Capítulo 24

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Comencé a sentir incomodidad por haber estado dormida del lado derecho toda la noche así que me di vuelta y mis ojos se abrieron de golpe cuando sentí una extraña sensación. Por un momento olvidé en dónde me encontraba cuando vi a Hayden mirándome con una sonrisa.

- Dios, eres aún más hermosa cuando estás dormida- dice con voz ronca.

Lleve mis manos y directo a la cara para cubrir mi vergüenza. Estaba despeinada, horrible y algo hinchada, justamente esta es la apariencia que todos queremos evitar cuando te encuentras con la persona que te atrae.

- ¿Hace cuánto que estás mirándome?- digo con voz dormilona.

- Un buen rato- dice quitando mis manos. – Y ha sido una excelente forma de empezar el día.

Me encantaba que dijera ese tipo de cosas, me hacía sentir especial. Al principio creí que venir a vivir con Hayden era una mala idea pero ahora, estando aquí con él disfrutando de la mañana completamente solos me hace inmensamente feliz.

- Iré a preparar el desayuno- suelto y me mira desconcertado. – Si voy a vivir aquí los próximos días por lo menos quisiera hacer algo.

- No me voy a negar a que una mujer hermosa me prepare el desayuno- dice extendiendo sus brazos detrás de su cabeza.

Odiaba que me hiciera esto, verlo acostado con el torso desnudo dejando a la vista sus increíbles tatuajes solo me hacía pensar en abalanzarme hacia él y no dejarlo salir de esa cama jamás. Después de lavarme los dientes me dispuse a bajar y comenzar a preparar el desayuno, la cocina era bastante grande al igual que todo lo que la complementaba, decidí hacer huevos revueltos con tocino, panqueques y un poco de café.
Estaba tan concentrada cocinando y cantando canciones de Lady Gaga que había puesto en mi teléfono que al momento de dejar los platos servidos en la barra Hayden se encontraba sentado y mirándome embobado.

- ¡Dios!- doy un brinco. – ¿Podrías dejar de aparecerte de la nada y asustarme?

- Lo siento preciosa pero verte bailar tan sexy me ha dejado sin habla- arquea las cejas mirando mi cuerpo de arriba abajo.

- Pero que dices, yo no bailo- dije dejando los platos en frente de nuestros asientos.

- Claro que sí, cada vez que revolvías los huevos hacías ese sensual movimiento con las caderas al ritmo de The Edge Of Glory.

No dije nada, me limité a reír ante su observación. El resto del desayuno fue bastante agradable, Hayden estuvo halagando mi comida con cada bocado que daba y jugó con la crema batida poniendo una montaña de ella sobre los panqueques. Al final del día ambos mostramos nuestros talentos culinarios. Cuando terminamos nuestra comida levante los platos sucios llevándolos hasta el lavatrastos y sin previo aviso, Hayden me sorprendió poniéndose detrás de mí mientras ceñía sus manos alrededor de mi cintura, atrayéndome hacia su pecho.

- Me vuelves loco ¿lo sabías?- susurró en mi oreja.

Él era el único que tenía el poder de hacerme sentir débil. Se abrió paso hacia mi cuello removiendo mi cabello hacia un lado, de pronto sentí sus labios y lengua sobre mi, lo que hizo que pusiera los ojos en blanco y soltara un leve gemido. Me giré rápidamente hacia él tomando su rostro entre mis manos y besándolo desesperadamente, Hayden fue guiándome hasta la isla de la cocina subiéndome en ella sin romper nuestro beso hasta que me tuvo sentada con las piernas alrededor de su cintura. Nuestras respiraciones comenzaron a ser cada vez más aceleradas, no me di cuenta en que momento combinamos nuestros suspiros con gemidos. Hayden empezó a acariciar mis muslos abriéndose paso entre mis shorts yendo más lejos, mientras que yo levantaba su camisa negra hasta quitársela por completo.

Eres Mía (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora