Epílogo

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▶¿Q–Quién eres?◀

Estaban sentados en un banquillo por comodidad del muchacho en muletas, de fondo, la imponente Torre Eiffel.

—¡Felices tres meses!— Johnny le tendió una bolsita verde manzana, su contenido, era un montón de poliestireno para hacer bulto, dulces y, al fondo, un collar de oro.

—¡Ay, no tenías que!— Dijo por cortesía pero, Mark ama recibir regalos, más si son de su parte.— Yo también te tengo un regalo pero está escondido en casa, sabes que, bueno...no puedo cargar tantas cosas a la vez.— Señaló con la cabeza a las dos muletas apoyadas en el respaldar.

—No hay problema, amor.— Le dio un beso en la frente, por donde surcaba una espantosa cicatriz tapada por base de maquillaje, luego besó su nariz.

—¿No te da asco besarme ahí?

—Podría besarte en las axilas después de que vienes de la universidad y ni eso me repelería.— Mark lo empujó.

—Eso sí es asqueroso.

Johnny lo atrajo de la cintura y atrapó sus labios.

—Te amo.— Susurró sobre ellos.

—Gracias.

—¿Por amarte?

—Por no rendirte, a pesar de que te olvidé. Hiciste que me enamore de ti, de nuevo.— Lo abrazó por el pecho y le besó la mandíbula.

Johnny le acarició el cabello.

—Lo haría las veces que sean necesarias.

—Yo también te amo, Johnny.

Se acurrucaron allí, en público, un rato más hasta que Johnny sintió que alguien le chistaba.

—Vuelvo en un segundo.

—No me iré a ninguna parte.

—No llegarás muy lejos de todas formas.— Bromeó recibiendo una fingida mirada de enojo por parte de su novio.

Se dio vuelta y caminó un poco hasta encontrarse con la persona encapuchada y con lentes de sol. El para nada disimulado, Doyoung Kim. ¿O era Doyoung Lee? ¿Kim–Lee? No quiso ni pensarlo.

—Tengo los papeles, le gané a la burocracia legal e ilegal, de nada. Técnicamente, nadie puede tocar a Mark Seo. Si lo hacen, mi gente los destruirá pero, no puedo decir lo mismo por ti. Aunque no creo que nadie te haga daño.

—No me importo, solo Mark, ¿Dónde firmo?— Fue seco, Doyoung le indicó dónde y le tendió una lapicera.

—¿Estás seguro?

—¿Con casarme con Mark y ponerme en peligro con tal de que él esté a salvo? No tengo quejas.

—No, idiota, sino que él...ya no es el Mark del que te enamoraste. Es una persona completamente diferente. Él está vivo por milagro y está incapacitado.

—Y lo amo.

—¿Estas seguro, John? Es mí hermano, puedo darle una vida...

—No, se queda conmigo.— Al mafioso le agarró un escalofrío.

—Dejaste todo atrás al llevártelo a Francia, quiero que lo entiendas. Él ya no puede reclamar su gang, ni hacer nada con respecto a los negocios ilícitos que realizaba nuestra familia.

—Lo entiendo.

—Bien.— Levantó los papeles con una mano y su celular con la otra, escaneando todo para tener una copia online por si algo salía mal.— Nos vemos, John.

Espero no volver a verte.

—Ojalá que no.— Le dio la espalda.

Vio a Doyoung dirigirse hacia un muchacho alto y ojeroso, que se apoyaba en un árbol. Era Jeffrey.

Volvió a reunirse con Mark, quién lo miraba confundido.

—¿Quién era él?

Johnny sonrió.

—Cosas del trabajo.— Le tendió la mano y Mark la tomó, parándose con dificultad para tomar sus muletas.

—¿A dónde vamos ahora?

—¿A dónde quieres ir?

Mark sonrió.

—Te invito a cenar.— Johnny rió.

—Vamos a un restaurante, entonces.

—¡Uh–oh! No traje la billetera...

—¡Eres un tramposo, señor Seo!— Abrazó el costado de su cadera y le dio un beso largo en la sien.

—¡Aprendí del mejor!— Se burló agarrando las muletas con su mano derecha.— Cárgame, ¿Si?

—Te mimo demasiado.— Lo cargó en su espalda.— Aún así, pagas la cena.

Gangsta [JohnMark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora