, es extraño. ¿A ti?

— Te vas a acostumbrar, estoy seguro. — Le sonrió Will. — Si, es bastante grande, y la comida es mejor que la de Hawkins. — Dijo riendo.

— Al fin los encontramos. — Una tercera voz se hizo presente. — ¿Nos recuerdan? Somos Vicky y Matt, nos conocimos en el parque, hace unos días. — Dijo la rubia sonriente — Vamos a la misma clase, ¿no es genial.?

— Hola. — Dijeron los hermanos.

— Claro los recordamos. Al menos ya conocemos a alguien, no tenemos que almorzar solos, ¿Cierto Jane? — Dijo Will con una sonrisa. La menor solo asintió.

Y así pasaron el resto del día, con sus nuevos amigos, aprendiendo cosas nuevas y conociendo más a sus compañeros y profesores.

(...)

Ya en casa, se fueron a cambiar por una ropa más cómoda, si bien fue su primer día de clases ya les habían dejado tarea, y en un rato la iban a hacer, la pequeña aprovechó sus minutos libres para escribirle a su padre como fue su primer día en la secundaria.

Hola papá.

Hoy fue mi primer día de clases, estaba realmente nerviosa,
tuvieron que presentarme porque yo no podía hablar, también habían muchas cosas que no entendía, pero Will me ayudó y me explicó.

Dos chicos que conocimos en el parque se nos acercaron para ser nuestros amigos, pero yo estaba tan nerviosa que no les pude hablar mucho. Quedé como la rara papá.

Nos dejaron tarea y en un rato Will me ayudará a hacerla, prometo sacar calificaciones altas por ti, para que te sientas orgulloso de mí.

Hoy en la mañana se me salió una palabra; le dije a Joyce mamá, ¡Me morí de la vergüenza! Pero al parecer a ella le gustó que la llamara así.

Tengo que irme a hacer la tarea papá, te extraño infinitamente.

Con cariño; El.

Cartas a papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora