Ese hombre me volvía locamente feliz. Con él podía ser yo misma. Él me quería y yo lo quería a él, así de fácil.
Obviamente perdí la apuesta. Había perdido todos mis libros, pero había ganado la mejor historia y en ella al mejor personaje.
Durante dos meses no volví a saber nada de mi odiosa prima. Y qué bueno.
Diego me hablaba al principio, al parecer quería verme y no sabía para qué, pero cuando se enteró de que me hice novia de su hermano, tampoco volví a saber nada de él. Y qué bueno, también.
Pero entonces sucedió lo peor...
<<Estaba leyendo en el jardín, esperando a que Armando viniera a despedirse pues saldría de viaje.
Escuché el timbre de la puerta, dejé mi libro en la mesita y abrí la puerta con una sonrisa enorme en los labios.
Era ella, y estaba llorando. Se pasó sin esperar mi invitación y se sentó en el sofá.
No sentía nada por ella, así que me vi obligada a preguntar:
-¿Qué tienes?
-Tu novio...fue él- me dijo a trompicones mientras le resbalaban lágrimas por la mejilla.
Oh, no. Otra vez no.
-¿Ahora de qué hablas?- pregunté fastidiada.
-¿Ves éstos moretones?....él me los hizo. Está completamente fuera de sí, se ha vuelto loco.
En los brazos tenía moretones de color verde-morado, estaban muy grandes e hinchados.
Sabía que Armando asistía al gimnasio, también me había contado que en su pasado había sufrido maltrato físico de parte de su padre. Él estaba traumatizado, pero no podía él levantarle la mano a ninguna mujer. Yo lo sabía. Yo confiaba.
-¿No me crees verdad?-preguntó cuando vio que yo no le decía nada.
-No- pero esa respuesta fue casi un susurro.
-Debes hacerlo, nunca he estado tan mal como ahora. No te mentiría con eso.
Se notaba que era sincera en cuanto sus sentimientos, pero no podía creerle en cuanto lo relacionado a Armando.
-No fue él. Di la verdad.
Se levantó muy cabreada y me dio una cachetada, dejándome como piedra y completamente sola.
Iría por Armando, tenía que contarle lo ocurrido.
