Akhor alzó las manos y todos aquellos pequeños cristales se movieron de forma amenazante y terrorífica. Amaris entrecerró los ojos, concentrándose en un intento de detenerlos antes de que cayeran en alguien que no podría defenderse.
—Ni lo intenten, llamados por la Luna —se burló Akhor—. Mi poder es distinto al suyo. Es mucho más difícil manejarlo porque pertenece a una corriente distinta. Apenas si podrán defenderse a sí mismos, ¿Quieren tratar de arriesgarse para cuidar a alguien más?
Los cristales cayeron entonces. Las cosas parecían bastante mal, algunos alzaron muros, incluyendo a Piperina y los llamados por la Luna, otros se escondieron bajo escudos, muros, o cualquier cosa cercana. Muchos no tenían escapatoria. El gran grupo del principio había comenzado a separarse, buscando cubrir terreno y haciendo que varios llamados por el Sol estuvieran lejos de verdadera protección.
Adaliah respiró hondo. Las palabras de Akhor rondaban en su cabeza, aquella cosa que decía que ella tenía un poder similar al suyo. La concentración hizo que se sintiera más poderosa, que se conectara con aquel poder que por fin podía reconocer. El poder del invierno.
Conectarse a las fuerzas invernales era diferente a como le habían enseñado que era conectarse a las fuerzas de la Luna y el agua. El agua era un elemento. Formaba parte del mundo y estaba ahí para ser manejada por quien tuviera el don. Por su parte, el invierno representaba una idea, sentimientos, sensaciones. Algunos ven el invierno como una época de dolor y penuria, y el dolor, de forma tétrica e increíble, podía llegar a alimentar a esa fuerza de la naturaleza que Akhor dominaba.
Adaliah no supo que estaba deteniendo a aquellos cristales hasta que lo hizo. Literalmente la lucha entre poderes comenzó, y Akhor no dejaba de sonreír cuál niño pequeño.
—¡Pero mira que conveniente e inesperado! —exclamó, divertido—. Ya has de estar feliz, pequeña Adaliah, por pensar que puedes retarme aunque sea un poquito.
Zedric frunció el ceño. Le pareció curioso que la pelea pudiera detenerse por un simple dios estacional que no podía dejar de jugar con Adaliah y hacer amenazas tan simples pero peligrosas.
Los dioses estaban jugando con ellos. La Luna, Adaliah, y Consus iban y venían, Varia y Olemus parecían darle vueltas a la isla cuál niños pequeños jugando entre sí para ver quién podría causar más desastres. Estaban midiendo hasta donde podían provocarlos, no era una pelea realmente de todo por el todo, sino más bien una prueba o juego estúpido.
Querían ver hasta donde podían reaccionar aquellos que parecían aparentemente tranquilos. Las cosas se pusieron aún más claras cuando no fue Adaliah la que respondió, sino Skrain, que gritó:
—¡¿Y tú quién te crees que eres para retar a Adaliah de semejante forma?! ¿No ves el estado en el que está? ¿No entiendes que está luchando aún con todo el dolor que su hermana le ha infringido?
Adaliah alzó una ceja, asombrada. Ni en sus sueños más remotos hubiera imaginado que Skrain la defendería. Sonrió, más no por mucho tiempo, porque Akhor contestó:
—Adaliah parece fuerte por soportar un dolor como ese, más no lo es, y yo la entiendo más que nadie —sus ojos, fríos como el hielo, casi blancos, se centraron en ella, y tan pronto como sucedió sus palabras pasaron de ser sarcásticas a graves, intimidantes, y pesadas—, se oculta detrás de su dolor para evitar las responsabilidades que la agobian. Puede detener cientos de pedazos de hielo pero no puede deshacerse de los que su hermana conjuró, siente el dolor y vive con él más no tiene el valor para suicidarse y terminarlo todo de una vez. Yo solo veo cobardía.
Adaliah, por primera vez desde que conocía a Akhor, enmudeció. No es que aquellas palabras la tomaran completamente por sorpresa, así hasta al punto de dañarla, sino que le parecieron palabras conocidas, porque siempre las tenía en su mente.
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Susurros de Erydas.
FantasyUna guerra se ha librado. Lo que se creería que traería paz absoluta fue sólo un preludio hacia una guerra más poderosa aún, una lucha de poder. Amaris, cuarta princesa del Reino Luna, está desesperada por encontrar a su hermana. Sabe que la necesi...