-Saben que no pueden hacer este tipo de cosas. Aún son jóvenes, aún hay muchos peligros. ¿Qué tal sí...?
-Pero no pasó nada, padre -habló Deyanira llena de confianza, mientras que Tommen, a su lado, rodaba los ojos-. Hicimos lo que tú dijiste, ir a la vidente después de que Piperina despertara.
El hombre apretó los labios, esforzándose por avivar el fuego de la fogata, tanto que hasta se estaba desquintando con ella.
-Deyanira nos forzó a hacerlo -insistió Tommen, mirándola con ojos entornados-. Sabes cómo es.
-Yo...
La tensión entre ellos era bastante notoria. Había algo más que Piperina no estaba viendo. Le recordaba a su relación con Nathan, y la forma en que se miraban al principio de todo. Esto le hizo recordar su hogar, a sus peleas con Alannah y, a...
Amaris.
-No saben lo afortunados que son por estar juntos. Si yo pudiera regresar con...
-Tú hermana menor, ya sabemos -interrumpió Deyanira-. Llorar no servirá de nada. Están lejos, ha pasado tiempo, y la única forma de...
-Nira -Nainzi, con sus ojos grises y tormentosos, miró fijamente a Deyanira-. Sabes que si se puede.
-Nunca he intentado algo tan grande como eso -contestó ella-. Puedo ver, más no comunicarme, y...
-Podrás -insistió el niño de ojos oscuros. Piperina ya no recordaba su nombre, pero por la forma en que lo dijo, estuvo segura de que aquello realmente sucedería.
Deyanira suspiró, sin ganas. Se levantó, pasó en medio de la fogata, que se reavivó por unos segundos al sentir su presencia, y llegó hasta ella, poniendo una de sus manos sobre su frente.
-El príncipe a puesto una barrera, pero tu poder es tan fuerte, y me lo transmites de tal forma... -suspiró, absorbiendo el poder, y cuando abrió los ojos, brillaban igual que los de Zedric- Amaris, abre los ojos, mírame.
El poder de Deyanira era maravilloso. Piperina sintió como se metía en su mente, buscando, y la forma en que esta adquirió vida propia, pasando prados, mares, y ciudades hasta que llegó a Amaris.
Piperina contuvo las ganas de llorar cuando sintió que su mente se conectó con la de ella. La vió a ella, su hermana, pero parecía distinta. Sus ojos estaban mucho más oscuros, estaba pálida y delgada como aquella vez que casi moría. Aun así, sentía su mente, que estaba fuerte, y que había una motivación viva en ella.
-Te veo -musitó Amaris con lentitud, incrédula-. Piperina, ¿Eres tú? ¿Cómo? ¿Dónde estuviste?
Piperina comenzó a llorar. Bajó la mirada, conteniendo las ganas de llorar, y respondió:
-Es mucho para contar. Yo, tú me mantuviste viva -suspiró-. Quisiera tenerte cerca, pero no es posible, no...
-Es posible -interrumpió Deyanira-. Tú -le habló a Yian, que al parecer estaba al lado de Amaris, durmiendo en una especie de camastro-. Traéla aquí.
Yian saltó en su lugar, se talló los ojos, y movió las manos con rapidez haciendo lo imposible posible. Pronto Piperina vió a un portal materializarse frente a ella, y a su hermana saliendo de él. Habían dos personas a su lado, Yian y...
Skrain.
Él también se veía mal. Mucho más delgado, lleno de ojeras, sin el brillo tormentoso de sus ojos.
-Piperina, antes de que hagas algo -comenzó a justificarse-: Lo siento. Lo siento muchísimo. Ahora sé que todo lo que decías era cierto, que cometí demasiados errores, y qué...
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Susurros de Erydas.
FantasyUna guerra se ha librado. Lo que se creería que traería paz absoluta fue sólo un preludio hacia una guerra más poderosa aún, una lucha de poder. Amaris, cuarta princesa del Reino Luna, está desesperada por encontrar a su hermana. Sabe que la necesi...