Capítulo 35

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Sentí un gran alivio al ver que ya habíamos llegado a nuestro hogar. Me quedé mirando por la ventana aquella enorme casa dónde he estado viendo los últimos días pensando y preguntándome ¿en qué momento se ha convertido en mi hogar? Estaba olvidando el hecho que estoy aquí simplemente porque perdí una apuesta con Hayden y en algún momento tendría que regresar a mi antiguo dormitorio con mi extravagante compañera. Estaba completamente agotada, no veía la hora de quitarme este vestido y meterme bajo las sabanas de la cama junto a mi novio.

- Hemos llegado preciosa- anuncia mientras abre mi puerta y me ayuda a bajar.

- Gracias a Dios- digo poniendo los ojos en blanco. – Los pies están matándome.

Sin previo aviso Hayden me toma en brazos llevándome hasta la entrada.

- ¿Pero qué haces? – digo rodeándole el cuello con mis brazo. – Soy perfectamente capaz de dar unos cuantos pasos más con estos tacones.

- Lo sé pero he querido tenerte nuevamente en mis brazos desde que hicimos el amor en tu habitación hace menos de tres horas- no sé si lo decía en burla o en serio.

- Estás loco Steele- suspiro.

- Solo por ti Prescott- contesta y continúa su camino.

Después de llevarme por toda la casa en brazos por fin llegamos a la habitación, me depositó en el suelo con cuidado antes de dirigirse al cuarto de baño. Esperando a que Hayden terminara de cambiarse, aproveché el tiempo para intentar quitarme el vestido pero no funcionó, la cremallera se encontraba a un nivel que no podía alcanzar.

- Déjame a mí- me dice.

Mire al espejo y casi me derrito cuando mis ojos encontraron a Hayden sin nada puesto más que sus típicos bóxers color negro. No exista parte de nosotros que no conociéramos ya pero debo de admitir que cada vez que lo veía semidesnudo se me ponía la piel de gallina y me hacía sentir como si fuese la primera vez que lo vi. Sus dedos viajan por mi espalda, recorriendo mi piel desnuda hasta encontrarse con la cremallera y bajándola lentamente, solté un ligero suspiro al sentir los labios de Hayden sobre mi cuello, pero mi transe terminó en cuanto el vestido cayó al suelo.

- Eres tan hermosa- dice contra mi cuello. – Sigo sin creer que seas completamente mía.

Sus palabras, su tacto e incluso su mirada siempre estaban cargados de deseo solo por mí. A veces me preguntaba ¿cómo es que una chica de diecinueve años sin experiencia como yo pudo conquistar el corazón de alguien tan popular y deseado como Hayden? No es que me hiciera menos pero él pudo tener a cualquier chica del campus ¿por qué precisamente me eligió a mí?

- Sí, soy tuya pero justo ahora estoy agotada y en lo único que pienso es en meterme en esa cama contigo y dormir cuarenta y ocho horas seguidas- me giro hacia él estropeando sus planes.

Me encantaba cuando me decía que era suya, me hacía sentir siempre especial. Muchas personas dirán que eso está mal porque piensan que está siendo posesivo conmigo, como si fuera un objeto al que pueden reclamar pero yo no lo veo así, ya no más, para mi es una palabra con mucho significado, me recuerda lo importante que soy para él y el miedo constante que tiene de perderme.

- Está bien, vayamos a dormir- dice desalentado. – Pero quedémonos así.

- ¿En ropa interior?

- Así es, me encanta como se ve el encaje en tu cuerpo- me toma de la cintura y me jala hacia él. – Me gustaría tenerte un poco más de tiempo con eso puesto.

Me sonrojo y suelto una risita tonta al escuchar sus deseos. Decidí complacerlo dejándome puestos el sujetador y las bragas de encaje negro antes de meternos en la cama. Hayden me acurrucó contra su pecho y nos tapó con una suave sábana blanca, sin duda esta es la mejor parte del día, cuando llegamos a casa y nos tumbamos en la cama abrazados escuchando la respiración del otro hasta quedarnos profundamente dormidos.

Eres Mía (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora