"El rey del juego"

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Buenas noches mis preciosas criaturas!!! Aquí les traigo lo prometido!! la actualización que no hacía hace años. Muchísimas gracias por la gran paciencia que han tenido con un ser tan miserable como yo, de verdad que las amo muchísimo, pero así al borde de lo yandere. Estoy obsesionada con  ustedes mis hermosuras. Bien, hemos llegado al punto donde el fic sólo avanzará hasta el final, aún falta, pero no tanto como antes. No publique ayer porque me dormí, y la verdad es que no es normal en mi dormir tanto, pero quizás sólo ya estoy cansada de la vida XD. Si quieren comunicarse mejor conmigo, síganme en Twitter! (Aiiri_) siempre les respondo con amor.

Perdonen todos mis errores.

Disfruten de su lectura!

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La única vez que sintió palpitar su corazón de forma tan acelerada, fue a temprana edad, la primaria era divertida, tenía habilidades sociales excelentes, siempre destacó por ser carismático, todos los de su clase eran sus amigos, se llevaba bien con todo el mundo, excepto por una persona... Aquel chico de hebras azabaches y orbes de hermoso color turquesa, ¿Por qué no podía ser su amigo? Siempre solitario, siempre sentado en último pupitre de la tercera fila, con la mirada perdida, con su mente en algún lugar lejos de cualquier alcance. A Kisumi no le dejaba de llamar la atención, le intrigaba a tal punto que lograba hacerle pensar sólo en él. Aquel chico era arisco, apático, serio y sin amigo alguno; bueno, una vez le escuchó decir el nombre de una chica, pero no lo recordaba. Sin embargo, hubo un día en el que descubrió algo que le sorprendió de sobremanera, la nieve caía despacio, iba camino a su casa, frotando sus manos en busca de calor, entonces lo vio, aquellos ojos turquesa, tenían la mirada mas tierna que en su vida había visto, ese muchacho se había sacado su bufanda para envolver el cuerpo temblante de un cachorro, le abrazó y sonrió. Kisumi pensó que no podía existir algo más bello que eso. A partir de aquel día, todo cambio.

El lindo niño de hebras rosáceas hacía lo imposible por hablarle, ya sabía su nombre, Sousuke, le gustaba como sonaba; el pelinegro lo ignoraba, no entendía porque aquel chico le insistía tanto en que fueran amigos. Todos los días se le acercaba, incluso a veces lo acompaña hasta la mitad del camino de vuelta a casa, de alguna forma se sentía mal por tratarlo de forma tan ruda, pues aquel niño insistente, había sido el único que se le ha acercado y ofrecido su amistad. Con un largo suspiro, se detuvo en aquellos días en los que caminaban juntos después de la escuela, detuvo su andar y lo miró directamente a los ojos, Kisumi no pudo evitar sobresaltarse, pues en todas las semanas en que lo acompañaba silenciosamente, Sousuke jamás le había dirigido la mirada.

—De acuerdo —Dijo con una expresión seria, el corazón del de hebras rosáceas empezó a acelerarse, algo que nunca le había pasado antes, ¿Qué le diría?, ¿Qué se alejara de una vez?, ¿Qué le odiaba?, la incertidumbre se volvía más ansiosa con el pasar de los segundos, segundos que parecían horas, y horas que en su mente se convertían en días— Seamos amigos, pero realmente no creo que nos llevemos bien —Kisumi sonrió alegre y le tomó las manos, sorprendiendo un poco al muchacho.

—Yo pienso todo lo contrario —Sousuke sólo lo miró extrañado.

Con el pasar del tiempo, aquel chico arisco, se tragó sus palabras que había dicho aquella vez, pues la verdad es que Kisumi no le desagradaba para nada, el chico siempre lo animaba, se divertían juntos, pasaban días enteros en compañía del otro, Kisumi era algo extraño, pero eso se le hacía interesante, no era como los demás chicos, él era distinto, un ser raro igual que él. Sus conversaciones no tenían sentido, eran niños divirtiéndose, y eso era lo que más necesitaba el de hebras azabaches, divertirse. Fueron amigos durante toda la primaria, pero la triste noticia de que debían separarse, golpeó a Kisumi bastante fuerte, se había acostumbrado a estar con Sousuke, le gustaba estar con él, pasar el tiempo, hablar o no hacer nada, pero a su lado, todo era mejor a su lado.

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