Buenas noches mis preciosas criaturas! Ha pasado mucho desde la última actualización, casi dos meses, eso es terrible, no puedo evitar sentirme culpable. He querido escribir todo este tiempo, pero me dediqué por completo a mi tesis y práctica, y aunque fue todo horrible, me aprobaron, ahora sólo debo esperar a defender la tesis y que me entreguen por fin el título de psicóloga. Apenas este fin de semana empecé a estar libre, por lo que me dediqué a escribir el capítulo que tanto quería actualizar.
Gracias a todas las personas que han esperado paciente por esta actualización, por favor disculpen tanto el atraso, espero liberarme de todo, ha sido un proceso bastante difícil. Me siento algo decepcionada de mí misma, pues mi objetivo era terminar este fic antes que acabara el año, pero realmente no se pudo. Entre hiatus y el sin tiempo, he llevado años escribiéndolo, pero tendrá su final, aquel que está planeado hace mucho. En fin, muchísimas gracias por todo! No creo que vuelva hasta después de navidad, así que les deseo la más hermosa navidad de todos los tiempos!!
Gracias por quedarse a leer, para aquellas preciosas criaturas que no saben qué son los baos, son los panecillos tradicionales chinos, por lo general son rellenos con carne de cerdo.
Mil perdones por mis errores.
Disfruten de su lectura!
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Respiró hondo para no sentirse patético, ¿Por qué se quebró así de fácil? El agua templada no se sentía tan cálida como hace una hora atrás, ¿Qué había más allá del fondo? ¿Realmente había un ser ahí, esperando a que se hundiera? Había fracasado, ¿Ya no tendría aquella cita con Haruka? ¿Quería tenerla? Su reflejo se veía triste, ya no quería serlo.
—¿Estás bien? —Miró aquellos orbes oceánicos que le dirigían la mirada, su color azul era como el infinito del universo, inexplicables, enigmáticos, hermosos. Su sonrisa automática apareció y recibió la toalla que se le estaba entregando, había mucho silencio, ¿Era normal? Era abrumador, el sentimiento que se acomodaba en su corazón con la intención de tener permanencia— No tienes que sentirte mal por lo que pasó, todos le tememos a algo —Su voz tenía un tono suave, transmitiendo calma.
—Debí verme realmente ridículo, un idiota alto llorando como un niño —Haruka estaba sentado a su lado, quería estar más cerca de él— Perdón.
—No te disculpes, ni te trates mal. Eres humano, todos los humanos lloran —Decía mientras se secaba su cabello, ver a Makoto tan desolado le angustiaba; quería abrazarlo, decirle lo hermoso que era, mimarlo, darle consuelo, aprender a amar junto a él, tomar su mano y decirle que por él nadaría todo el océano hasta hallar su final.
—¿Tú también? —Los preciosos orbes esmeraldas que emanaban tristeza inyectaron su mirada en él, y sintió nuevamente cómo podían ver a través de él— ¿Alguna vez has llorado?
Haruka desvió su mirada hacia su propio reflejo, sí, cuando fue el funeral de su abuela, pero no recuerda ninguna otra vez, se preguntaba si eso era sano, no sentir ninguna emoción, no reír, no llorar, no amar... ¿Realmente estaba viviendo? Era tan vacío que Makoto podía ver a través de él. Volvió su mirada a aquellos bosques encantadores, más hermosos que la naturaleza, irreales como sus fantasías, podría perderse en ellos con gusto, le gustaría perderse. Makoto le causaba cosas extrañas, le provocaba crisis existenciales como también la mejor de las dichas, era tan fascinante que lo enloquecía hasta marearse, ¿Por qué amarlo era tan pecaminoso? O acaso, ¿El pecaminoso era él y por ello no podía amarlo libremente?
—Supongo... Pero ya no lo recuerdo —Abrazó sus rodillas, Makoto estaba sentado a su lado, quería estar más cerca de él. La sonrisa de su ángel era tierna, era todo un mundo opuesto a él— ¿Siempre sonríes? ¿Aun cuando estás triste?
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Juegos de Seducción
RomanceNanase Haruka, era un seductor de primera clase, amaba el sexo pero odiaba el romance. Nadie podía evitar caer en sus encantos de depredador, la persona que él quisiera la tenía sin mayor esfuerzo; pero cuando conoce a cierto chico, se da cuenta de...