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Las misiones de inteligencia no eran cosa de Connor.
Él siempre salía a hacer reconocimiento, a misiones de riesgo, y, en general, no dejaba el campo de batalla. Era algo innato, se le daba fácilmente debido a la naturaleza salvaje que vivía en él.
No estaba hecho para fingir, ni para ser doble agente, él prefería hacerlo todo sin pensar, sin ser alguien que no quería ser.
-Esto parece interesante -murmuró Alannah con lentitud, bajando la voz y acercándose a él como llevaba haciéndolo desde que empezaran a leer y buscar nuevas cosas de la muerte. Ambos estaban sentados al lado de uno de los estantes, muy cerca el uno del otro, y ella tenía un libro grande y azul frente a sus ojos-. «La energía está representada por un dios, pero, aún así, tiene vida propia. Se habla, desde tiempos remotos, de la existencia de una diosa de la muerte. Se dice que ella es bella, fuerte, y que es más una manifestación de energía, una imagen, que un ser pensante como nosotros»
-¿Una muerte aparte de la qué ya conocemos? -preguntó Connor, entrecerrando los ojos-. ¿No el dios de la muerte es Skrain?
-Ellos sólo son títeres. Una unión que mantiene la conexión con aquellas fuerzas lejanas, un sacrificio de poder a cambio de más poder aún -insistió Alannah-. Tal vez deberíamos de hacer un sacrificio, tratar de conocerla...
Alannah estaba cansada y se notaba. Sus ojos estaban entornados, sus gestos, lentos, también eran prueba viviente de su estado. No habían descansado desde el día anterior, cuando Connor había salido a la luz del día para cazar, mientras que ella había ido a su campamento para ponerse de acuerdo con su ejército y descansar un poco en los aposentos de su esposo, si es que realmente lo había hecho.
-Deberías de dormir -insistió, mostrándose preocupado por ella. En realidad su propuesta tenía una doble intención, porque necesitaba librarse de ella, sólo así podría encontrar algún libro que le permitiera librarse de Ranik y su poder sobrenatural.
Alannah negó con la cabeza y se inclinó sobre él. Connor se sintió sumamente incómodo, su corazón comenzó a latir rápidamente, porque no había estado tan cerca de una chica nunca en su vida.
-Dormir es para débiles -dijo-. Además, necesito encontrar algo antes de comenzar con la guerra.
-¿Encontrar qué? -preguntó Connor, realmente interesado. Alannah se inclinó aún más cerca de él, apretándolo entre sus brazos.
-Una cosa -dijo. Connor no entendía lo que ella quería decir, pero Alannah se escuchaba tan cansada que no insistiría en hacerla pensar más-. Eres muy bueno por no insistir en querer saber más, pero es que... -Connor mantuvo aún más su silencio, porque parecía funcionar- es tan duro para mí...
-Alannah, no creo que sea correcto que estés tan cerca de mí -Connor se irguió en su propio lugar, tratando de alejarla-. Traeré las mantas que tengo, y te prepararé un lugar donde acostarte. O, si quieres, puedo llevarte de vuelta con Ranik, que te ha de estar esperando...
-Esto tiene que ver con él -dijo ella secamente, molesta. Su tono de voz fue bajo, como si quisiera admitirlo, pero al mismo tiempo no quisiera que él lo escuchara.
-¿Ranik? ¿Pero no todo estaba bien? ¿Cómo es qué, después de todo lo que los separó, y de todo lo qué los mantuvo cerca de nuevo, de qué volviera de la muerte, de que estuvieran unidos de nuevo, todo se arruinó?
Lágrimas. Alannah estaba llorando. Todo en ella parecía estar mal. No era lo que Connor había imaginado.
-Lo traje de vuelta porque lo quería a él, y lo quería conmigo. Recordaba su atenta forma de tratar a los demás, lo inteligente que era...
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Susurros de Erydas.
FantasyUna guerra se ha librado. Lo que se creería que traería paz absoluta fue sólo un preludio hacia una guerra más poderosa aún, una lucha de poder. Amaris, cuarta princesa del Reino Luna, está desesperada por encontrar a su hermana. Sabe que la necesi...