Buenas noches mis preciosas criaturas!! Lamento la demora, ya saben que estoy ocupada y ya odio a uno de mis pacientes, pero mi supervisor me obliga a atenderle igual. Sean personas bonitas y recuerden que los psicólogos somos también personas. Me sucedió algo trágico y por ese suceso ahora yo y el supervisor que es el director de la clínica nos volvimos los "mejores amiguis" y también por ese suceso me apodaron "La psicóloga de los narcos", no, no me agrada ese apodo, pero en fin, nadie dijo que sería fácil.
Bien, en estricto rigor este capítulo sería la otra mitad del otro, su continuación. Puede que piensen que he repetido unos párrafos, pero no, es así. Es cortito, pero bonito. Además, vamos lentos, pero seguro; Ya en un par de capítulos más va a quedar el desmadre que nos llevará a la parte final.
Me alegra que algunas criaturas se den cuenta de todo lo que le pasa a Haru por dentro, mucho amor para ustedes.
Agradezco infinitamente todos los comentarios!! Muchísimas gracias! Perdón por no contestarles. Bien, no molesto más.
Perdonen todos mis errores.
Disfruten de su lectura!
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—Eso fue increíble —Miró aquellos bosques verdes que brillaban con luz propia— ¿Cómo lo haces?
—¿Qué cosa? —Estaba aturdido, en una especie de estupor por todos los escalofríos que sentía su cuerpo desde que vio a Makoto ofreciéndole la mano ayudándolo a salir. Ahora estaban sentados lado a lado, cerca de la orilla de la piscina.
—Nadar así... Es la primera vez que lo veo, por lo general siempre he visto a las personas nadar en competencias o en las prácticas de Rin, todos nadan con fuerza y rapidez, como si tuvieran que huir de algo, pero tú... La forma en que nadaste... Parecía como si fueras uno con el agua, transmitías mucha paz.
—Sólo... Me dejé llevar supongo —El agua reflejaba ambas siluetas, a sus ojos se veían hermosas, ¿Podría hacerlas realidad?
—Parecías libre.
—¿Eh? —Volvió a conectar su mirada con la esmeralda, Makoto estaba sonriendo como siempre, entregando dulzor a su mundo, pero de alguna forma sentía que aquella mirada lo atravesaba, que podía ver en su interior.
—Es algo confuso para mí, cuando te conocí, sentí que actuabas como si siguieras reglas, pero... —"Después de aquel beso", pensó el de hebras olivas— Ahora actúas con más libertad, sin embargo, tu nado de ahora era mucho más libre y eso fue increíble de ver.
Haruka se estremeció ante otro escalofrío, rápido, necesitaba contacto para no congelarse en ese instante. Si lo pensaba con detenimiento, lo que decía aquel precioso chico era verdad. Él actuaba en base a las reglas de su juego, había actuado así desde su adolescencia, se quejaba por las reglas de la natación competitiva, pero, ¿Por qué no se quejó de sus propias reglas que limitaban su libertad?, ¿Qué estuvo haciendo todos estos años, jugando un juego que sólo lo satisfizo por el momento?, ¿Cómo era él realmente sin reglas a las que acatar? Él era libre sólo cuando nadaba tranquilamente, pero cuando no, ¿Quién se supone que era?, ¿El seductor de élite?, ¿El nadador prodigio?, ¿El chico callado y egocéntrico? Nunca fue auténtico, tan falso y superficial que le dolía, no tenía idea de quien era, pero sabía lo que quería. Quería a Makoto, lo necesitaba para sanarse, para amarlo, para descubrir cómo se sentía amar verdaderamente; quería que Makoto escuchara su corazón porque él era tan torpe de no saber poner en palabras lo que su instrumento palpitante le quería transmitir. "Me gustas", no... "Te amo", "Te amo porque ves cosas en mí que ni yo mismo veo", "Te amo porque me hiciste revivir las emociones que di por muertas", "Te amo porque eres tú", "Por favor perdóname por amarte"
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Juegos de Seducción
RomanceNanase Haruka, era un seductor de primera clase, amaba el sexo pero odiaba el romance. Nadie podía evitar caer en sus encantos de depredador, la persona que él quisiera la tenía sin mayor esfuerzo; pero cuando conoce a cierto chico, se da cuenta de...