Capítulo 20

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Al día siguiente fue difícil levantarme, la pesadez que mi cuerpo cargaba era más por mi moral destruida que por cansancio físico. Haber llorado por horas afectó tanto mi estado de ánimo que el encuentro que tenía con Mia y Josh lo pospuse porque no quería incomodarlos con mis ánimos por los suelos, ellos merecían a una amiga que los pusiera felices no una amiga que les diera más penas. Quería hablar con alguien pero mi lista de amigos era corta y no quería molestarlos más a ellos con mis problemas, ya habían hecho bastante por mí. Aún estaba en cama deprimida así que tomé mi teléfono para llamar a la única persona capaz de hacerme sentir mejor, mi padre.

- ¿Papá?- tiembla mi voz.

- Cariño es tan bueno escucharte- la emoción de mi padre comenzaba a ponerme feliz. – Creí que ya te habías olvidado de tu viejo.

Necesitaba con desesperación uno de sus abrazos en estos momentos, el consuelo de un padre era todo lo que quería.

- Yo jamás podría olvidarte papá- mordí mi labio para controlar mi tono triste.

- ¿Hija estas bien?- aunque no pase gran parte de mi vida con él, era la única persona que sabía cuándo no estaba bien.

- No, pero lo estaré- cubrí el teléfono en mi pecho para liberar un poco del llanto que estaba conteniendo y que mi padre no se diera cuenta de ello. – ¿Puedo verte?

- Claro que sí cariño, ¿te parece vernos en el sushi bar que está cerca de tu campus a las cinco?- dice entusiasmado.

El que mi padre tuviera tiempo para verme es lo mejor que me ha pasado en semanas, no sabía que es lo que iba a decir exactamente porque después de todo decirle que su hija tuvo su primera experiencia sexual con un chico que la corrió al día siguiente de su habitación iba a hacer que muriera de un infarto o que buscara a Hayden hasta el fin del mundo para matarlo lenta y dolorosamente.

- Sí, perfecto te veré allá- terminé la llamada sintiéndome un poco más animada.

Antes de ir con mi padre decidí pasar a comprar unos libros que necesitaba para terminar el trabajo que el señor McCarthy nos había dejado. No tenía muchas ganas de llevar algo formal o elegante para ver a mi padre así que decidí ponerme una falda larga color azul cielo y una blusa blanca, creí que era lo más bonito y cómodo de mi armario.
Entrando a la librería del campus todas las personas que se encontraban ahí voltearon a mirarme fijamente mientras murmuraban unas con otras. Me sentí señalada y juzgada por todos los presentes pero no tenía ni idea del porqué, no le di importancia e inicié mi búsqueda. Recorrí estante por estante mirando cada libro pensando en las miles de historias creadas y el poco tiempo que tiene el ser humano para descubrirlas, siempre me quedaba maravillada cada vez que visitaba librerías y bibliotecas, mirando la infinidad de libros existentes soñando con ser inmortal para poder leer cada uno de ellos.

Mientras caminaba pasillo por pasillo alguien me sorprendió rodeando mi cintura con un brazo y metiéndome en un rincón totalmente solo y pequeño.

- Por fin te encuentro- dice una voz familiar.

- ¿Hayden? Por Dios que susto- trato de calmar mi pulso colocando mi mano en el pecho.

Casi me da un infarto al creer que iba a ser secuestrada por alguien pero eso fue un pensamiento bastante tonto considerando el lugar en el que me encontraba.

- Lamento haberte asustado preciosa pero tenemos que hablar- farfulla tomándome aún más fuerte de la cintura.

- ¿Cómo sabías que estaba aquí? ¡¿Acaso estás siguiéndome!?- me indigna pensar que ha estado siguiéndome todo el día.

Eres Mía (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora