Capítulo 36

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A la mañana siguiente no fue el sol quien me despertó sino el calor que mi cuerpo que ya no podía soportar. Amanecí empapada de sudor por todas las cobijas que tenía envueltas en mi cuerpo sin mencionar el hecho que Hayden y yo dormidos abrazados y su calor corporal se combinó con las mantas que llevaba encima. Cuidadosamente coloco el brazo que me sostenía alrededor de la cintura hacia un lado para no despertarlo y poder salir de la cama, gruñó un poco por todo el movimiento que estaba haciendo pero no se despertó, se hizo a un lado y continuó durmiendo.

Me apresuré a elegir algo de ropa cómoda y meterme a la ducha. Mientras me masajeaba el cabello con el champú suspiré por la increíble sensación del agua caliente recorriendo todo mi cuerpo, sin duda esta era una de las muchas cosas que hacía que me relajara. De pronto la puerta se abrió y me sobresalté.

-    ¿Puedo unirme?- Hayden se encontraba ya desnudo delante de mí.

No sé por qué en cuanto entró a la ducha automáticamente tape con mis brazos ciertas partes de mi cuerpo.

-    De hecho ya...he terminado- balbuceo sin dejar de mirarlo. – Te dejare solo para que puedas ducharte.

Me quite el jabón sobrante de la piel, tome una toalla y me seque tan rápido como pude. Hayden se quedó inmóvil en la regadera, viendo como me escapaba entre sus dedos, pero no podía quedarme con él, la última vez que lo hice casi hacemos más que solo ducharnos juntos y hoy no era un buen día para distracciones.
Mientras espero a que caiga la noche decido ponerme unos shorts de mezclilla y una blusa sin mangas color rosa, me paso el peine por el cabello y termino poniéndome unos zapatos de piso blancos.
Para cuando terminé de hacer la cama y arreglar un poco la habitación Hayden había salido del cuarto de baño con solo una toalla alrededor de la cintura y con una expresión desairada.

-    ¿Está todo bien?- pregunté.

-    Si- se limitó a contestar.

-    No es verdad, te conozco bien y sé que algo te molesta- protesté. – Dime.

Entorna los ojos y se sienta en el borde de la cama tomándome de la  mano y sentándome junto a él.

-    No me gusto que huyeras de mí- lo miro confundida. – Hace rato cuando te pregunté si podía unirme contigo en la ducha tu solo me diste una respuesta evasiva y saliste corriendo.

-    Hayden, lo que sea que estés pensando no es verdad- lo consuelo. – Salí de ahí porque aún tengo muchas cosas que hacer antes de la fiesta y si me quedaba contigo no hubiera sido capaz ni de recordar la mitad de ellas.

Una leve sonrisa se formó en sus labios.

-    Así que soy una distracción para ti- me dio gracia la forma con la que me fulmino con la mirada. – Es bueno saberlo, por un segundo creí que ya no querías tener nada conmigo.

-    ¿Hablas en serio? Después de todo lo que hemos vivido ¿aún sigues pensando que voy a dejarte?- me sentía ofendida, era increíble que Hayden siguiera sintiéndose de esa manera.

-    Sé que lo harás Tessa- me contesta apartando sus ojos de mí. – Algún día te darás cuenta de quién soy realmente y te aseguro que vas a dejarme, solo estoy tratando de retrasar lo más que pueda ese momento.

¿Es que acaso no confiaba en lo que sentía por él? Yo jamás lo dejaría a menos que hubiera un motivo mucho más grande que el amor que sentíamos. Hayden es el amor de mi vida, si lo nuestro no llegaba a funcionar por lo menos lo recordaría como alguien que fue importante para mí, pero deseaba con todo el corazón que nuestra relación durara para siempre. Puede que no nos hayamos enamorado a primera vista como en todas las películas románticas que existen pero eso no era real, prefería una y mil veces vivir esta clase de amor imperfecto y descontrolado que estar esperando un cuento de hadas.
Hayden y yo nos odiamos desde el primer día, siempre discutíamos y peleábamos por cosas insignificantes o por qué él decidía comportarse como un idiota conmigo, pero de eso se trataba todo esto ¿no? tener que encontrar a una persona totalmente diferente a ti que te haga vivir la vida de un forma extraña, tener sentimientos que nunca antes habías experimentado como el deseo, la frustración, la rabia, el miedo pero sobretodo la felicidad. Alguien que te enseñe todo lo que sabe y también se atreva a probar cosas diferentes contigo. El amor nos hace cambiar en minutos la forma como vemos la vida, la tristeza se vuelve felicidad, la cordura se vuelve locura y sin darte cuenta ya estas consumida por ese sentimiento. No existía ninguna medida de tiempo que dicte cuando es correcto o prudente enamórate, a veces simplemente pasa de la noche a la mañana. Quería decirle, no, explicarle lo mucho que significaba para mí así como él me lo ha dicho tantas veces pero nunca encontraba las palabras adecuadas. Ya no podía visualizar una vida sin Hayden en ella, el solo pensar en eso hace que sienta un gran vacío en mi corazón y me entren unas ganas inmensas de llorar. Había una pequeña distancia que nos separaba pero la corte montándome en su regazo.

Eres Mía (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora