¡Qué manera de comenzar un trabajo!
Esa muchacha sí que era maleducada y descontrolada. Nadie se había puesto al tú por tú conmigo y menos delante de todos los demás empleados.
Se veía estupenda hoy (por si se lo preguntaban). Le quedaba bien el cambio de look... aunque admito que con harapos tampoco era desagradable.
Nunca había conocido a nadie así y menos con ese humor de la patada que se cargaba. Y me gustaba. Me hacía pensar que hasta las pequeñas y nada notables cosas a veces son las que emanan más felicidad. Tranquilidad. Vida.
Faltaba un mes para la fiesta que daría Diego y aún no la había preparado. Ahora me odiaba más que nunca y cada vez veía más lejos que me llegara a querer o tan siquiera a estimarme.
Y no es que me importase, pero era la primera mujer que no caía de inmediato a mis encantos y eso realmente me frustraba.
Mi plan tardaría un poco más.