If I lose to myself

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Hice debutar a Jason antes que SM.

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Mark se levantó tambaleándose de la cama que compartía con Johnny para ir a desayunar, el mayor lo siguió un poco después ya también tenía obligaciones que cumplir. A pesar de que se le hayan sido negadas por el gángster, no podía simplemente tomarse un año sabático.

Las doctoras estaban durmiendo con Jisung, quién aún no tenía pensado volver a a pasar solo la noche. De hecho, se acostaba primero en medio de la pareja de jóvenes, los mismos le otorgaban un generoso espacio, y ni bien escucha la llegada de las mujeres, camina como un sonámbulo a su recámara para pasar las últimas horas de madrugada con ellas.

Mark parecía no poder concentrarse en sus cereales, mucho menos comerlos. Tenía el rostro rojo y las manos pálidas más su par de ojos llorosos. Johnny supuso que tenía fiebre pero igual quiso asegurarse.

Se aproximó a Mark, cabe aclarar que ninguno de los dos se había lavado los dientes siquiera –solo un sencillo dato tirado al aire–, y tocó su frente con la mano derecha. No conforme con esto, acercó su rostro y le besó la frente. También sobó sus manos suavemente, midiendo la temperatura corporal asimétrica que poseía.

—No deberías ir al colegio hoy.— Dijo una vez se alejó de la silla en donde estaba sentado el menor y apoyó ambas manos en la cadera.

—Estoy bien.

—Me corrijo, no vas a ir al colegio hoy.

—Estoy bi...— Le dieron arcadas pero se las contuvo.— Estoy bien.

—Supongo que pasar una noche en vela luego de detener un ataque terrorista le hace mal a cualquiera, conozco una curandera que te puede sanar del susto.

—Estoy bien.

—Okay, señor “estoy bien”, volvamos a la cama.

Johnny tomó la mano de Mark para levantarlo y este, buscando mimos de su novio, tiró todo su peso encima de él como si se hubiera desmayado; balbuceó un sonido parecido a un zumbido:—Mmh.

«Bless me with that gay shit» Pensó Johnny lanzando una risita.

El universitario, enternecido, lo cargó en brazos como a un koala y lo llevó a su habitación. Al llegar, lo dejó en su cama y lo cubrió con las frazadas. Mark se acomodó en posición fetal, encogido por el dolor de estómago y consternado por la punzante sensación en su cabeza.

—Voy a hacerte un té con galletitas. Vomita en el piso si quieres, después limpio yo.

Mmhteamo.— Balbuceó nuevamente, el mayor volvió a reír.

Mientras preparaba el té y buscaba las galletas de arroz, que él odia porque siente que come poliestireno, sonó el timbre de la casa. Se paralizó.

El timbre volvió a sonar, respiró profundo; abrió el cajón bajo la mesada y sacó un cuchillo.

Se encaminó a la puerta, escondiendo su arma blanca atrás de su espalda. Abrió de una sola vez.

—¡Correo!— Gritó el cartero ante el ataque inminente.— ¡Lo siento, soy nuevo, olvidé decir quién era! ¡No me mates!

—Oh, vaya, no hay problema.— Carraspeó avergonzado dejando el cuchillo en el esquinero.— Creía que eras alguien más, disculpa.

—Es increíble la frecuencia con la que pasa esto.— Sonrió.— Aquí está su producto de Wish.— Le tendió la caja y la tablet para que firmara.

—Llegó súper rápido para ser de Wish.

—Los niños chinos explotados se esfuerzaron mucho en hacerlo, amigo.— Johnny lo quedó mirando con una ceja arriba.— Es un chiste...

Gangsta [JohnMark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora