La fiesta comenzó justo en el momento en qué Zedric besó a Amaris frente a todo el público. Los aplausos llenaron el ambiente, estruendosos, y la pareja fue trasladada directamente hacia la caravana real que los llevaría al palacio.
Dirigiendo la caravana iba el rey, que sonreía, lleno de orgullo, por saber que su hijo estaba más cerca que nunca de tener el poder. Cabalgaba más o menos rápido, dejaba que los tambores que los seguían a él y la reina marcaran el compás de su trote. La reina iba a su lado, sonriendo mecánicamente y componiéndose el cabello de rato a rato. Odiaba cabalgar porque era incómodo y lento especialmente tratándose de caravanas.
Les seguían tambores, monjes, y bailarinas. Varias casas como la de Nathan y la Gatefire también cabalgaban junto a la caravana. Piperina, por su parte, cabalgó al lado de Nathan justo antes de los novios, que iban al final.
Amaris fue una novia modelo. De vez en cuando se paraba para recibir regalos, los cuales observaba y llevaba hasta que le daban uno nuevo. Los acumulaba en su larga cola, la cual llevaba uno de los sirvientes más fieles de Zedric.
Pétalos de flores caían desde los balcones hacia las calles. Eran de todos los colores, así como también las vestimentas de varios en las calles. Ya no se veía tanto la división entre reinos, y eso hacía que Amaris se sintiera orgullosa.
Pronto llegaron al palacio, donde las puertas estaban abiertas de par en par, y se dejaba entrar a cualquiera que lo quisiera. Llegaron todos, y en la principal explanada se quedaron los nobles más importantes, los músicos, y una barra llena de comida. Los súbditos también rondaban en los jardines, más la mayoría llevaba sus festejos en la ciudad.
Zedric se acercó para ayudar a Amaris a bajarse del corcel que la llevaba. La recibió con un abrazo y otro beso, estaba feliz, feliz como nunca lo había estado. Amaris se sentía pequeña en sus brazos, frágil, pero también tranquila. Se sentía más unido a ella que nunca. El beso terminó y puso las manos en su cintura, luego alzó la mirada, la miró fijamente, y acarició su barbilla.
—¡Abran paso a los novios para su primer baile! —anunció el rey acallando la varias voces que llenaban el lugar—. ¡Viva el Sol, viva la Luna!
—¡Viva el Sol, viva la Luna! —gritó la multitud a su alrededor en un coro emocionado. Entonces abrieron un círculo en la explanada para dejarlos pasar, Amaris se desprendió de la cola del vestido antes de eso. Los tambores comenzaron con la melodía, más lo siguiente que se escuchó fueron los violines y cornetas lunares. Era una versión a cuerdas del vals de la amada, tocado especialmente para la pareja.
Zedric llevó a Amaris al centro de la pista. Quedaron frente a frente, mirándose como si fuera la primera vez. Admiraban las facciones del otro, pero también la sensación de que sus poderes finalmente se habían unido. La unión, que, en pocas palabras, hacía que dos poderes enormes aparentemente opuestos se juntaran y mezclaran, algo abrumador e intenso, a lo que no le cabía una explicación.
La pareja bailó entonces. Dos de sus manos estaban estiradas por un lado al modo del vals, más Zedric agarraba la otra mano de Amaris en su hombro en vez de poner la suya en su cintura. Estuvieron así todo el baile, sin que nada existiera a su alrededor.
La canción terminó entonces. La multitud aplaudió, los tambores anunciaron la siguiente canción. Era una de esas danzas donde todos participaban, especialmente antigua y, por lo mismo, realmente conocida. Consistía en formar filas, cambiar lugares, y aplaudir al ritmo de los tambores, en aquel baile todos podían participar.
Amaris bailó con todo su ánimo hasta el tope. Veía a sus conocidos y los saludaba, iba de un lado al otro, sonreía, saltaba. Vió a Piperina, a Ranik, a Nathan, a varios nobles que parecían estar ahí para presentarle sus respetos. Entonces, justo cuando la música estaba apunto de terminar, lo vió a él, a Sir Lanchman.
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Susurros de Erydas.
FantasyUna guerra se ha librado. Lo que se creería que traería paz absoluta fue sólo un preludio hacia una guerra más poderosa aún, una lucha de poder. Amaris, cuarta princesa del Reino Luna, está desesperada por encontrar a su hermana. Sabe que la necesi...