Admito que extrañé un poco llegar a la oficina en la tarde y mirar a Abigail trabajar. Que me volteara a saludar con esas sus miradas traviesas. Como si disfrutara el ser una causa de mi delirio ya no disimulado.
Me gusta.
Ya no es parte de mi plan, es parte de mi vida.
-Siéntate- le ordené en cuanto pasamos a mi oficina.
Me senté enfrente de ella. Me miraba asustada:
-Sólo le estaba pidiendo un poco de respeto a esa mujer, si quiere que me disculpe es mejor que me despida porque nunca lo voy a hacer- se cruzó de brazos y me miraba de manera desafiante.
¿Es que los ojos puedan ser tan comunicativos? ¿Ella puede ser tan cambiante?
-No, Abigail. Hiciste bien- me rasqué la cabeza, era difícil-. Le he hablado porque... quiero que me acompañe a una fiesta. Es de trabajo, sólo de eso- bien ya lo había hecho, sólo necesitaba ver su reacción...
Tampoco era que me importara mucho. Era una orden y tenía que acatarla le gustara o no.
-¿Baile? ¿De trabajo?- me miraba atónita... y ruborizada.
-Sí, la empresa cumple 50 años, lo que ya deberías saber. Tengo que llevarte porque eres mi secretaria, nada más.
Estaba ruborizada, claro estaba. Se nota que su tonto novio "Mich", aquel chaparro desabrido no la había invitado nunca a una.
-¿Tengo que dar discursos? ¿Bailar? ¿Ponerme vestido y zapatos de tacón?-ahora estaba angustiada, parecía que hablaba consigo misma.
-Sí, el discurso será corto, yo te ayudaré a realizarlo; Sí, podrás bailar si lo deseas; Y sí, tienes que irte de gala, es importante. Yo te ayudaré a elegir el vestido, si es necesario... mañana es sábado, así que en la mañana podríamos ir de compras.
-¿Solos?
-Sí, solos- le sonreí como sólo yo sabía-. ¿Qué piensas?-pregunté finalmente.
-Está bien, mañana iremos. Todo sea por el trabajo.
-Bueno, hoy te llevaré a casa para poder pasar por ti sin ninguna demora mañana. Quiero que estés lista, no quiero que tardes. ¿Entendido?
-Está bien, como diga.
Dejé que saliera y justo cuando acabó la hora de trabajo, me presenté a su escritorio y la ayudé a acomodar el desastre que tenía en él.
Saliendo, la guié a mi auto.