Capítulo 1

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No puedo creer que por fin esté de vuelta, he pasado los últimos once años de mi vida en un internado totalmente apartado de mi familia y de mi hogar. Mis padres siempre han sido fieles seguidores de la idea de tener estudios en el extranjero, fue por eso que desde muy pequeña tomaron la decisión de enviarme a un internado para señoritas en Londres. Al principio no comprendía el porqué lo habían hecho, incluso llegué a creer que no me amaban y sólo buscaban una forma de deshacerse de mí, pero una vez que cumples dieciocho años entiendes que tus padres sólo intentan darte lo mejor para tu formación profesional. Tal vez lo mejor para mí no se encontraba en California, pero incluso después de pasar la mitad de mi vida fuera de mi hogar no dejo de pensar en que hubiera pasado si me hubiese quedado ahí.

Después de pasar diez horas en un avión y otras seis horas en el aeropuerto por fin estoy dentro de un taxi yendo al que un día fue mi hogar. En estos momentos no sé si estoy nerviosa por empezar nuevamente mi vida o por volver a ver a mis padres después de once años. No tengo tantos recuerdos de ellos como la mayoría de los niños tiene con sus padres, a comparación de ellos, mi vida fue algo solitaria ya que fui criada por mi nana Anabelle y mi único amigo era mi hermano mayor Thomas, quien al igual que mis padres, dejé de tener contacto con él día que me fui. No estaba muy segura si extrañaría Londres, es un lugar muy hermoso pero los días siempre eran grises y lluviosos sin mencionar que no tenía muchas amigas por allá. Siempre he sido una persona introvertida que sólo se centra en la literatura y sus estudios, puede que suene un poco tonto o absurdo pero siempre me he considerado una persona organizada y perfeccionista y eso jamás iba a cambiar.
Mientras más se acercaba el taxi a lo que recordaba era mi vecindario, recuerdos de mi infancia comenzaron a inundar mi mente, sabía que estábamos a pocos metros de mi casa y la sola idea de volver a ver a mis padres me ponía los pelos de punta. Habían pasado diez minutos los cuales se sintieron como mil horas cuando por fin vi la entrada a la mansión de mis padres. Esta entrada era un cancel inmenso de plata con las iniciales P&A las cuales significaban Prescott y Archibald, mis dos apellidos. No es que fuera una celebridad ni nada parecido tan solo mi familia era una de las más importantes y reconocidas de todo California. A veces me gustaría ser solo una chica normal con una vida simple, pero sé que mis padres jamás permitirían que olvide quién soy y de dónde vengo.

El taxi llegó a una pequeña caseta donde se encontraba la primera persona de seguridad.

-    Esta casa es propiedad privada señor, todo aquel que vive aquí tiene auto registrado- dice el guardia de seguridad que está junto a la entrada principal.

-    Hola Joe- saludó bajando la ventanilla del taxi.

No sabía si aún me recordaría, han pasado tantos años que siento que ya no soy la misma niña que dejaron de ver hace ya tanto tiempo.

-    Señorita Prescott en... ¿En verdad es usted?- pregunta sorpresivamente. – Por favor adelante, me disculpo no sabía que era usted.

-    Oh Joe no has cambiado nada, cuántas veces tengo que decirte que me llames Tessa- digo al tiempo que el taxi se mueve.

Árboles y un camino empedrado es lo último que recorro antes de hacerle frente a mi nuevo futuro, debo de admitir que me siento aterrada y no sólo por volver a ver a mi familia, sino porque mañana será mi primer día en la universidad. Toda mi vida la estuve planificando y perfeccionando hasta el más mínimo detalle pero estando aquí ahora, no sé qué es lo que voy a hacer. Me he estado preparando para mi vida como adulta, pero olvidé por completo prepararme para una gran estabilidad emocional.

-    Bien...hemos llegado señorita, serían treinta y siete dólares- dice el taxista removiendo los seguros del auto.

-    Muchas gracias, aquí tiene, puede quedarse con el cambio- respondo dándole un billete de cincuenta dólares.

Eres Mía (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora